Capítulo Cuadragésimo Quinto: Alguien Cómo Tú

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Era el momento de morir y ella lo sabía. Recordó todo lo que había vivido hasta ese momento. Sus recuerdos estaban fracturados por los constantes abusos, así que no se molestó mucho en recordar algo más que al Salvador del Mundo Mágico. A su pesar, lo seguía amando.

¿Qué sentido tenía el haberlo amado? Admitía que en su momento había sido lo que más le daba satisfacción...

Abrió los ojos consternada. Realmente le daba satisfacción. El que los demás la vieran como la futura señora Potter, la ponía en una nube de superioridad.

Y ahí lo entendió. Jamás había amado a Harry. Tan solo le gustaba la fama que generaba.

Se sintió enferma.

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Caminó hacia la habitación donde estaba su novio. Desde que había muerto, no se había atrevido a verlo. Pero esta vez era distinto. Ahora el iba a su encuentro.

Tomó el pomo de la puerta y se detuvo. El valor que había tomado pareció desaparecer. Recordando a que casa pertenecía, respiro pesado y entró.

Fue como ver a un ángel. Si no supiera la verdad, daría por hecho que estaba dormido. Sintió sus gafas empañarse en señal de que las lágrimas se estaban acumulando en sus orbes verdes.

Caminó hacia su novio. Sus palmas sudaban. Toco su rostro y empezó a llorar. El no había estado para él, se lamentaba mucho.

Y se imaginó cuanto tuvo que sufrir Draco. El Slytherin daba por hecho que Potter había muerto. El tiempo en esa habitación pasaba muy lento o rápido, dependiendo el tipo de hechizo...

Su rubio había sufrido. Y mucho.

Se limpió las lágrimas y le dio un beso en los labios a su dragón . Le dio una última mirada y salió de la habitación.

No necesitaba de nadie. Era algo que tenía que afrontar solo. Y no permitiría que alguien se arriesgara por el. No más.

Apareció en la puerta donde su novio se había quitado la vida. Dos hombres le sonrieron con burla y le dejaron pasar.

Dean lo recibió gustoso. Su sonrisa no desaparecía de su rostro. Extendió la mano y Potter le dio la profecía.

Joanne Nikiforov

Miro a Harry y lo inmovilizó. Estaba a su merced.

Dean tomó la pequeña esfera y suspiro. Por fin conocería quien era su ahijada.

Nacida dentro del colegio, odiada desde su nacimiento. La segunda bruja más grande desde Merlín nacerá el día que los astros estén alineados. Odiada por muchos debido a su procedencia, será abandonada en el mundo Muggle donde aprenderá a sobrevivir. Sus poderes quedarán aislados hasta el día que lo encuentre a él... Olvidará todo acerca de la magia, pero él le regresará sus poderes. Será más poderosa que su Salvador. Iniciará una guerra entre el mundo mágico y el no mágico. Nadie estará a su altura. Reciban a la última bruja sangre pura, descendencia del mismísimo Merlín.

Soltó la esfera asustado. Quería a Joanne, pero tenía que matarla. No podría permitir que hubiera alguien más poderoso que él.

La chica entro precipitadamente a la habitación, Dean la miro con odio palpable pero la muchacha no pareció darse cuenta. Estaba agitada, se notaba que había corrido.

-De-Dean... - dijo tratando de recuperar el aire - Ha escapado.

Dean se hecho a correr. Sus ojos se abrieron en una mueca de horror.

Joanne se aseguró que no estuviera nadie cerca y con su varita deshizo el hechizo que su padrino le había impuesto a Potter.

El mismo, abrió los ojos con asombro.

-Pe-pero - dijo a duras penas - Tu eres de su bando.

La chica sonrió de lado mientras ayudaba al chico a incorporarse.

-No te confíes de las apariencias, Potter. Ahora, vámonos. Weasley debe estar dando a luz.

El chico no entendía nada pero no tenía cabeza para pensar algo más. Joanne tomó su mano y realizó aparición conjunta. Ambos estaban en San Mungo.

Nikiforov se apresuró a la recepción. Harry no entendía porque nadie no lo reconocía, pero no le dio mayor importancia. Alcanzó a Nikiforov.

-... Si, ella misma, la señorita Dorothy Dollanganger... Habitación 21A,perfecto.

Tomo la mano de él Salvador del Mundo Mágico y ambos hecharon a correr hacía esa habitación.

Harry seguía sin entender nada, por lo que discretamente puso su varita en el cuello de la mujer.

-¿En serio, Potter? ¡Acabo de salvar tu trasero!

-¿Qué pretendes, Joanne? - preguntó serio.

-¡Solo quería ayudar. Escucha, Ginny esta embarazada. Fue una de las tantas pociones que le dio Dean, pero se suponía que como ella estaba tan débil, el bebé moriría. Hace un rato, comenzó su labor de parto... Sencillamente, no podía dejarla ahí. - dijo indignada.

-¿Está... Embarazada?

-Es lo que acabo de decir -dijo volteando los ojos.

Harry la soltó, sorprendido. No podía creer que bajo ese cuerpo en huesos, hubiera un bebé.

-Familiares de la señorita Dorothy Dollanganger... - llamo un medimago.

Harry y Joanne alzaron la cabeza, ambos se acercaron.

- El parto se está complicado un poco, así que procederemos a hacer cirugía.

Ambos asistieron, no sabían realmente que decir.

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En la habitación, Ginny lucha por dar a luz.

-Señorita, tiene que luchar. Este bebé la necesita. - decía preocupada una enfermera.

Ginny miraba hacia todos los lados. No sabía donde estaba, o quienes eran esas personas.

-Tendremos que dormirla -decía un medimago que veía con cierta preocupación a la pobre chica.

Sus ojos se pusieron en blanco. Ya no sentía nada.

-Este parto se complicará demasiado -había dicho un medimago. - Tendremos que llamar a Ethan.

En cosa de dos minutos, el joven entraba presuroso. Su bata iba sin abrochar.

-¿Cómo está la chica? - fue la primera cosa que dijo al entrar a la habitación. La magia de la inconsciente se sentía desde el vestíbulo. Eso le intrigaba.

-La sedamos.

-¿Revisaron sus niveles de magia? - hizo otra pregunta mientras iba por sus instrumentos.

-Si, pero algo nos lo impidió. Es como una especie de pared... No nos dejaba ver ni siquiera al feto...

-Algo anda mal... - murmuró lavándose las manos correctamente.

Tomó su varita y mediante un hechizo no verbal, escaneo a la pelirroja.

-Su magia fue sellada. Ahora es una simple muggle. Sin embargo, sigue ahí. Dentro de ella. La misma hizo una especie de escudo al rededor del bebé, por lo que será complicado hasta una cirugía. No comprendo porque ni siquiera se ve como si estuviera embarazada, probablemente nazca muerto o muera al momento.

Miro a las enfermeras y pudo verlas con lágrimas en los ojos. A veces, no comprendían como el mundo podría ser así.

- ¿Tiene familia? - todos negaron - Será más difícil acudir a alguien en caso de que pase algo. - suspiró.

Todos miraron con pena a la muchacha. Acto seguido, se pusieron a disposición de Ethan. No por nada era el mejor medimago de esa área en San Mungo.

Inesperado [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora