Capítulo 57: Verdades al descubierto.

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04/06/1521

Estoy aburrida, me aburro en esta fría, blanca y estilizada habitación para enfermos.

- Pequeño bastardo...- susurro poniendo las manos sobre mí estómago. - has arruinado mis planes, me has condenado a una vida en el exilio.

Suspiro frustrada, y es que si, no es que sea fría (aunque me siento como la peor mujer que habita esta tierra), pero este niño solo evitará mi retorno a la época civilizada.

¿Como puedo querer a un pequeño feto? ¿Es que acaso seré la peor madre del mundo por no sentir una dicha inmensa? No puedo, no logro sentirme dichosa en este mundo machista, cruel, despiadado...no quiero ser feliz con un hijo de mis entrañas que será prestado. ¿Como? ¿Como ser feliz si se que será momentánea? Daré a luz, llevare nueve meses a un niño que nacerá de mi, pero no será mío, no seré quien gobierne sobre él, no seré quien decida si tendré la dicha de pasar cada día (hasta el último) con él; o si mis días a su lado serán contados. ¿Como? ¿Como, si no se si seré yo quien criará al hijo del sultán?

No, no creo que sea mala madre por no querer una eterna lucha solo para ver crecer a mis hijos.  No creo que halla maldad en mi por cuestionar la existencia de este feto que hará mis días impredecibles, dolorosos, dichosos, extraordinarios; por qué tener un hijo en este nido de víboras me hará desdichada y dichosa a la vez.

- Mi sultana. - Esa voz burlona entra haciendo una reverencia fingida.

- Luego la niña soy yo. - Ruedo los ojos. - Te eh extrañado inmensamente. - Me pongo en pie, ignorando el mareo que me posee. - ¡No juegues así! Podrían escucharte.

- ¡Oh pero que cuidadosa que es usted mi Gözde!  - Su mano se dirige dramáticamente a su cabeza, como una damisela a punto de desfallecer. Manoteo el brazo que tiene levantado haciendo que ambas riamos. - ¡Ay! Hace mucho no me reía así...

Le doy una sonrisa de boca cerrada. Ella la corresponde como si entendiese que hay un problema, toma mis manos y me hace sentar en el borde de la cama, poniéndose de puntillas para quedar un poco más abajo que yo.

- El pequeño Shaezade será afortunado de tener a una madre como usted, Belinay

- Hoy estas demaciada rara, ¿que es eso de tratarme de usted Nur?

Me sonríe. - Serás la madre de un príncipe.

- Seguiré siendo Loreley Chirel.  - La americana, reprimi.

- No, tu eres Belinay Gözde la concubina de un sultán. - Su mirada se eleva, alzando sus cejas. - Loreley murió, Loreley no puede ser la madre de un príncipe, Belinay. Si no entierras quien alguna vez fuiste, será tu perdición.

Si supieras, si supieras que he cometidos pecados en nombre de la injusticia, en nombre de lo que alguna vez significaron esos personajes, en nombre de las piedras que me impedían escalar con facilidad.

- Lo sé, lo sé Nur... - Susurro. - Mi hijo necesitará una madre fuerte.

- Allah lo convertirá en un guerrero noble.

- O guerrera.

- No, no Bel...- Su rostro se endurece, como si lo que acabara de escuchar fuese la blasfemia más horrorosa que se halla escuchado. - ¿Nunca oíste hablar de ella?

Frunzo mi entrecejo, viendo su rostro de terror. - ¿De quien?

- Las reglas son claras, si un niño nace ambos se quedan, si es una sultana...

- ¿Que? ¡¿Que pasa si es una niña?! - Me exaltó poniéndome en pie.

- La madre y la hija son condenadas al exilio, la sultana solo volverá para el día de su boda.

- ¿Y la madre?

- Jamás. - Susurra.

- Solimán  no sería capaz. - Me siento nuevamente al sentir mis piernas desfallecer.

- Cuando Mahmud y Murad murieron, él las envió...

- ¿A quienes? - Murmuro.

- A ellas.

- ¿Ellas? ¡¿Ellas quienes?! ¿Gülfen?

- Deberías preguntárselo...si se sabe que se habla de ella..

- ¡Habla! ¡Habla Nur!

- A Mükerrem y su hija. - Dice casi sin pestañar, a la velocidad de la luz, como si hacer pausas fuese prohibido.

- ¿El sultán tiene una hija? - asiente. - Sümbül nunca hablo de ellas. Ni de la madre, ni de la hija.

- Hay reglas mi señora.

- ¿Quien es Mükerrem?

- Ella...Mükerrem sultán fue la primera concubina de su majestad y madre de su primogénito, Mahmud.

- Pero...yo siempre creí q él era hijo de Gülfen.

- Todos los que son nuevos lo piensan y nadie lo desmiente, el hijo de Gülfen era Murad. Hasta la identidad de su propio hijo le quito a la sultana.

- Necesito hablar con él, - Me pongo en pie con los ojos inundados. - no creo en un Solimán tan cruel...

- No es cruel, son las reglas. - Dice firme.

Aun así, sabiendo que las crueles leyes de este Imperio dictan tal cosa, me suelto de sus manos abruptamente, doy dos pasos atrás y seguidamente esquivo su cuerpo y me dirijo a la salida en busca de respuestas, mientras que las suplicantes voces y llamadas se hacen constantes en busca de mi redención. 

"No lo hagas" "No" "Buscaras tu exilio" Dicen una y otra vez esas voces, pero quiero saber, necesito saber.

Nur busca mi arrepentimiento hasta que el camino dorado presente se hace y su voz se acalla .

- Quiero ver a su majestad. - Mi voz indiferente, irreconocible, suena ante los guardias en la puerta.

El castaño con un asentimiento golpea la puerta e ingresa al aposento cuando el permiso se le es concedido. Los segundos que el guardia permanece en la alcoba se me hacen horas inmensas. Él sale, se hace un lado (dejando las puertas abiertas) y me indica con palabras, que por el el ruido ensordecedor de mi mente, no soy capaz de escuchar.

Él...sentado en la pesada silla de madera me espera.

A su escritorio me acerco, con las manos a mis costados.

Sus labios se mueven al compás del ruido de mis oídos.

No oigo sus palabras, solo me acerco con gran decepción, con incertidumbre.

En pie se pone, alisa su túnica naranja y a mi con pasos firmes se acerca.

Sus ojos preocupados se acercan, como si esperaran saber el porqué de mi comportamiento. Sus labios se mueven.

Cierro mis ojos...me concentro en el afuera.

- ¿Mü..quien es Mükerrem? - Susurro al fin, escuchando lo externo.

Los pájaros hacen su sinfonía.

Vuelan libremente...

Mas su respiración es su única respuesta.

- Solimán...¡Dime! ¡Dime si es cierto! - Grito, grito con toda la furia contenida.

Su rostro estupefacto se muestra.


......

Hecho historico:

No se sabe exactamente el nombre de la  primera concubina, pero se dice que podría haber sido Mükerrem. En algunas páginas encontré que ella fue madre de una tal "Fatma Nur sultán" y que ambas fueron expulsadas a la muerte de Mahmud.

Mahmud y Murad murieron durante una epidemia, aunque el tema de su muerte aún no fue nombrada.

En ninguna de las páginas se muestra a Gülfem como madre de Mahmud, eso es totalmente ficción de mi parte.

E.

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