Capítulo. 86

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Al diablo tus vecinos.

—No llamaré a nadie. Mis hermanos no me dejarían de molestar si se dan cuenta de lo que pasa realmente, deja tus locuras. — Dijo Amelía. Acto seguido empujó al rumano sobre el colchón y se sentó sobre su abdomen. —Ya estuviste mucho tiempo al mando.—

Sebastian soltó una pequeña risa ronca y llevó sus brazos hacia atrás para poder apoyar su cabeza, dejando su cuerpo a merced de la ojiverde.

—¿Qué te puedo decir? Me gusta darte duro y que solo puedas gemir por las sensaciones que te provoco.— Contestó él, con el corazón latiendo a mil emocionado.

Brown negó con su cabeza y se despojó del jersey, lanzándolo por ahí. Sus pechos quedaron al descubierto y los amasó un poco, tirando de sus pezones sin quitarle la vista a Stan.

—Ahora vamos a jugar a mi manera... Sebastian.— Murmuró deslizándose hacia abajo y rozando su intimidad con el miembro viril del hombre, que gimió de fastidio por el poco contacto entre ambos.

El rumano dejó de apoyar su cabeza en sus manos, porque con ellas tuvo la intención de tocar a Lía para repetir el roce anterior pero, no lo dejaron.

—Quédate tranquilo o te amarro, y sabes bien que cumplo.— Amenazó la actriz, inclinándose para empezar a besar todo el cuerpo marcado de su novio.

Sebastian mono pudo evitar morder sus labios al ver y sentir como con besos húmedos hacían un camino sobre su piel. Su erección, ya empezaba a dolerle pero, aguantaría porque sabía que la recompensa por portarse bien sería maravillosa,

—La pubertad te golpeó demasiado bien, Sexy-Sebas.— Murmuró Amelía, lamiendo la perfecta v marcada del hombre y succionándole la piel para hacer una marca roja, que con el pasar de los minutos se haría más oscura. —Eres mío, ¿ok?—

Stan asintió frenético, apoyándose en sus codos para verla mejor. Ella era una diosa, todos los sabían con tan solo verla caminar o sonreír pero él, conocía su lado más oscuro y por eso la amaba tanto.

Amelía pasó su dedo índice por toda la extensión del pene de Sebastian, haciéndolo estremecer con sus dedos fríos. Cuando llegó a la punta una gota de líquido preseminal salió, haciéndola sonreír como el Gato Cheshire.

La chica silbó, cconectando su mirada con la del hombre a su merced. —Mírame siempre o me detendré.—

Sebastian inconscientemente se aferró a las sábanas con fuerza, tanta que sus nudillos ya estaban blancos. Cuando Amelía le dió una ligera succión en el glande, su cordura de fue al carajo y gimió como nunca.

Amy quedó gratamente sorprendida, porque el hombre casi gritó y con mucho gusto continuó con su trabajo. Mientras su boca estimulaba la punta, su mano tomaba el resto.

La pareja nunca dejó de mirarse a los ojos, no solo transmitiéndose el deseo y la lujuria, sino también el cariño que sienten por el otro. Estaban haciendo el amor.

—¡Carajo, bonita!— Exclamó en un gruñido y peinando con una de sus manos su cabello, viéndose muy sexy a la vez.

Amelía sonríe e invirtió los movimientos de estimulación, con su mano acariciaba la punta y con sus labios besaba más abajo, hasta llegar a los testículos y darles placer con mucho cariño.

Las ventajas de haber realizado un posgrado en sexología era saber los puntos claves para provocar mucho placer.

Sebastian ahogó un fuerte gemido y su piel se erizó, la lentitud lo estaba matando pero, sin previó aviso Brown aceleró todo. Casi que pro completo introdujo la polla de Stan en su boca y empezó a comérsela como debía, causándose algunas arcadas pero disfrutando sin duda. Cuando sintió que el hombre estaba por llegar y notó que este había serrado los ojos, se separó, dejando un hilo de saliva mezclado con presemen entre su labio inferior y el glande de él.

Behind the Scenes  •|Sebastian Stan|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora