Weasgraas

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Perdidos en su mundo, no se percataron de que alguien entraba en la enfermería y que los miraba con los ojos abiertos de par en par...

Se separaron y se sintieron inmensamente felices, Draco se quedó a hacerle compañía a Harry lo que quedaba de la noche, conversaron por horas hasta que las primeras luces del sol se dejaban asomar por las ventanas de la enfermería.

En otro lado del castillo, la directora McGonagall no salía de su estupefacción.

Había ido a la enfermería para saber de la salud de Potter y cuando estaba cruzando vio algo que la hizo tallar sus  ojos.

Frente a ella, se encontraban Harry Potter y Draco Malfoy besándose o mejor dicho, comiéndose con la boca. Ninguno se percató de la ex-maestra de transformaciones, McGonagall agradeció a Merlín por eso.

Tenía un cúmulo de emociones. Saliendo de su estupor, clavó la vista en el pensadero, indecisa si vería o no y haciendo honor a su antigua casa, decidió entrar.

Tomó el frasco con la etiqueta "Dumbledore" y lo vertió.

Dumbledore caminaba junto a su inseparable amigo Gellert Grindelwald hablando de cosas que la mayoría de la gente consideraba inexistentes, pero ellos no...

-Albus, es cierto lo que te digo, la varita de Sauco la tiene Gregorovitch y mientras él la tenga, ninguna de las otras servirá.

Albus veía confundido a su amigo, en su búsqueda por las Reliquias de la Muerte habían acordado ser una especie de guardianes en contra de las Artes Oscuras de modo que le aterraba lo que emanaba de su boca.

Suspiró, era cierto que también le interesaban las Reliquias pero ya no tanto como cuando conoció a Gellert, en cambio hacía algunos meses empezó a ver de manera diferente a su amigo hasta llegar a la conclusión que se había enamorado de él.

El recuerdo cambió, Albus estaba sentado en un árbol cercano a el Bosque Prohibido, metido en sus pensamientos no se percató que dos personas ingresaban en él. Sólo se levantó cuando escucho gritos.

Corrió desesperadamente y deseó nunca haber llegado; ahí, en el siniestro bosque estaba su novio, Gellert, con otro hombre... Teniendo sexo.

-¡Albus! Yo... puedo explicarlo.

El grito había sido de placer.

Estaba muy sorprendido y una fuerte opresión se instaló en su pecho, se dio la vuelta ignorando al hombre que le gritaba.

Desde ese día, nada fue igual. Terminaron sus estudios, Gellert fue un mago oscuro y Albus auror. Nunca se volvieron a ver... Hasta 1945.

El recuerdo volvió a cambiar.

Gellert corría tanto que ya no sentía sus pies y a su espalda Albus Dumbledore lo intentaba atrapar. Tuvieron un enfrentamiento y algo en la mente de Dumbledore le gritaba ¡Matalo! ¡Matalo! ¡Él te traicionó!

- ¡Avada Ke....!
Albus, no!

Dumbledore miró a Gellert impresionado, no le había llamado Albus desde hacía tanto tiempo. Gellert le dirigió una mirada de arrepentimiento y una de amor infinito; una mirada que solo le dirigía a él.

-¡Expelliarmus! -Gritó.

Gellert estaba con los ojos abiertos de par en par. Albus le miró y se acercó a él. Tomó su cara entre sus manos y acercó sus labios a los suyos en un beso de despedida combinando con uno de arrepentimiento.

-Lo siento mucho Gellert, hasta nunca - murmuró con todo el dolor de su alma

Esa noche de 1945 Gellert Grindelwald fue derrotado y llevado a Azkaban, llevándose un corazón roto y las lágrimas del que alguna vez fue su más grande amor...

La profesora salió del pensadero, ahora entendía. Draco y Harry  habían pasado cinco años de sus estudios en riñas, la familia de Draco esperaba algo de él y el mundo mágico de Harry. Los dos eran como gotas de agua, idénticos y a la vez muy distintos. Ambos eran los chicos por los que las mujeres morían y de alguna manera la consoló el hecho de que eran homosexuales y estaban juntos. Eran como Dumbledore y Grindelwald, exceptuando la amistad de los mismos, así como el final trágico.

Con una sonrisa llena de amor, Minerva caminó hacía su despacho, no sintiéndose de pronto tan sorprendida.

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Ginny y Astoria practicaban cómodamente maldiciones asesinas a cada animal que veían cerca, un acto siniestro y completamente horrendo pero siendo quienes son: mujeres con sed de venganza...

-¡Muere! Asqueroso animal, muere! Y tú - se dirigió a una ave - ¡CRUCIO! ¡CRUCIO! ¡CRUCIO! ¡SUFRE COMO YO ESTOY SUFRIENDO! ¡AVADA KEDAVRA! -Término, con lágrimas en los rojos.

Astoria veía a su ahora amiga con orgullo, era la primera vez que mataba algo con vida. La abrazó y Ginny se derrumbó.

-¡NO LO ENTIENDO ASTORIA! ¡¿Qué le hice yo para que me ignorara?! ¡NADA! Y si fue por lo de Dean... ¡Sólo lo engañe por sexo! ¡Harry no me tocaba y Dean si! Y ahora sólo esta con esa sucia serpiente mortifaga siendo "amigos" ¡Cuando en el pasado, cada vez que se veían, se mandaban miradas asesinas! Dime que hacer ¡Porfavor! Lo de los celos no sirvió, ni siquiera me mira y el hecho de que haya sido sorteado en Slytherin no ayuda nada....

Astoria la miraba sin comprender, ella misma le había dicho que Dean era maravilloso y que quería, de alguna manera, vengarse de Potter. ¡¿Cual era su jodido problema?!

Suspiro pesadamente y obviamente iba a ayudar a su amiga, a costa de todo.

Incluso al beso del dementor.

Inesperado [Drarry]Where stories live. Discover now