Capítulo 43

69.9K 6.4K 1.4K
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

NOAH

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

NOAH

Los exámenes finales son una tortura, mucho más cuando son los últimos antes de la graduación y una nota puede enviar al demonio mis planes. No soy alguien que suele estresarse con las evaluaciones, pero esta vez es diferente porque de ellas depende mi maestría. Ya he perdido la cuenta de los grupos de estudios en los que he participado y ha sido todo un logro para mí porque no me suele agradar las personas y mucho menos estudiar con ellas.

La peor parte, sin dudas, ha sido la locura de ir y venir, dormir poco y morderme las uñas hasta que comenzaron a dolerme. Y en medio de la crisis estudiantil habitual, he perdido la posibilidad de pasar tiempo con Fran y poder ser sincero con ella. Si mi vida es un desastre sin control, la suya lo es aún más con el trabajo ocupando sus tardes.

Este sábado, contrario a lo que debería haber hecho, decidí salir con Tony para disfrutar de una fría cerveza y de los pocos fines de semana que nos quedan viviendo en la misma ciudad. Como no podía ser de otra manera, mi mejor amigo me torturó con el viaje a Alemania y la relación complicada con mi esposa. Ahora, por su culpa, me duele la cabeza y solo quiero dormir.

Me sorprende escuchar ruido saliendo del departamento mientras avanzo por el pasillo y abro con duda la puerta para encontrarme con Fran en el sillón, absorta en una película y vistiendo nada más y nada menos que una de mis camisetas y su ropa interior negra. La imagen es tan tranquila y, sobre todo, tan conocida que no puedo evitar echarme a reír.

Puede que esté un poco ebrio y que haya sido una buena idea viajar en Uber.

—¿Por qué te ríes? —quiere saber mi esposa desde el sillón, deteniendo la película—. ¿Estás ebrio?

—Acabo de tener un déjà vu.

—¿Y estás ebrio?

—Un poquito.

Su sonrisa ilumina la sala en penumbras y la observo ponerse de pie para caminar hacia mí. No me doy cuenta hasta muy tarde que está quitándome la chaqueta y colocándola sobre el perchero. No tarda en volver hacia mí y sostiene mi barbilla con su pequeña mano para obligarme a mirarla.

De una boda y otras mentirasWhere stories live. Discover now