Capítulo 48

68.1K 6.3K 1.9K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NOAH

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NOAH

No sé quién fue el idiota que pensó que realizar una graduación al inicio del verano con pesadas togas y birretes era una buena idea, pero lo detesto y no lo conozco. Estoy asfixiándome con la absurda capa verde y quiero hacerla un bollo y dejarla en el olvido. No me agrada el calor y me estoy cocinando como un pollo en este momento.

Hoy es la graduación y me siento aliviado y atemorizado en partes iguales. Triste más que nada porque significa que el tiempo compartido con Tony se termina, ahora viene el mundo real y he escuchado que es una mierda. Iré a Alemania, mi mejor amigo volverá a Nueva Jersey y con suerte podremos vernos algunas veces al año. Está claro, me siento triste.

Luego viene Fran, con su loca personalidad y en definitiva saber que irá a Europa conmigo por algunas semanas me sirve de consuelo. Tiene que volver a Estados Unidos después porque se ha comprometido con mi abuelo y la posada, y no hay persona más testaruda que ella.

Supongo que crecer es genial, pero no lo veo así en este momento. La graduación supone muchas despedidas, el cierre de etapas y la creación de distancias que no quiero sentir. Sin embargo, me siento orgulloso de haber llegado hasta aquí y este día, con el horrible calor y todo, va dedicado a mi padre donde sea que esté.

Psss... psss...

Frunzo el ceño al escuchar el extraño sonido y dirijo mi atención hacia la puerta. Sonrío al notar a mi esposa allí vestida con su toga y llamándome con la mano para que salga. No dudo en hacerlo, prefiero estar con ella en el pasillo que amargándome en el mar de muchachos retirando su ropa para la ceremonia.

—¿Qué sucede, Fran?

—Nada, solo quería verte. —Sonríe—. Te ves como todo un ñoño, ¿sabes?

—Gracias, siempre me ayudas con mi autoestima.

—Un ñoño sexy, me siento un poco caliente ahora mismo.

—Nos levantamos bromistas.

Su risa es como una caricia a mis oídos y la recibo con gusto cuando se acerca para abrazarme. Reposo mi barbilla sobre su cabeza y respiro el olor a frutos que se desprende de su cabello.

De una boda y otras mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora