Capítulo 25

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FRAN

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FRAN

«La familia de Noah no asesina niños por diversión ni se come sus vísceras» me repito sin cesar como si tuviera algún sentido. Mis pasos son lo único que se escucha por la vivienda y temo haberme quedado dormida y, por consiguiente, haberme saltado el desayuno. ¿Qué dirían ellos de mí si me perdiera la primera comida del día? Seguro que soy una perezosa y mala influencia.

Suspiro al pie de la escalera, mis pensamientos no tienen fundamentos. Anoche la cena fue genial y he dormido de maravilla, todos han sido amables conmigo y es probable que sea la primera en levantarme porque es tan temprano que ni los pájaros cantan. Pero no puedo dormir más, ya descansé lo suficiente y, además, charlé con mamá antes de que se fuera al trabajo y me he despertado por completo.

La cocina está desierta cuando entro y compruebo que mis sospechas son ciertas; las sospechas buenas y no las descabelladas como que tienen partes de niños muertos en el refrigerador. ¿Debería hacerles el desayuno? Yo tengo hambre y sería desconsiderado solo comerme su comida y luego irme.

Abro la heladera y miro qué clase de comestibles tienen allí guardados. No me sorprende encontrar mucha fruta, jamón serrano y quesos caros. Me da más hambre de solo verlos y decido darme el lujo de usarlos para preparar algo rico. Llevo todo a la isla y comienzo a separar la comida para organizarme.

—Fran, ¿qué estás haciendo aquí?

Suelto un grito de sorpresa al escuchar mi nombre y volteo con rapidez hacia la entrada. La abuela de Noah me observa desde allí, está vestida para empezar el día y me sonríe con tranquilidad.

—Buenos días, Helen. Pensaba preparar el desayuno.

—Oh, eso es muy lindo. ¿Me permites ayudarte?

—Claro, es su casa.

No duda en acercarse a mí y ver los ingredientes sobre la mesa.

—¿Qué tienes pensado hacer?

—¿Huevos?

—Huevos serán.

Me da un golpecito tierno en el brazo y comienza a buscar los utensilios para cocinar. No decimos mucho mientras batimos huevos, cortamos fruta y preparamos tostadas. Es un silencio cómodo y aun así no puedo evitar mirarla cada pocos minutos buscando aprobación.

De una boda y otras mentirasWhere stories live. Discover now