Capítulo 40: El dolor y la culpa de la traición.

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Su fiel compañero de batallas, su amigo, su confidente, su más leal sirviente, aquel que su dios le encomendó a su cuidado.

Su amado hermano empuño su espada y apuñaló sin piedad la espalda de él.

-Ten misericordia Allah. -Susurro. -Toma mi mano y guíame. - puso su mano sobre la cabeza de la joven. - Muéstrame el camino correcto, no te alejes de mi lado Allah. - Pronunció cada palabra con el cuidado de no despertar a la mujer a su lado. - ¡Bendice este trono y a mi alma para castigar a quien oso traicionar este Imperio bendito!

Levanto su cabeza y se sentó con cuidado de no mover demasiado las sabanas, miro hacia el lado izquierdo; y acaricio, (los que a su parecer eran cabellos multicolores), su suave cabellera con cuidado, esta aun se encontraba con humedad por haber dormido la noche anterior con el cabello mojado.

El brazo izquierdo de la bella concubina descansaba sobre el torso del sultán, y este tomo la mano  perteneciente y comenzó a trazar pequeños trazos desde la palma de esta hasta sus finos y largos dedos. Solimán pudo apreciar el placer de envolver la pequeña y delicada mano de su favorita, sobre la suya tan diferente a la de ella; la de él era grande, ancha, con cayos, con dedos largos y gruesos, careciendo de la delicadeza que ella poseía.

Con cuidado retiro su fino brazo de su torso y lo poso suavemente sobre la cama, su cama. Y sin soltar su mano  retiro con la contraria la sabana con el máximo cuidado de que el frio no le llegase. Pero ,(en un movimiento imprevisto para ambos) la adolescente se removió buscando su calor y posó su cabeza en sus muslos, justamente en su entrepierna.

Su reacción no era lo previsto.

¿Como podía ceder ante la lujuria en un momento como ese?

No era el momento, ella estaba debil, pero habian sido muchos dias de abstinencia. Debia de buscar una mujer que pudiera bajar esa calentura.

Si, eso era lo que tenía que hacer.

En esos días no había estado con ninguna mujer, pero ahora la necesidad llegaba a él, y aunque desease poseer el delicado cuerpo de su luna, ella estaba demasiado débil para compartir lecho.

Se desiso con sumo cuidado del agarre de su concubina, la pequeña koala se desplazo hacia donde estaba él antes esparramandose en su lugar.

Sonrió ante la acción.

[...]

- Hijo mio, ¡cálmate! No es tu culpa.

Ignorando las palabras que la amada mujer a su derecha pronunciaba, continúa caminando exasperado de un lado a otro.

Había vigilado el sueño de su luna, toda la noche, hasta el medio día. Estaba asustado de que entre el extenso y profundo sueño sus ojos se olvidasen de abrir.

Ignorando las palabras que Hafsa decía, continuo caminando al rededor de los aposentos de ella. Había descargado su rabia, golpeado a su mejor amigo, desquitado su furia contra él de la peor manera.

- Lo es madre, le di el poder que no  debería de haber tenido. - gruñó molesto. -Todo es mi maldita culpa, si no hubiera convertido en mi hermano a un esclavo, nada de esto estaría sucediendo.

Ayşe Hafsa camino hacia su hijo, y tomó con fuerza y cariño sus manos. -No hijo, él ha escogido su camino. No es tu culpa. - reitero, aunque en el fondo sus sentimientos eran parecidos.

Un sultán no debe de darle tanto poder a un esclavo.

- Debo de  regresar a mis aposentos madre. - Tajo al saber que jamás entenderiá su punto, pues para él, ella estaba demasiado centrada en extraer la culpa de su corazón.

Ella asiente. - Está bien Solimán. - Besa su frente y se separa de él. Solimán camina hacia la puerta, pero antes de que la toque lo detiene. - Recuerda que los traidores no se merecen misericordia.

Asiente hacia su dura y tajante voz. No fue una mención, fue una orden: No quiere que el sultán del mundo tenga compasión por Ibrahim de Pargali.

Solimán sabía que su madre tenía razón, que la traición que aquel ser cometió no quedaría inmune. Atreverse a tocarla es algo que jamás le perdonaría y todo aquel que haya ayudado sería castigado sin piedad, sin importar quien sea.

Sin importar quien sea.

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Hola! Tanto tiempo.

Estuve ausente como por dos semanas, no tenía inspiración y considere mejor no escribir. Este capitulo es corto pero para ser que me costo engancharme esta bien.

Con cariño:
E.

Topkapi Where stories live. Discover now