Capítulo 23: Un vistazo al pasado.

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(Recuerden que la novela está en corrección, asique agradezco mucho los comentarios con correcciones y demás)

- Mira a esa serpiente...se ha olvidado de quién le ha dado cobijo y protección levanto su mirada del suelo y ahora la dirigió hacia Hatice Sultán. - Algún día esa víbora hará de las suyas y para ese entonces, te arrepentirás de haber estado de su lado.

- Hürrem solo ama a su Majestad, todo lo que hace es por celos y amor madre.

- ¡Debe de entender qué el sultán tiene un harén!

Gran error de la rusa. Esa sinvergüenza no podía pedirle a un tipo que se cree dueño del mundo, renunciar a sus creencias y costumbres. Motivo por el cual siempre estaría un pasó delante de ella.

En cambio yo, la inteligencia nomber one, la inigualable americana, entendía que para ser dueña de ese corazón no debía de ir en contra de sus costumbres. Aunque no podía aceptarlas, entenderlas es un gran paso.

- ¡Esa trepadora! - dijo altanera señalándome - ¡le ha comido el cerebro Sultana! siquiera puede ver la realidad.

Sin duda la sultana de ojos oscuros creía que ella llevaba razón. Pues solo se dedicó a tomar la falda de su vestido color verde, y se retiró. ¿Siempre que se enfadará haría eso? ¡inmadura!.

- No le prestes atención. - Dijo con voz suave y tomando ligeramente mi mano - ella solo se deja llevar por las palabras de esa mujer.

- ¿Crees que el sultán le halla creído?

Ayşe soltó una burlesca risa. - ¿Cómo crees? Si le hubiera creído no estarías aquí.

Tonta, tonta y retonta.

Eso tenía demasiado sentido. ¿Dejaría un sultán en libertad a una criminal que atento contra la vida de su hijo?

- Si me das un nieto - ¡Oh no! Esa conversación de nuevo. - esa víbora no podrá sacarte de su camino tan fácilmente.

Que triste, que triste usar a un hijo a cambio de poder.

- Me temo que Su Majestad ya no me quiere en su presencia.

- ¡Tonterías! Verás que pronto se le irá el enfado, es cuestión d...- Hafsa calla sus palabras cuando oye los leves toques a su puerta. - ¡Agh! ¡Adelante!.

Una muchacha castaña, cabizbaja ingresa a los aposentos y realiza una adecuada reverencia.

- Su Majestad... La sultana Mahidevran está aquí, solicita verla. - su voz es suave y sumisa.

- ¿Y ahora que quiere? - masculla está con notorio enfado. - está bien, que pase.

¡Hummm! ¿Problemas entre suegra y nuera? ¡Qué bueno!

Las puertas son abiertas e inmediatamente me pongo en pie, ¡como odio ser una esclava!

La joven mujer entra a los aposentos deslumbrante, su vestido anaranjado se amolda perfectamente a sus bien formadas caderas, y el escote rectangular y bordados exquisitos por donde quier la hacen ver aún más elegante, y por supuesto sin olvidar la gran corona de oro y perlas que acompaña a su cabeza.

¿A quién más le puede quedar a un vestido anaranjado tan bien? ¡Qué envidia...!

- ¿Cómo te atreves a venir luego de haber desobedecido mis órdenes?

La mirada penetrante de la castaña me asegura que debo de retirarme.

- Sultana con su permiso me reti...

- No. - Levanta su mano derecha en señal de que me quedara en mi lugar y así lo hice. - Si tienes algo que decir a tu favor dilo Mahidevran.

- ¿Cómo puede madre? ¿Cómo osa poner a una simple esclava por delante de mí? Soy una sultana y una princesa de la dinastía Giray. ¡Soy su sobrina!

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