Capítulo 58

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Gracias a todos los que incentivan con sus comentarios de apoyo...realmente parece una estupidez , pero la emoción de leerlos es indescriptible ♥️

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- ¿Como sabes de ella?

- ¡¿Es verdad?! - Pregunto con mis ojos desorbitados.

- ¡Te hice una pregunta! - Grita exasperado, como si fuese él quien acabo de enterarse de una calamidad.

- Vivo en un palacio Solimán, ¿acaso creías que no me enteraría? - Me mira con asombro, como si casi no pudiera creer que le hablase con tal indiferencia.

- Dime, dime quien tuvo la osadía de abrir la boca. - Es mi turno de sorprenderme  al oír su voz demandante por primera vez en mi.

Casi pareciera que ninguno conoce al otro.

- ¿Porque? ¡¿Porque Solimán?! ¿También harás lo mismo conmigo? ¡¿Me expulsarás si lo que te doy es una niña?! Es que acaso, ¿me enviaras al exilio para que lamente haber dado a luz? ¡Me harás lo mismo que a la sultana Mükerrem!

- Cállate, cállate ¡Cállate! ¡No te atrevas a compararte con ella! Tu no eres ella.

- ¿Y tu hija? ¿Que hay de ella?

- No es mi hija. - Dice firme, sin pestañar siquiera.

- ¿Que? ¿Encima de que te deshaces de ella la niegas?

- Cálmate Belinay...

- ¡No me pidas calma! ¡Estoy embarazada! - Grito histérica. - Harás lo mismo si es una niña. - Afirmo.

- No, no lo haré. - sus ojos marrones me miran con la seguridad que jamás he visto en sus ojos.

- No puedo confiar en ti. No después de enterarme  de las costumbres y de lo que hiciste con ella... - Mascullo.

- Soy el sultán - Sus manos acunan mi rostro empapado por las lágrimas. - y juro, juro por Allah que si ese día llega, nadie te quitara de mi lado mi luna, ni a ti, ni a mi hija.

Sus ojos sinceros chocan con los míos, no obstante, no logro creer sus palabras del todo.

- Dijiste que no es tu hija. - Su rostro se deforma por el enfado, suelta mis mejillas y se voltea, mostrándome tan solo su gran espalda tensa.

- El tema esta cerrado. - Sabiendo que su voz cortante me exige no hacer preguntas, callo mi voz interna. 

En contra de mi deseos, de lo que quiero, me acerco a él y abrazo su espalda apoyando mi mejilla sobre su gran omóplato.  Solo quiero salir corriendo, lejos de él, a un lugar donde el intruso sea él. Pero se, se que si me muestro sumisa aceptando su silencio, obtendré de él lo que jamas obtendriá siendo curiosa.

Me quedo en silencio, lo abrazo, permanezco cerca; aun cuando lo único que quiero hacer es salir corriendo lejos de el sultán que hará mis días un infierno.

Por ti, por ti pequeño feto.

Giro a su alrededor, quedando enfrente a él.

Siento mi estomago arder, porque aun cuando la incertidumbre me invade, el amor hacia él me hace sentir en un precipicio.

Amarlo es un infierno.

Tomo su rostro en mis manos y le susurro cuan grande es mi supuesta confianza por él, cuando la verdad, es que aunque mi corazón sea suyo, la confianza es nula.

- Confío en ti mi sultán, siempre lo haré. Incluso si el mundo entero está en tu contra, yo, yo siempre estaré a tu lado.

¿Porque? ¿Porque el destino me trajo aquí? Hubiera preferido añorar su mirada desde la sala de mi casa, viendo una película en Internet con mi familia, sentada tranquilamente sin tener que preocuparme por el futuro que le espera a este feto.

Miro sus ojos chispeantes, y se, se que no podría estar lejos de él, ahora que los veo a centímetros, no podría vivir en un mundo sin ellos.

Pequeño fetito...espero seas niña y así podre saber si tu padre nos ama o solo le importa el trono.

Toma la iniciativa, abraza mi cintura, toma mi rostro y empuja su boca sobre la mía.

Prefiero morir en el olvido, que vivir agonizando esperando el día de ser olvidada. Si eres niña...sabre que tan alta es su estima por mi.

Sus labios hacen magia sobre los míos.

Pero si eres niña...te condenare al exilio para nunca volver más que para un matrimonio forzado con un viejo verde, asqueroso, y no podre hacer nada por ti.

No podría vivir en un mundo en donde sus ojos no me mirasen, sus manos no me acariciaran y sus palabras no se dirigieran a mi.

Si eres niño, ambos viviremos en una guerra constante de serpientes e intrigas. Pero al menos, tu camino no será incierto; si vences, lideradas el mundo y tu propia vida, de lo contrario, morirás.

Aveces la cura para vivir en paz es peor que la enfermedad.

Si es niña, sufrirá desde su infancia hasta el día de su muerte. No conocerá la dicha. Morirá en vida.

Si es niño, no habrá paz, probablemente muera. Pero al menos, cabe la posibilidad que el imperio le sea entregado y así podrá ser dueño de su vida. Podrá conocer la dicha.

Uno tendrá cuanta mujer desee. La otra, solo el hombre que su padre le imponga.

Pequeño fetito, he cambiado de opinión. Si eres niño tal vez puedas ser feliz en un mundo al que no pediste venir.

Solo quiero no ser Mükerrem.

- Pronto iré a la guerra mi luna. - Sus manos fuerte se posan en mi rostro.  - Pero antes, me dejaré de todo aquel que te hizo daño a ti y a nuestro hijo. - Promete con sus ojos en los míos.

- ¿Porque? Quédate conmigo. - Besa mi nariz.

- No puedo, la situación en Rodas es insostenible.

- ¡Estoy embarazada! No puedes dejarme sola en mi primer embarazo. - Me cruzó de brazos  indignada, mientras él ríe.

- Entiende, el imperio colgara de un hilo si no voy. - Su voz es extremadamente calma, eso me exaspera.

- ¿Cuando regresaras?

- El año próximo.

- Eso es más de medio año. ¿Al menos te dignaras de presenciar el nacimiento de tu hijo?

No me responde y eso es más  que suficiente para mi, esquivo su cuerpo y salgo de la habitación a paso apresurado.

Él se irá, dejándome sola en este nido de víboras y cuando regrese probablemnte no tendrá ni concubina ni hijo que visitar.


E.

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