Capítulo 36

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NOAH

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NOAH

La situación es terriblemente extraña. Mi ex novia, a quien no planeaba volver a ver en el corto plazo, y mi esposa, quien me encanta, están en la misma mesa que yo en una cafetería cercana a la universidad mientras comemos deliciosas hamburguesas llenas de queso. Y a pesar de sentirse raro, también se siente genial.

Fran y Micaela se llevan bien, se entienden y se ríen de las cosas que dice la otra. Se interrogan mutuamente sobre sus vidas, sus gustos y sus sueños con una curiosidad casi infantil. No me prestan mucha atención y eso es mejor para mí porque puedo comer mi almuerzo sin que se me enfríe.

—Entonces estudias literatura como Tony —comenta Fran con interés—, pero tú no quieres ser profesora.

—Quiero ser editora y quizás, algún día, abrir mi propia editorial.

—¿Una editorial dedicada a la poesía?

—Mayormente, pero las novelas también me encantan. —Se encoge de hombros—. No todos logran comprender la poesía y por mucho tiempo yo tampoco lo hice. Es un arte abstracto, casi sin sentido y neurótico, pero así también es la vida, ¿no? Un sube y baja de emociones y vivencias que no tienen sentido a menos que te enredes en sus palabras.

—¿Ustedes de verdad eran pareja? —Fran nos señala y veo la diversión en sus ojos—. Son tan distintos.

—Es que tú y yo somos iguales, Fran —respondo con ironía.

—Noah era alguien de pocas palabras que sabía escuchar y yo soy era alguien con poco para decir y mucho para hablar. Llenábamos los silencios.

—Es impresionante lo mucho que este hombre puede pasar en silencio, ¿no crees? Siento que debería llamar a los jueces de los premios Guinness para que nos paguen.

—Dejen de hablar de mí como si yo no estuviera.

—Es callado hasta que tiene que hablar de Marvel —continúa Fran, ignorándome.

—O cuando está teniendo una mala noche y habla entre sueños.

—¡Já! Y tú decías que alucinaba, Noah.

De una boda y otras mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora