Capitulo 45: Planes al descubierto.

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Derya y yo nos escabullimos por los pasillos del harén con el único objetivo de llegar a donde esa serpiente traicionera. Desconocia el motivo de mi resentimiento hacia ella (a fin de cuentas había llegado a comprender sus motivos), mas no podía evitar sentirme rencorosa hacia esa española mentirocilla.

- ¿Aún seguirán observándome como si fuese un fantasma? - eleve mi cuello para susurrarle al oído a la pelinegra. - No han dejado de observarme Der ¡Dan miedo!

- Tranquilízate querida, son indiscretas y disfrutan el cotilleo. Te acostumbraras. - Sentenció.

Interrumpió sus palabras justo con nuestro andar cuando al llegar a las puertas del harén nos encontramos con dos Aghas interceptando nuestro camino.

- No podemos dejar que salga señorita. - Me dijo el alto, interponiendose aun más en mi camino con la cabeza gacha.

- ¿Y quien eres tu para decirme lo que puedo y no hacer? - Respondi altanera, como últimamente se me había hecho costumbre.

Me molesta, me enfada que con sus rostros pegados al suelo tengan el tupé de ordenarme algo. Quería  que me mirarán, que levantarán sus cabezas y mirándome erguidos tuvieran la osadía de prohibirme una acción.

- Son ordenes mi Gözde.

Y entonces, entonces reparo en sus vestimentas...poco coloridas, sus barbas, sus túnicas  y turbantes del mismo color, y...en sus manos...sus dedos rodean el mango de lo que podría ser una daga, aunque esa daga no está a la vista.

No son eunucos.

Retrocedí, uno, dos, tres pasos. ¿Quienes eran? ¿Porque estaban allí? Los miré con desconfianza y ellos instintivamente se acercarón a mi;  retrocedo aún más.

Si fuesen eunucos, no llevarían arma, ni ropa y turbante del mismo color, ni mucho menos zapatos (fácilmente identificados como botas) que resuenan al caminar.

Las zapatillas son elegidas tanto para mujeres como para eunucos, elogiadas y caracterizadas por el ruido nulo de ellas. Solo oir las pisadas resonantes dejó al descubierto su identidad como hombres completos.

- Mi Gözde...

- ¡Ustedes son hombres! ¡¿Porque están aquí?! - grite histérica, casi desesperada por el alarmante peligro que estos desconocidos significaban. - ¡Sümbül!

-Tranqu... - Derya tomó mi mano al mismo tiempo que fuimos rodeadas de personas por mi inminente escándalo.

- Belinay, no puede hacer un escándalo de nada corpo...-Me regaño Filial Kalfa.

- ¡Son hombres! - Grite al no ser escuchada por nadie, parecia que nadie le había tomado real importancia a mis palabras. - Sus vestimenta...¡no es la de un par de eunucos!

Quise decirles...decirles que parecía que llevaban armas ocultas en sus cinturones, pero si eran acusaciones falsas me estaría calcinando a mi misma.

- ¡Deja de gritar niña! Ellos están aquí por tu seguridad.

- ¿Por mi seguridad kalfa?

- El mismo sultán lo ordenó Belinay. - Hablo Sümbül, con su característica voz chistosa. -  Ahora regresa a tu habitación ¡corre! - Dijo al ver mi desobediencia - ¡corre niña!

¡Ay lo odio!

No era escuchada. En este palacio no hay democracia, ni opinión que valga más que la de los poderosos. Siquiera era permitido decir lo que pensaba o sentía.

¡Pero por su Allah que no obedeceria a su mandato!

Tomé la falda del horroroso vestido que llevaba puesto y caminé velozmente por el pasillo del asqueroso harén.

- ¡Que es esto! ¡se arrepentirán! - oigo gritos y me detengo. - ¡Soy una sultana!

¡Ha! Sultana...

Me voltee y corrí como toda una chismosa hacia las puertas del harén nuevamente, donde todas las criadas se reunieron y fueron detenidas por los Aghas y criados de mayor poder.

-  ¡Por Allah!

- ¿Que es lo que sucede?

Un sin fin de murmullos se oyeron a mi al rededor, mas es uno el que hace que me detenga: 

- ¿No es esa la voz de la sultana Hatice?

Por supuesto, por supuesto que era su voz ¿quién más sería tan arrogante, soberbia e irritante sino?

Varias muchachas asintieron, a lo lejos se siguieron escuchando gritos pero las palabras ya no eran legibles.

El plan había sido ejecutado.

Mi venganza ha comenzado.

Me sentí como una puta perra empoderada.

De pronto se escuchó un bastoneo incesante, seguido de ello todas callamos y bajamos nuestras cabezas en "respeto" a la tesorera del harén.

- ¡¿Que es todo este alboroto?! - bastoneo, bastoneo, bastoneo. - ¡Vuelvan a sus quehaceres!

Las muchachas empezaron a dispersarse, tomando cada una su camino correspondiente.

- ¡Vamos! - Me susurro Derya tomando mi mano y tirando ella, mas me mantuve estática.

- No, necesito ver que sucede. - murmure acercándome más a ella, sus ojos azules me miraron asustados y haciéndome ver cuan mal estaba; pues en este palacio obediencia debíamos.

- Regresa a tus aposentos Derya Gözde. - Expreso la Kalfa,  mirándola atroz.

Pero por algún motivo a mi no me dijo nada, incluso cuando permanecí inerte en el mismo lugar en el que estaba, incluso cuando Derya soltó mi mano y obedeció su orden, y yo seguí allí, con los pies clavados al suelo.

- La Valide sultan desea verla Gözde. - expreso serena y se volteó en seguida.

¡Oh por dios!

¿Que era esto?

¿Acaso Ayşe Hafsa se había enterado de mi pequeña trampita?

No, no podía perder su apoyo. Después de todo ella era la mujer con más poder en este asqueroso nido de ratas y de víboras venenosas. Perder su apoyo era como perder el cariño de su majestad.



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"Bastoneo, bastoneo, bastoneo" ¿Quien es?

Luego de semanas sin actualizar les traigo este capitulo, un capitulo corto y que tal vez no sea muy bueno, pero al menos con la satisfacción de decir que al fin pude terminarlo. No me ha sido fácil escribir en estas semanas, creo que fue uno de los conocidos bloqueos.

Espero poder traerles los capítulos más pronto de ahora en adelante.

Con cariño:
E.

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