Capítulo 47: Confianza.

548 43 0
                                    

Solimán:

- Nunca te creí capaz de esto. - Hable más para mi mismo que para ella.

La traición siempre está cerca, es latente, pues en el puesto en el que me encuentro, he aprendido que solo en un número reducidos de personas puedes confiar. No obstante...este acontecimiento me hace pensar que siquiera puedo confiar en mi propia sombra.

- ¡Juro por Allah que no tuve que ver!

- ¡Cállate! - Brame - No menciones a Allah, no seré misericordioso contigo. - exprese con decepción.

- Herm... - Quiso hablar, mas interrumpí su dulce voz con enojo.

- ¡No te atrevas! - Me voltee y  observe a esa traidora sobre sus rodillas. Me miraba suplicante y con lágrimas en los ojos. No caeré en ella. - Ya no soy tu hermano Hatice. Soy tu sultán.

A partir de ahora sería así. Hatice siempre había sido mi pequeña luz brillante, pero ya no. En el momento en que decidió traicionar al sultán, dejó de ser mi hermana y pasó a ser solamente una mujer con sangre Osmanli.

El Imperio no se merece a una traidora como su sultana.

- ¡Guardias! - Rápidamente las puertas fueron abiertas y dos de ellos se inclinaron ante mi.

- Majestad.

- Lleven a Hatice a su habitación, que no salga y nadie entre. - Omití su título dando a entender a esas tres personas que ya no consideraba una sultana a mi hermana.

Para ostentar ese título se debe ser digno de él, quien traiciona al Imperio no se merece el respeto y las abalanzas de éste. Pues estaba dispuesta a que él pueblo pasase las más horrendas penurias.

- Como ordene su majestad. - Me volví a voltear, no quería ver su rostro, ni ver cuando se la llevarán.

- ¡Hermano! No me hagas esto ¡te arrepentirás! No he hecho nada. Majestad...¡tenga Misericordia! - Hatice suplicaba, sin parar. Una lágrima rodó por mi mejilla involuntariamente, aún era mi hermana.

- No hay misericordia para los traidores.

El Imperio está por delante, no puedo perdonar tal atrevimiento.

Ella...aun teniendo un lugar preciado en mi corazón, busco el amor de Ibrahim, estuvo dispuesta a traicionarme por su amor.

Los gritos cesan y las puertas son cerradas.

Me volteo y me dirijo hacia mi escritorio, tomo nuevamente el trozo de papel entre mis dedos, queriendo encontrar un error, un indicio de que Hatice no miente y sigue siendo mi hermanita.

Hatice...Mi amada sultana.
           Ya sabe lo que debe hacer, la favorita del Sultán está en mis manos.
  Recuerde sultana que solo cuando Belinay este en peligro Solimán actuará.
Será usted la mujer más bella y poderosa del mundo. Gobernaremos el mundo juntos, y entonces podremos profesar nuestro amor.
                             Su amado, Ibrahim de Pargali .

Leo y releo esa miserable nota, no puedo creer que mi hermana junto a mi mejor amigo tengan un romance clandestino y buscarán derrocarme.

Soy el sultán del mundo.

Aunque debo de admitir que para lo buen escritor y poeta que Ibrahim es, me sorprende frases tan...extrañas, no lo sé, solo es es extraña su forma de escribir. En pocas palabras su escritura no tiene sentido.

Traidor..rata..Allah le dará un Magnífico castigo (en el juicio final) al hombre que oso influenciar a mi hermana y tocar a la ardiente avellana.

¡Oh ardiente avellana!...¿Como son capaces de hacerte daño cuando solo eres un haz de luz, un ángel que cayó de los cielos para vendecirme?

Las puertas son tocadas con sumo cuidado como si temieran la reacción de hacer un ruido innecesario; cuando pronunció la palabra "Adelante" estos ruidos cesan y un guardia de uniforme rojo ingresa con la cabeza gacha y las cuerdas de su gorro ondeando.

- Majestad, sümbül ağha está aquí.

- Hazlo pasar. - Mi voz suena neutral.

Dejó el anillo esmeralda sobre mí escritorio y me centro totalmente en el eunuco que acaba de ingresar.

- Maj... - Interrumpe su rítmica voz.

- Informarme.

Sümbül levanta su cabeza casi con miedo de responder.

- Escuche que hubo un escándalo en el harén. - silencio - Habla, ¿¡que es lo que sucedió!?

- Ah - se entrecorta nervioso - Hürrem Kadin...ella...

- ¡Dilo! - Sus vueltas me desesperan.

El Agha salta con temblor en su lugar y de inmediato habla.

- La Kadin acuso a la Gözde Belinay. - Dijo casi sin respirar y con la cabeza baja.

De inmediato me pongo de pie, siento que la cólera me envuelve por completo.

No solo Ibrahim y Hatice, sino que ahora debo de encargarme de Hürrem también.

¡Oh Allah dame paciencia!

- Mi sultán, Hürrem apareció en el harén y alego...que su favorita había...conspirado en  contra de Hatice sultan.

- ¡¿Que fue lo que Hürrem hizo?!

- Ella...acuso frente al harén de haber tendido una trampa a la sultana, esparció rumores. No es conveniente que su favorita pise el harén, las criadas podrían ir en su contra.

Es todo lo que necesito para salir hecha una furia, haciendo que la pesada silla de madera  y mármol cayera hacia atrás provocando un ruido sordo.

Abro las puertas de inmediato provocando desconcierto en los guardias, y con paso apresurado me dirijo al Harén.

Todos a mi paso hacen una reverencia y realizan un saludo innecesario, pues no soy consiente de lo que a mi al rededor sucede.

Pronto veo una niña de talvez diez años reverenciandoce ante mi. Mis recuerdos viajan hacia mi avellana, a como sus rodillas se doblan de forma forzosa, y un brillo de humillación nace en sus hermosisimos ojos al tener que bajar su cabeza. Mi dulce avellana no nació para arrodillarse ante nadie, y ella es consiente de eso.

No puedo describir la maravillosa exsitacion que sentí la primera noche noche en que la probé, al ver como la mujer de mis sueños puso su dignidad por delante negándose a inclinarse ante mis pies.

Rompió una tradición y no me importo.

Mis pasos vuelan, y cuando quiero acordar, ya estoy abriendo yo mismo las puertas del aposento de Hürrem.

- Su Majestad. - expresa sonriente, levantándose del sillón en el que estaba recostada.

- ¿Como te atreves? - Me mira confusa. - ¿Cómo te atreves a atacar a mi favorita?

Mi voz es relajada y tranquila, expresando una calma inexistente.

- ¡Habla!

- Ma-majestad - su labio inferior tiembla, sümbül no mintió. - No se de que habla.

- ¡Mientes! Difamaste a mi concubina.

- No se, no se lo que ella le habrá dicho majestad. - Su rostro se contrae, y comienza a hipear.  - Juro por Allah que no le hice nada a esa odalisca. - Altanera, arrogante.

Sus ojos observan temblorosos mi reacción, mas no me miran; sus manos se mueven nerviosas jugando con los anillos de sus dedos; y su vestido se mueve de lado a lado junto con su cadera y pies, alternando su peso.

Miente.



_============================

Holis!! Regreso después de un tiempo con dos nuevos capítulos.

Espero los capítulos y sepan disculpar la demora...

E.

Topkapi Where stories live. Discover now