Descubriendo Límites

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Al llegar a la oficina, Pyrrha ve al profesor Ozpin, que está sentado detrás de su escritorio. Él le ofreció que se acerque, algo que ella acepta. Al hacerlo, sintió de nuevo ese sentimiento, miró de reojo lo que estaba cerca de las manos del hombre y... no lo pudo ver bien, dada la iluminación. Los últimos rayos del crepúsculo entraban por las ventanas decoradas con relojes.

-Bueno, no es de extrañar que te hayan elegido para pasar a la ronda final del torneo. Tu actuación fue ejemplar. – Ozpin optó por iniciar la conversación, a lo que Pyrrha, logrando separar su mirada del objeto.

-Gracias, profesor Ozpin, pero nunca hubiera llegado tan lejos sin mis compañeros de equipo. - ella lo dijo con humildad, ya que eso es lo que cree.

-Personalmente, creo que es al revés. – Qrow dijo eso desde su lugar apoyado en una columna en la parte trasera de la habitación, con los brazos cruzados.

Pyrrha lo miró, estuvo a punto de preguntar quien era, además de que le molesto mucho el comentario, pero...

-No sabes nada del trabajo de equipo o creer en los que están a tu lado. No deberías hablar.

Pyrrha dio un salto en su lugar... Eso... eso fue...

-¿Ocurre algo?

-No... No... - Pyrrha negó con la cabeza a la pregunta del director, devolvió su mirada a... - Lo siento, pero no creo que nos hayan presentado.

-Soy Qrow. – Se sentía la hostilidad en sus palabras.

-Qrow es un colega mío de confianza. – Ozpin le dijo lo que pasaba, pero...

-Claro. Si él es de confianza, entonces yo tengo cuerpo. – Pyrrha desvió la mirada al objeto y... - Si me oyes, no digas nada. Deja que crean que solo los oyes a ellos.

Pyrrha no sabía porque, pero... confiaba en la voz. Como si fuera el recuerdo de algo lejano. Era una sensación muy rara.

-Profesor, si no le importa que le pregunte, ¿por qué me ha llamado aquí? – Actuó como si nada, ya que... por algo la llamaron.

-Por supuesto. – Ozpin le siguió sonriendo. - Por favor tomó asiento. - cuando ella lo hizo, él se llevó los dedos a los labios, echándose hacia atrás con indiferencia. - ¿Cuál es tu cuento de hadas favorito?

-¿Perdón, que...? – ella no entendió la pregunta.

-Cuentos de hadas, historias de tu infancia. Seguramente debes recordar algunos de ellos. – Lo hacía, pero...

-Dile. Sigue el juego. Hace rato que también deseo saber de que hablan, puede que esto nos ayude. – De nuevo la voz, pero... es verdad. Una pregunta, es una pregunta. Sonrió con nostalgia y...

-Bueno, está La historia de los dos hermanos, El mar poco profundo, La chica de la torre ... – en eso, Ozpin se inclinó hacia adelante.

-¿Qué pasa con La Historia de las estaciones? – ahí se sintió algo... de interés.

-¡Pues claro! – Pyrrha hizo memoria y empezó el relato, tal como lo recuerda. - Un anciano insensible, que se niega a salir de su casa, recibe la visita de cuatro hermanas viajeras. La primera comprende su carácter recluso y lo insta a utilizar su tiempo en soledad para reflexionar y meditar. La segunda le trae frutas y flores, cuidando sus cultivos y revitalizando su jardín. La tercera calienta el corazón del hombre, convenciéndolo de salir y abrazar el mundo que lo rodea. Y la cuarta y última hermana le ruega que mire todo lo que tiene y esté agradecida. A cambio de su amabilidad, el hombre otorgó a las doncellas poderes increíbles para que puedan continuar ayudando a otros en todo el mundo. Aceptan gentilmente y prometen compartir sus dones con la gente de Remnant hasta el final de los días. Invierno, primavera, verano y otoño; las cuatro doncellas. A mi madre le encanta esa historia.

RWBY: ZX LegacyWhere stories live. Discover now