Capítulo. 134

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Girls Just Want To Have Fun.

Ya faltaba una semana, siete días para la Boda Stan-Brown y la novia no podía estar más enloquecida. Muchos de sus invitados no habían recibido sus boletos de avión para viajar a Tulum, el grupo de las damas de honor estaba incompleto, los padrinos se habían ido de viaje dos días antes de los ensayos. Pero, lo último que aconteció fue la gota que rebasó el vaso, la bomba que desató el caos.

—¡Sebastian Stan!— Gritó Amelia bajando enfurecida las escaleras de su casa, encontrándose con el rumano en bóxer y en pleno lecho de vagancia. —¡¿POR QUÉ CARAJOS NO TIENES TU TRAJE AÚN?!—

El actor dejó de ver la televisión, solo al escuchar el tono de voz elevado de la muchacha. Giró su cabeza para darse cuenta que su chica tenía las mejillas enrojecidas por la agitación. —¡Amor! ¿Estás bien?—

—Sí, genial.— Contestó con sarcasmo, caminando por la sala.

—Ok.— El ojiazul volvió a mirar su partido de baloncesto, hasta que una figura femenina se quedó de pie frente a él con las manos en la cadera.

Brown le daba pequeño taconazos al suelo de madera mostrando su estrés. —Sebastian, ¿Por qué aún no tienes el traje de la boda?—

El actor sonrió con inocencia y luego de apagar la televisión, se puso de pie. —Se me olvidó ir a la prueba, amor.— Dijo rascándose la nuca con algo de pena.

Amelía lo tomó de la camiseta negra que usaba y lo acercó a su cuerpo, su cara no era la de una persona feliz. —¿Cómo que se te olvidó?— Preguntó en un gruñido.

—Es que...— Él no pudo decir que se fue a entrenar con la Gym Mafia y se le olvidó la cita en la sastrería. —¿Sabes? Te ves muy caliente enojada.—

Amelía lo tomó por el cabello y le dió un tirón algo fuerte. —En este preciso instante, irás a ponerte unos pantalones y a esa prueba porque juro por Dios, que si pasa más de un día y tú sigues sin traje, te corto los huevos y suspendo la boda, ¿Entendiste, Sebastian Stan?—

El rumano tragó grueso y lentamente asintió con la cabeza. —Sí, sí,  señ- Digo,  amor— Decía mientras formaba una mueca de dolor por el fuerte agarre de sus cabellos pero, contento muy en el fondo por ser dominado.

Amelia lo dejó libre un tiempo después. —Más te vale.— Le gruñó al mismo tiempo que lo apuntaba con el dedo índice con una mirada amenazante.

Sebastian, con los ojos azules llenos de terror por ser castigado de una forma peor, subió rápidamente las escaleras aunque tropezándose levemente en el proceso para colocarse los pantalones e ir a la cita ya que no quería molestar más a su bonita.

La ojiverde llevó la vista a una de los espejos colgados en su pared. —Fui algo dura con él, ¿no?— Le preguntó a su reflejo como si está tuviera la capacidad para responderle, sin embargo, sorprendente su yo en el espejo asintió con la cabeza. —Bueno... Se lo merecía, ¿quién lo manda a no ir por su traje?— Le dijo al espejo encogiéndose de hombros.

Sebastian con las mismas intenciones y velocidad con que subió las escaleras, las bajó y revisaba su billetera asegurándose de no dejar nada importante. —Ya estoy listo.— Avisó.

—¡Muy bien! Ven aquí.— Lo llamó Amelia, abriéndole los brazos para que él se acercará.

El de Constanza con algo de miedo, se acercó a ella y le dió un fuerte abrazo, dónde la sintió derretirse. —Lo siento.— Se disculpó con sinceridad. —Lamento haberte estresado más el día de hoy.—

Marie suspiró en el pecho del hombre y le depositó un casto beso en el cuello. —Yo me disculpo, no debí tratarte así.— Dijo, mirando al suelo. —Todo mi cuerpo duele, las cosas no están saliendo como yo quiero y eso me hace estar muy estresada.— Explicó el porqué de su mal genio.

Behind the Scenes  •|Sebastian Stan|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora