Noah y Fran no se conocen. No tienen los mismos pasatiempos ni los mismos amigos y, mucho menos, las mismas aspiraciones. Pero hay algo que sí tienen en común: ambos asisten a la Universidad Phoenix.
Y en un viaje no planeado a Las Vegas, tendrán al...
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NOAH
La parte positiva de ser una persona solitaria y reservada que tiene pocos amigos y se relaciona casi nada con otras personas es que puedes esconder tu malhumor y a nadie le va a importar. Ofender a mi mejor amigo es casi imposible, no hay nada que pueda afectar a Tony, pero ahora ya no soy la misma persona que hace un mes y, por ende, ya no estoy tan solo.
No pretendía ofender a Fran y mucho menos gritarle, tan solo me tomó con la guardia baja en un día delicado y actué preso del impulso. Sé que debo disculparme, no podría vivir conmigo si no lo hiciera y puede que haya utilizado por primera vez mi tarjeta de crédito para dar un paso en la dirección correcta.
Abro la puerta del departamento con mi mano libre y busco con la mirada a mi esposa nada más entrar, no me es difícil encontrarla y la observo tensarse cuando me nota. Pone en pausa la película que está viendo y por un momento nos quedamos en silencio, observándonos a través de la habitación.
—Hola, Fran —saludo con la mayor naturalidad posible—. ¿No harás nada hoy? Creo que hay una fiesta diurna en la fraternidad de Tony.
—No estoy de humor.
Baja la barbilla y sus bonitos ojos miran sus manos entrelazadas. Parece una niña dolida y yo he sido el idiota que ha tenido la mala suerte de cometer esa atrocidad. Me acerco a ella sin dudarlo y me siento a su lado en el sillón, deposito la funda que he cargado desde el centro comercial en el cojín entre los dos.
—¿Qué es eso? —pregunta con curiosidad.
—Un traje.
—¿Para qué?
Le dedico una sonrisa y ella me mira con desconfianza.
—Para la cena anual Kappa del sábado por la noche. Te hice una promesa, acompañarte a todas esas actividades raras y cumpliré con mi palabra.
—No es necesario, Noah. —Juega con sus dedos y traga en seco—. Entiendo que no sean de tu agrado, a veces no son del mío.
