Capítulo. 85

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A call.

—Hablemos de lo que le faltó a nuestras relaciones pasadas.— Soltó Sebastian, mientras exprimía unas naranjas para hacer un jugo. Vestido con solo un boxer negro muy apretado.

A Lía claramente esas palabras la tomaron por sorpresa, no es que le molestará ni nada. Pero desde que empezaron a cocinar se creó un cómodo silencio que el rompió con tal propuesta.

—¿Para qué o qué?— Preguntó ella caminando hacia la estufa con un tenedor en la mano para darle vuelta al pollo frito.

—Bueno... Mientras te esperaba, pensaba en mis relaciones pasadas y los errores que cometí en ellas. Entonces, quiero conversarlo contigo.— Contestó el rumano abrazándola por la cintura y besándole el hombro castamente. —No quiero fallar contigo, esa es la razón.— Susurró.

Amelía sonrió grandemente y dejó que el pollo se cocinara. —Yo tampoco quiero fallar... Así que sí, hablemos de nuestras relaciones pasadas.— Dijo, gritándose para verlo pero el se apartó sonriendo burlesco.

—Empieza tú, estoy haciendo jugo.— Habló con un tono de hombre responsable y continuó con su labor.

—El jugo no se hace con la boca, Sebastian.— Amy le pellizco el muslo, haciéndolo saltar. —Pero está bien... Lo primero que te puedo decir que no debemos hacer es manipularnos, es muy tóxico, demasiado.—

Stan asintió. —Ignoraré que me dijiste Sebastian hace rato.— Avisó, buscando la azúcar para endulzar el jugo. —Y tienes razón, la manipulación es violencia.—

—Hay que hablar sobre lo que sentimos, ¿Ok? Pero con cabeza fría y serena.— Amelía mojó su dedo con saliva para introducirlo en la azúcar y que se pegara. —Respetarnos, ser honestos y no dañar la confianza que hemos creado.—

El ojiazul asentía de acuerdo. —También tienen que haber límites. Pasaremos mucho tiempo juntos pero, también es necesario darnos de vez en cuando un espacio.— Sebastian terminó con su labor y se subió sobre la encimera para ver a la mujer cocinar.

—Por supuesto, cada uno necesita su autonomía. Es completamente válido.— Respondió Amy, sacando las piezas de pollo de la freidora.

—Hay que aprender a vivir con nuestras diferencias.— Dijo Sebb.

Brown asintió.— Pero si hay algo de la personalidad que le hace daño al otro, mejorarlo. Nadie tiene porque aguantarse malos comportamientos con la excusa de que 'sí me amas, acéptame como soy'.— Hablaba ella sirviendo la cena. —Y no siempre estaremos de acuerdo en todo.—

—Yo no estoy de acuerdo con que andes vestida y yo semidesnudo...— El rumano empezó a chasquear los dedos. —Vamos, quítese la ropa.—

Amelía rió a carcajadas, llevando los platos a la  encimera. Subiéndose en ella tambien. —Amor, no tengo daba más que esto.—

—Uh, dato interesante.— Murmuró coqueto, intentado ver más allá de lo que le permitían.

Ambos empezaron a comer tranquilos, dándose varias miradas de amor. Sebastian no perdía las oportunidades de besarla y ella de robarle en el descuido, unas papitas fritas que hicieron también.

—Te estoy viendo, pícarona.— Murmuró Stan sirviendo el jugo que hizo con sus bendecidas manos en unas copas de vino.

Behind the Scenes  •|Sebastian Stan|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora