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(Narrador Omnisciente)


Los pasos lentos y decididos se escuchaban por aquella desolada mansión.

Un lugar enorme, alejado, muy bien decorado, con tonos blancos, dorados, cuadros hermosos, adornos de cristal y rosas rojas por todo el pasillo. Aquella si parecía una enorme y hermosa casita de cristal.

El Alfa sonreía victorioso mientras iba a visitar a su lindo Omega. Se sentía tan tranquilo, relajado y completo, bueno... Casi, aún le faltaba una pieza para completar su felicidad.

Entró aquella enorme y hermosa habitación, en colores rosas, que brillaban ante la limpieza, lo delicada y extravagante. Al abrir la puerta sintió fuertemente el delicioso aroma a Rosas y Lirios, su aroma favorito.

Entró en silencio y con cuidado, cerrando con llave detrás de él. Se acercó a la cama y dejó un suave beso sobre los gruesos belfos del Omega, para después tomar asiento en la esquina de aquella habitación, observando su reloj, se dio cuenta que solo quedaban un par e minutos para que aquel hermoso ser despertara.

Y justo así fue. Los hermosos ojitos del Omega se fueron abriendo lentamente, sintiéndose desorientado, con dolor de cabeza y unas horribles náuseas. Su malestar aumento cuando sintió el intenso aroma a Eucalipto y coco, el aroma que más detestaba en todo el mundo.

El Omega sintió pánico en segundos, comenzó a hiperventilar, su corazón se aceleraba sin control, su lobo se trataba de esconder pero tenía prioridad por protejer a su cachorrita, así que aún sintiendo miedo, no se escondió. Una máquina comenzó a sonar al lado del Omega cuando esté se alertó, el menor sintió una intravenosa conectada a su mano, aún así, fue lo que menos le importó, tenía miedo, terror y pánico de lo que pueda sucederle a su pequeña.

¿En qué momento sucedió todo aquello?, Se preguntaba el Omega. Solo recuerda haber estado cortando rosas, ir por su gatita y después... Ver a Jungkook frente a él.

El Alfa se mantuvo en silencio, solo observando la reacción del Omega al sentir su aroma. Algo que claramente lo molesto en demasía, odiaba saber que su lindo Jiminie le tenga tanto terror. Dejó que el Omega se tranquilizara solo, quería saber qué tan lejos podía llegar o si podía calmarse él mismo.

Alrededor de cinco Minutos Jimin sintió el pánico al tope, su miedo y terror no desaparecían. Cerró sus ojos fuertemente y aún sabiendo que probablemente Jungkook este en aquella misma habitación, trato de tranquilizarse, por su pequeña, solo por ella sería capaz de soportar todo lo que venga.

Cuando se hubo calmado, se mantuvo con sus ojitos cerrados, mientras sus manos se quedaban quietas sobre su vientre. No sentía movimiento alguno de su beba, pero sabía que estaba bien, gracias al cuidado de su lobo, algo que logró tranquilizar nada más un poco al Omega.

- Jamás creí decir esto... Pero me encanta verte con ese hermoso vientre - Se esucho la imponente voz del Alfa - Aunque claro... Hubiera sido mejor si esa mocosa fuese mía.

Las lágrimas rodaban por las mejillas de Jimin. Cayendo cruelmente sobre la almohada, no quería abrir sus ojitos y ver a Jungkook frente a él, con solo escuchar su voz se sentía morir del miedo, no quería verlo, es lo que menos haría en ese momento.

El Alfa se puso de pie y se acercó al Omega, quien lloraba en silencio, mientras sus manitas trataban de cubrir su vientre lo más que podía. Jungkook observó las manos de Jimin y lentamente subió su mirada por el vientre de este, hasta llegar al rostro del Omega, sonrió ladino al ver las lágrimas salir de los ojitos del menor. Se sentó sobre la orilla de la cama, notando lo tensó que el Omega se ponía.

🌹𝐔𝐍𝐀 𝐑𝐎𝐒𝐀 𝐃𝐄𝐍𝐓𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐒𝐓𝐀𝐋🌹 ~Yoonmin~ Where stories live. Discover now