Capítulo. 100

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Semana sangrienta. Parte 2

—Entonces... ¿Pensaste que no me venía la regla porque nunca me viste o escuchaste quejándome?— Preguntó Lía, sumergida tadavía en el baño de burbujas relajante que su novio le preparó con anterioridad.

Sebastian arrugó la nariz  con una sonrisa, antes de hablar. —Pues sí, amor. Usualmente te quejas por muchas cosas.— Contestó él, pasando sus dedos por el cabello de la chica.

Amelía tomó agua entre sus palmas y se la tió al ojiazul mojandolo un poco. —Eres un tonto, yo no me quejo tanto.— Bufó algo molesta por la difamación no tan falsa. —Que diga con frecuencia lo que no me gusta, no es quejarse.—

Stan rió, secándose las gotas de agua que cayeron en su rostro con la manga del suéter que usaba y le besó la mejilla a la mujer. —Eso es lo que significa quejarse, bonita.—

—Hace rato me quería casar contigo, ya no.— Dijo Lía, cruzándose de brazos. Haciendo un nuevo berrinche.

Sebastian se inclinó un poco para posar sus labios en el cuello de Lía y darle varios besos húmedos, hasta llegar a su oreja y susurrar: —Sé que con unos besos cambiarás de opinión.—

Amelía se estremeció un poco, sus hormonas sexuales se activaron con rapidez y soltó un gemido fuerte sin querer, cuando le mordieron el hombro. Carraspeo un poco antes de hablar. —Me sigues besando así y te violaré.—

—No sería violación.— Contestó el rumano mordiéndole esta vez la mejilla y separándose bastante del cuerpo que tentaba al suyo. —Pero no follaremos hoy, ya te dije.—

Brown se removió con fuerza dentro de la tina, haciendo que el agua salpicara cada rincón del baño.. —¿Pero por qué no puedes meter tu pene en mí? Nada te cuesta.—

Sebastian negó, caminando por el baño en busca de una toalla para envolver el cuerpo de la chica. —Mi pene amaría estar dentro de tí, pero... Ok, no tengo un pero esta vez.—

Amelía se puso de pie dentro de la tina, sin duda, una imagen que Sebastian nunca había necesitado ver hasta ese momento y con ninguna intención, se calentó. El ojiazul se quedó paralizado, con la toalla blanca fuertemente sujeta. Lía, ya con frío, salió del agua y caminó hacia su novio para arrebatarle la toalla, notando que este tenía un gran bulto erecto escondido en el pantalón de pijama que usaba.

—¿Me vas a dar la toalla?— Preguntó ella con diversión, sacándolo de sus pensamientos.

Sebastian batió con fuerza su cabeza. —Si, claro.— Él mismo la envolvió en la toalla y depósito un corto beso en su frente. —Iré a buscarte el té.—

—Mejor un chocolate caliente, Tian— Amelía lo observó de arriba a bajo con sus bellos y peligrosos ojos verdes. Sebastian le estaba haciendo la tarea tan sencilla, que solo podía sonreír de la emoción.

—Sí, está bien. Ya lo hago.— Contestó Stan, antes de salir casi corriendo del baño y regañarse en voz alta. —Ella te pone como un adolescente hormonal, Sebastian. ¿Para qué la retas si sabes que siempre va a ganar?— Mientras se deshacia del suéter, bajaba las escaleras y caminaba hacia la cocina.

Por otro lado, Amelía estaba colocándose las pantis más cómodas de su colección con una toalla protectora para evitar accidentes. Llena de flojera, se dirigió al closet de Sebb y tomó de ahí el jersey azul que él siempre se colocaba, después de eso, se lanzó en la cama boca a bajo, los cólicos volvieron a pesar de los mimos del rumano.

Behind the Scenes  •|Sebastian Stan|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora