Capítulo 3: el destino está sellado

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Época actual:

    En el momento del secuestro, admito no tomarle realmente la importancia que debía. Solo pensaba en que  no importaría ser una esclava ya que al cabo de unas semanas regresaría.

No olvidaré jamás mi quinceabo cumpleaños en ese maldito barco que me llevó  a una  floreciente y hermosa primavera.

No olvidaré con el deseo y la esperanza que aquella vez, cerré los ojos.

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Pestañe, durante unos segundos dejé mis ojos cerrados, estos dolían y ardían por la fuerza en que los cerraba. Los mantuve así hasta que sentí la sensación de chocar con algo o mejor dicho alguien.

¡una persona!, ¡Civilizacion!

No es que pensara que los demás eran cavernícolas o algo así. Bueno...a quien engaño, pa que digo que no si si.

Y ahora lentamente abriré mis ojos y veré a una persona normal.

Siglo XXI ¡ven a mi!

Estoy a medio abrir los ojos.

¡Aaaaaa Que emoción!. Una sonrisa se dibuja en mis labios.

Esta bien, esta bien, Loreley cálmate a las 3 abres los ojos.

Uno...
Do...

_¡QUE ESTAS HACIENDO! ¡ACASO PIENSAS QUE TE CARGARE TODO EL PUTO DIA! ¡Levántate mujer!-abro los ojos como sapo y me encuentro con los ojos del caverní...bárbaro.

O joder la puta madre estaba en sus brazos.

¡En sus brazos!

¿¡Se atrevió a tocarme con sus sucias manos!?.

-¿¡Que haces!? Quita tus sucias manos de mi.-baje de sus brazos que me sujetaban, a la velocidad de un rayo.

-pensé haberte dicho lo bonita que te veías calladita...

O por dios...¿¡ahora me iba a mandar!? ¿Quien se cree este puto?

-¡Que te den!- uhhhh casi y no sentí su puño en mi estómago. - no me pegas en la cara para no arruinar tu mercancía, ¿verdad hijo de puta?

- Mira niña, si no quieres que me arrepienta de venderte, cállate o...

-¿ o si no qué? ¿Que me harás?-indage, firme, sin dar a conocer el miedo que sentía- Uy que miedo- exprese con una voz y una sonrisa burlona.

-siquiera podrás imaginarte lo que te haré. -su voz era cruel, hablaba sin titubear- si sigues no te vendere, serás mi esclava personal. Tu, yo, mi cama, la cocina, donde yo quiera, serás mía. Te abrirás de piernas cuando y donde yo desee, te quitaré más que solo tu libertad.-  esta vez, susurro cerca de mi oído, con una voz tosca y algo excitado.

Vaya, quien diría que este viejito cuarentón era todo un pedófilo, ¡joder que podría ser la hija!.

    Me asustaba que cumpliera su amenaza, así que solo me dirijo hacia María y me paró a su lado.

Mientras caminamos detrás de los bárbaros que nos guían, yo voy sumida en mis pensamientos. No entendía porque no había funcionado, ¿porque aún estaba en esta época?, ¿cuanto tiempo tendría que estar aquí?, ¿volvería a ver a los míos?.

Mire a mi alrededor, los hombres nos observaban con lujuria. No entendía el porqué, la verdad estábamos hechas bosta. La mugre de unos 5 meses, formaba una costra de barro en nuestras pieles y nuestro pelo estaba tan descuidado, que no me sorprendería que se confundiese con un nido de pájaros. Sin olvidar lo tan deshidratadas y hambrientas que estábamos.

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