De una boda y otras mentiras

Capítulo 28

NOAH

No sé qué hora es, el sol cayó hace tanto que no recuerdo ni qué cenamos. La conversación con Fran se ha alargado más de lo pensado y creo que la medianoche pasó hace bastante. Ni siquiera estamos hablando de algo importante, tan solo compartimos anécdotas y nos reímos hasta las lágrimas. Y estamos en la misma cama.

—Probé con béisbol y también con fútbol americano, me llevó una hora de cada uno darme cuenta que el deporte no es lo mío.

—Tu condición física dice lo contrario.

—Genética —digo sin más—. En béisbol golpeé a un niño con el bate, el entrenador le dijo a mi madre que mi torpeza era peligrosa y que buscara otra actividad. En fútbol americano, la pelota me dejó un ojo morado por doce días. Mi padre nunca dejó de culparse por llevarme y Tony siempre se rió por haberme dado en el ojo.

—¿Tony te golpeó? —suelta con sorpresa, aguantando la risa.

—Su intención fue buena, quería hacerme participar del juego.

—¿Y qué me dices de los deportes en solitario?

—Bueno, he ido algunas veces al gimnasio, pero me aburro. Prefiero quedarme en casa leyendo algún manga.

—Mi esposo, el friki.

Le clavo con delicadeza mi dedo en la cintura y una carcajada escapa de sus labios rosados. Descubrí pocos minutos atrás que tiene muchas cosquillas en esa zona y no he dejado de vengarme de sus palabras groseras desde entonces.

—Para ya, me haré pis.

—Y dormirás en el piso.

—Oh, vamos, Noah. Te encanta compartir cama conmigo.

—«Encantar» no es la palabra que yo usaría.

—Lo adoras, es tu sueño hecho realidad.

—Te tienes mucha fe, ¿eh?

—Bueno, no solo soy buena en el sexo. Tengo muchas otras habilidades.

—¿Sí? —pregunto burlón—. Dime una.