Inesperado [Drarry]

El león y la serpiente.

El tiempo parecía que iba cuesta arriba. El de cabello indomable esperaba con ansia los diez minutos para salir, finalmente de San Mungo.

Lo que no se había detenido a pensar era el dónde iba a vivir, en la Madriguera aunque era bien recibido, sabía que ya no podía pasar las vacaciones como en sus anteriores cursos, ¿en la casa de sus tíos? 

Ni pensarlo. 

Le traía recuerdos que en su mayoría eran amargos.

Hermione les había comentado que ella saliendo de San Mungo realizaría un viaje donde Australia para encontrar a sus padres, ella había comentado que quería ir con Ethan, pues Harry presumía que ahí había algo más que amistad.

En cambio su amigo Ron sólo quería descansar de todo ,por lo que decidió irse a unas vacaciones sólo en Hawai. Sospechosamente Blaise Zabini también había decidido Hawai como destino.

Pasado los diez minutos y en las puertas del hospital, Harry se arrepintió, pues una muchedumbre de reporteros y fotógrafos lo esperaban dispuestos a hacerlo hablar, costará lo que costará.

Harry se maldijo, preguntándose por que no había pedido acceso a una chimenea para irse por Red Flu.

Consiente de que todavía no era tarde camino hacia el mostrador donde una pícara bruja le indicó que las únicas chimeneas estaban en el Pabellón A (eso lo dijo con asco).

Harry se molestó y sin darle las gracias se dirigió al lugar.

Unos gritos realmente fuertes sobresaltaron a Harry, quien sorprendido venía pensando quien sabe que.

Incapaz de controlar su curiosidad entró a la habitación donde provenían. Sin darse cuenta que era la 102-a. La habitación de Draco.

De espaldas a el se encontraba una figura encapuchada, era difícil saber si era hombre o mujer, pues la túnica le llegaba hasta los pies de la punta de la cabeza.

El moreno vio a la persona a la cual estaba gritando. Vió a su nuevo amigo Draco Malfoy con los ojos desorbitados y las mejillas como manzanas. Draco estaba negando frenéticamente.

El encapuchado hablo y Harry supo que era hombre. Una voz espeluznante que hizo que un escalofrío le recorriera la columna.

La sombra no lo veía pues estaba muy entretenido al maldecir al rubio, quien si lo había visto. Lo miraba con ¿Esperanza? Aclarando la voz, decidió hablar.

-Disculpe, ¿puedo preguntarle que hace en la habitación de Malfoy?

Sorprendido, la sombra se dio vuelta...

-Oh, no se preocupe señor Potter, ya me iba.

Volvió a mirar a Draco y con todo el veneno de su voz pronunció algo que traería graves consecuencias...

-En cuanto a ti, asquerosa serpiente mortifaga, espero que te pudras en Azkaban, que es donde perteneces.

Harry sintió como la ira corría por sus venas, tomó al encapuchado y bruscamente lo tomó del cuello para luego estrellarlo en la pared El sonido de su cráneo golpeando el duro concreto fue suficiente para saber que se había fracturado.

La "sombra" salió corriendo, Harry hizo una mueca de asco y sólo cuando estuvo suficientemente tranquilo dio la cara a Malfoy, quien estaba impactado por el gran atrevimiento del Salvador del Mundo Mágico.

Y Harry, haciendo como si nada hubiera pasado, se sentó a su lado, lo miró y sonrió de una manera que paralizó el corazón de Draco.

-Bueno -suspiro- ¿estás listo?

-¿Para qué?-pregunto el rubio saliendo de tan hermosos ojos verdes.

-Para ir a la Mansión Black. Creí que te había comentado si querías mudarte conmigo hasta el inicio del nuevo curso en Hogwarts...

-No,no lo habías hecho. Pero viendo que no tengo donde quedarme y esta sala es un asco, mejor voy contigo.

Harry sonrió y dejando un pedazo de pergamino con varios insultos, corrió junto al rubio hacía las chimeneas de San Mungo. Cuando se encontraban en la sala de estar de la inmensa mansión Draco comenzó a esbozar una pequeña sonrisa.

Al final de todo, la vida no parecía ir realmente mal. Cada vez se tornaba más interesante.

Se preguntaba que nuevas sorpresas traería su último año en Hogwarts. Nunca se imaginó lo que la nueva directora del mágico colegio, tendría en mente...