1: El Bosque.

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Harry estaba exhausto. Eran ya dos días de estar peleando contra mortifagos, criaturas, gigantes y dementores. Sin embargo, sabía que si Voldemort no moría, la guerra no acabaría nunca.

Caminaba distante, tratando de recordar los momentos más felices de su vida (los cuales se remontaban desde su ingreso a Hogwarts, pues con los Dursley no había sido feliz). Tomó la Snitch y las finas letras aparecieron con la inscripción "me abro al cierre", era momento de partir.

Cerró los ojos y cuando los abrió, miró asombrado a sus padres, su padrino y a uno de sus profesores favoritos. Era tanto su asombro que por un momento creyó que ya había muerto ¿Acaso Voldemort le habría atacado por la espalda? La voz de su madre lo sacó de su trance.

-Qué valiente mi amor... Solo falta él y todo esto habrá terminado - Le dijo con ternura.

-¿Qué hacen aquí? - Musitó- Todos ustedes, pensé que estaban muertos...

-Lo estamos Harry. La piedra muestra los deseos de tu corazón, mostrando a las personas que más amas frente a ti. Pero no somos reales - Su antiguo profesor le explicaba como hacía antes.

-Remus, ¿qué pasará con Teddy? Ustedes ya no estarán con él, Andromeda y Ted murieron y ahora su padrino también... Merlín, lo siento tanto.

-Tranquilo, Harry. Estoy seguro de que los Weasleys lo educaran tan bien como a sus hijos.

-¿Duele morir? - Se arrepintió al instante, no era algo que quisiera saber. Esta vez, fue Sirius quien le respondió.

- Es más sencillo que quedarse dormido. No sentirás nada en absoluto, más que una intensa paz. -Respondió amable.

-Estarán conmigo ¿verdad?

- Siempre - Respondió James.

El momento había llegado y él lo sabía. Pensó en sus amigos, pensó en sus profesores y aunque no lo quería, pensó en sus tíos. Y en todas las aventuras que había vivido en Hogwarts. Sus pasos le sonaban distantes, como si él no estuviera ahí. Oía los murmullos de toda la gente, conforme iba avanzando. Los centauros lo veían con una mezcla de respeto y desconfianza. Era como si todas las criaturas del Bosque Prohibido supieran lo que pasaba, pues ninguna lo atacó.

-Pensé que iba a ser valiente para venir. Parece que los Gryffindors solo cuentan con cobardía en su casa. Creo que me equivoqué.

- No, no te equivocaste. - La voz de Harry sonaba segura, muy diferente a como se sentía en realidad. El Lord giró sobre sí, y con una mueca de desprecio, murmuró:

-Harry Potter, el niño que vivió... Finalmente viene a morir.

Cerró los ojos, por que sabía que era capaz de acobardarse.

- ¡AVADA KEDAVRA!

¿Qué se sentía morir? ¿Era como quedarse dormido? Harry lo comprendió, era una paz inmensa que nunca había sentido. Imaginaba ya la guerra como algo distante, finalmente solo faltaba la serpiente y luego, solo él.

Abrió los ojos y se encontró de cara con un pulcro piso blanco.

¿Qué era ese lugar? ¿El cielo? ¿El infierno? 

Inesperado [Drarry]Where stories live. Discover now