Amelía Brown es una actriz famosa de Holliwood, una de las más cotizadas y hermosas del medio. Marvel la contactó para formar parte de sus películas, siendo la interprete de abordan Taylor/Dark Queen.
Brown a pesar de tenerlo todo, no posee muy bue...
Abrir los ojos y descubrir a Sebastian Stan durmiendo junto a ti era sin duda una gran forma de iniciar el día, al menos así era para Amelía. La actriz observaba con admiración al rumano junto a ella; sus hermosos labios eran teñidos de un leve rojo natural, con sus ojos cerrados decorados por unas largas y rizadas pestañas, además de aquel perfil griego y mandíbula marcada cubierta por una leve capa de vello. Sin duda el amor de su vida era más hermoso cada mañana, pensó ella.
En las afueras de aquel hotel alemán, una fuerte lluvia hacia estragos, por lo que las grabaciones en el aeropuerto Leipzig/Halle, planificadas para esa día fueron suspendidas. Una genial noticia para dos amantes enamorados.
Sin poder resistirse, Amelía había llevado una de sus manos al rostro de Sebastian y empezó a acariciarle la barba con mucha delicadeza. Pasó su dedo índice por la frente del hombre, bajando este por su nariz, terminando en esos labios que tanto amaba besar y que con mucho gusto, decidió unir con los suyos al inclinarse un poco.
Sebastian despertó unos intentes atrás, pero se quedó con los ojos cerrados al sentir aquellas caricias de su amada y cuando está decidió besarlo, aprovechó aquella oportunidad para profundizar la danza de sus labios al enredar sus dedos en el cabello de la chica. Ambos seguían desnudos bajo las sábanas.
—Buenos días, bonita.— Murmuró el ojiazul con voz ronca, aún con sus labios pegados a los ajenos.
Amy sonrió al escucharlo y le dejó un pequeño beso, antes de volverse acostar al lado de él, apoyando su codo en el colchón y su cabeza en su mano. —Buenos días, Tian.—
Sebastian cambió su posición para quedar frente a frente hacia la castaña y se acercó a ella para abrazarla. —Hace frío.— Susurró él, escondiéndo su rostro en el cuello de ella luego.
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La actriz sonrió y llevó su mano libre al cabello ondulado del rumano para acariciarlo. —Suspendieron la pauta de hoy, así que estamos libres un día más.— Le notificó ella.
Stan sonrió, aún estando escondido. —Si deja de llover, ¿podríamos salir a pasear?— Preguntó él.
Amelía asintió lentamente. —Scarlett me habló sobre un lugar al que Brühl los llevó, podríamos ir.— Comentaba ella, bajando sus caricias a la espalda hancha del hombre repleta de bellos lunares.
—Daniel está loco.— Murmuró divertido Sebastian, al recordar los chistes del español.
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