Capítulo 49

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FRAN

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FRAN

Es extraño ver un lugar que conoces, que tienes memorizado y al que has llamado tu hogar, sin nada que te recuerde lo que solía ser. La sala está vacía, desnuda, ya no queda ningún objeto que antes estuviera allí. El sillón se ha ido, la televisión también, incluso las pocas plantas que conseguí poner en el tiempo en el que viví aquí.

Quedan unas cuantas cajas por sacar, hemos traído a la caballería pesada y en pocas horas nuestro departamento pasó a ser el de alguien más. Las pertenencias de Noah y las mías que traje hasta aquí ahora se encuentran en un camión de mudanza que partirá hacia Nueva Jersey cuando terminemos. Una parte de mí quiere aferrarse con fuerza a este lugar, a los recuerdos y anécdotas que vivimos entre estas cuatro paredes. Nuestra primera vez, nuestra segunda vez y todas las veces que le siguieron. Las charlas sinceras, las risas, las peleas de Tony y Milan, y también las que tuve con Noah.

—¿Qué les parece si almorzamos pizza una vez más aquí? —propone Tony que luce tan triste como yo con la situación—. Por los viejos tiempos.

—¿Comeremos en el piso?

—No te pasará nada, Maléfica. Podemos ponerte unas servilletas de papel para que uses de asiento.

—Por mí está bien —contesta Noah y se encoge de hombros como si no le importara, aunque en el brillo de su mirada noto la nostalgia—. Llamaré al delivery.

—No creo que los abuelos de Noah quieran comer en el suelo.

—Pueden usar los taburetes de la barra —suelta Tony—. Esos venían con el apartamento

—Entonces hagámoslo —accedo.

—Pero terminemos de sacar las cajas primero, es mejor que el camión empiece el viaje o nos cobrarán horas extras.

Asiento de acuerdo con mi esposo y de esa manera nos ponemos manos a la obra de nuevo. Los verdaderos adultos, nuestras madres y sus abuelos, están abajo dándole instrucciones a la gente de la mudanza sobre cómo llegar a la casa de lo Pine. Allá irán a parar nuestras pertenencias hasta que terminemos de decidir qué hacer. El plan inicial es estar cerca de la posada para que pueda estar atenta a la renovación, al menos las primeras dos semanas porque luego acompañaré a Noah a Alemania. No sé cuánto tiempo estaré allí con él, pero ambos sabemos que no será mucho porque tengo mucho trabajo en nuestro país.

De una boda y otras mentirasМесто, где живут истории. Откройте их для себя