Capítulo 9

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NOAH

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NOAH

Fran evita mirarme, sus ojos están clavados en la ventana de la camioneta y se encuentra tan tensa que quiero dejar el tema pasar. Sé que no tengo derecho a exigirle información, respeto su privacidad, tan solo quiero saber si está en peligro. ¿Es eso tan malo?

Comprendo que somos desconocidos, que no sabíamos de la exigencia del otro unos pocos días atrás y que abrirse con alguien no siempre es sencillo. Si ella me exigiera saber sobre mi padre o mi ex novia, tampoco sería fácil para mí hablar.

Al demonio, no le haré pasar por eso.

—Mira, Fran. No es necesario si...

—Soy recepcionista de un hotel, no mentí en eso —me interrumpe y por primera vez desde que nos subimos al vehículo, me mira. Sus bonitos ojos transmiten incomodidad y algo más, algo que no me es posible identificar—. Solo que no trabajo en la parte de las habitaciones.

—¿A qué te refieres? ¿Eres mucama?

—El hotel Zafiro no obtiene sus ganancias únicamente de los turistas, también de los locales. Tienen un club nocturno y yo trabajo ahí.

—¿Una discoteca?

Niega con la cabeza y no sé si detener la marcha para prestarle mi completa atención o seguir conduciendo para que no se sienta cohibida. No quiero presionarla.

—Un club nudista.

—¿Cómo? —suelto con absoluta sorpresa.

—Soy recepcionista de un club nudista, por eso trabajo de noche. Atiendo a los clientes cuando llegan, los llevo a sus mesas y me aseguro que una camarera los atienda. Tomo reservas, mantengo la discreción y recibo buenas propinas. Conozco a todos y a nadie a la vez, te sorprendería la cantidad de personas que finjo no reconocer.

Toda mi determinación por seguir conduciendo se esfuma y piso el freno con fuerza. La pick up se balancea hacia adelante y Fran se agarra a la guantera como si temiera romperse la nariz.

—¿Por qué hiciste eso? ¡Podrías ocasionar un accidente!

—Trabajas en un club nudista. —Es lo único que puedo decir, estoy muy asombrado—. ¿No te sientes...?

De una boda y otras mentirasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant