Noah y Fran no se conocen. No tienen los mismos pasatiempos ni los mismos amigos y, mucho menos, las mismas aspiraciones. Pero hay algo que sí tienen en común: ambos asisten a la Universidad Phoenix.
Y en un viaje no planeado a Las Vegas, tendrán al...
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NOAH
Salgo de la habitación con el regalo que Tony me ha dado en la mano y una bolsa de Doritos bajo el brazo con la intención de pasar algo de tiempo con Fran. Me he prometido a mí mismo ser más abierto con ella, no dejar que mi timidez se interponga en nuestro matrimonio falso. Lo primero que se me ha ocurrido para lograrlo es tratarla como una amiga y quizás, en algún momento, sienta el diez por ciento de seguridad que experimento al estar con Tony.
Me quedo en el marco de la puerta y apoyo mi hombro contra la pared para observarla en silencio. Se encuentra mirando una película en el sillón y parece muy absorta en la relación de Christian Grey y Anastasia Steel porque no nota que estoy a pocos pasos de ella. Hoy y mañana tendrá días libres en el trabajo y, en consecuencia, ha decidido utilizar su primera noche para mirar películas malas.
—¿Esta clase de porno sí está socialmente aceptada?
Da un respingo al escucharme y pausa la película para luego girar hacia mí. Su cabello recogido en un moño desarreglado, sus bonitos ojos mostrando sorpresa y el rubor de sus mejillas la hacen ver adorable.
—No es porno.
—¿Segura?
—Bueno, eso dicen. Voy por la primera.
—¿Nunca las has visto? —pregunto con sorpresa.
—No, ¿tú sí?
Asiento como respuesta.
—¿Con quién? ¿Con Tony?
—No.
—Eso sería raro, ¿no?
Vuelvo a mover mi cabeza para darle una respuesta afirmativa y le sonrío para hacerle saber que no la estoy juzgando. Decido terminar de acercarme a ella y Fran no parece intimidada ni molesta por eso, al contrario, se acomoda para hacerme lugar a su lado.
Me sorprende notar que solo viste una camiseta larga y no lleva pantalones; sin embargo, elijo no decir nada. Que se sienta cómoda en el departamento es un buen paso, no me cree un depravado sexual y eso significa confianza.
