Capítulo 8

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FRAN

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FRAN

No sé qué hora es cuando llego al apartamento, he hecho horas extras por pedido del gerente y no había manera en que rechazara esa entrada extra de dinero. En la fraternidad no tenía ningún gasto, todo estaba cubierto, excepto las salidas nocturnas con amigas; no obstante, sé que ahora es distinto. No espero que Noah me mantenga y ya que mi sueldo está destinado a mantener un cierto nivel de vida con muchas compras de por medio, necesito tantas horas extras como me sean posible para ayudar con los gastos.

El edificio está silencioso y el departamento no es la excepción, aunque sí hay algo inusual en la sala. Mi «esposo» está durmiendo en el sillón en una posición extraña que se ve dolorosa y con la computadora entre las piernas. Sus labios carnosos están entreabiertos y un leve ronquido escapa de ellos. No hay rastros de Tony y todo está ordenado.

Me acerco al muchacho desmayado en el sofá y muevo su brazo para traerlo al mundo de los vivos. No es sencillo, está profundamente dormido y tengo que sacudirlo con fuerza para que deje de roncar y pegue un pequeño salto al salir de su sueño.

—Noah.

—¿Qué pasó? —pregunta adormilado, incorporándose para quedar sentado—. ¿Está todo en orden? ¿Qué hora es?

—¿Por qué estás durmiendo en la sala?

—Te estaba esperando.

—¿A mí?

—Sí, no sabía si ibas a necesitar que fuera por ti al trabajo. —Restriega su ojo con el dorso de la mano y ahoga un bostezo—. ¿Qué hora es?

—No necesito que vayas por mí, aunque agradezco el gesto.

Y no miento, escuchar sus palabras me ha producido una sensación cálida en el cuerpo. Estoy enternecida, el muchacho gigante frente a mí puede resultar tan dulce como un algodón de azúcar.

—¿En qué has vuelto? ¿Qué hora es?

—No sé qué hora es, tarde. Y volví caminando.

—¿Desde el centro? —Escucho la sorpresa en su voz—. ¿Por qué harías eso?

De una boda y otras mentirasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt