Capítulo 5: una mágica Nevada.

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Aviso: a partir de este capítulo, lo que sea dicho (dentro de una conversación) en español será puesto en negrita.

Fecha: 15/02/21

Habían pasado cerca de dos meses desde mi llegada, ya estaba inquieta por el hecho de no saber siquiera como escapar; sumado a que mucho menos sabía como regresar a mi época.

Había buscado maneras de escapar, pero realmente era imposible esto era como una jaula de oro, todo estaba vigilado y era poco el tiempo que nos dejaban libre y completamente solas.

Las pelas con mis hermanos, mis padres, mi casa, mi celular y el WiFi, son cosas que jamás podré olvidar, quiero regresar, necesito regresar, pero nose como.

De igual manera Nur, María y yo nos habíamos convertido, en más que amigas, éramos como hermanas.

Había agradecido, poder aprender rápido a hablar turco. Al menos ahora podía entender lo que los demás decían o hablaban; aun no dominaba el arte de la escritura, pero, algo es algo aunque me sintiera analfabeta.

No pensé tener capacidad para aprender un idioma tan fácil. ¿Será por la ansiedad de no tener el celular o por la de no poder tomar mate? Supongo que estaba mucho tiempo aburrida y en algo, además de mi situación, debo de pensar ¿no?.

Realmente esperaba que no hubieran encontrado mi celular, ¡que vergüenza! Espero y se haya perdido en el viaje del tiempo.

Mientras tanto, la sultana Mahidevran había sido expulsada del palacio  por intentar envenenar a Hürrem y el hijo de esta había quedado al cuidado de la valide sultan con apenas 5 años.  Hürrem, a sus casi 3 meses de embarazo, cada día era más insoportable y vanidosa, seguía siendo la favorita del sultán y este parecía no tener ojos para nadie más.

- ¡ María Hatun, Loreley Hatun y Helena Hatun! - Daye Kalfa, la encargada del harén y más fiel sirviente de la valide. Ingreso al patio de las criadas, interrumpiendo mis pensamientos.

Las tres nos levantamos y nos dirigimos  a donde estaba ella. Al llegar hicimos una leve reverencia.

- Hatuns, acompañenmen-  más que pedir, ordeno.

- María, ¿sabes porqué nos llaman?  - pregunte en español y en un susurro, para que Daye kalfa y la egocéntrica de la escocesa, no pudieran entendernos.

- No, no lo sé. ¿Se habrán enterado, de que comimos galletas de la cocina?

- ¡Joder María! Que fueron dos galletas, no es robar. Teníamos hambre si nos hubieran alimentado no las hubiéramos tomado prestadas de la cocina.

- Igual y tienes razón. - me respondió, en un levantamiento de hombros.

Al llegar a la puerta de lo que supuse eran los aposentos de la valide, Daye entro dejándonos a las tres en la puerta.

- De seguro la Sultana me dirá lo bella que soy y me llebara a los aposentos del sultán. - dijo Helena enrollando un mechón de su pelo rubio en uno de sus dedos.

- Ya quisieras ser la más bella de ese harén. - le respondió María claramente irritada.

- No sé preocupen, si se portan bien y me son leales, cuando sea sultana serán mis sirvientas.

- Helena, querida. No nos interesa ser tu sirvienta.  Mejor preocúpate en convertirte en una sultana y no en lo que harás cuando lo seas. - le respondo con una sonrisa burlona y una voz irónica, ya cansada de sus insultos.

- Hatuns, la sultana las está esperando. - nos informó una muchacha de unos 20 años.

María y yo asentimos con la cabeza y cruzamos las puertas. Helena caminaba con una sonrisa radiante por delante nuestro, mostrando su supuesta "superioridad".

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