Pabellón A y B

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El cadáver de Lord Voldemort yacía en el patio de Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería. El lugar donde todo comenzó.

Harry estaba mudo de sorpresa, el Señor Oscuro estaba muerto. Realmente MUERTO.

Se sentía como esa vez que los Dementores habían hecho presencia en el partido contra Hufflepuff en su tercer año. Cansado era un adjetivo muy minúsculo para definir su estado.

Entró al Gran Comedor donde vió muchas caras tristes, alegres y felices.

Vio a Remus y Tonks en el suelo, muertos. Si no supiera la realidad pensaría que estaban durmiendo. 

También vió a su novia Ginny Weasley en el hombro de su madre, le dedicó una pequeña sonrisa.

Fred y George Weasley animaban como podían a quien le era necesario, Harry no podría vivir sin ellos. La sola idea de verlos separados hizo que un escalofrío pasará por su columna.

Hermione y Ron entraban por el gran comedor tomados de las manos, ella le dirigió una tímida sonrisa.

Hagrid lo abrazaba.

Minerva lo felicitaba.

Y todos admiraban aún más al Niño-Que-Vivió-y-Venció.

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Hospital de San Mungo, Habitación 501-b, 502-b, 503-b y 102-a.

El trío dorado tenía una habitación exclusiva para cada uno... El hospital contaba con 501 divididas por secciones según la importancia de quien estuviera adentro.

La sección "b" era la más importante. Harry, Ron y Hermione estaban ahí. Aunque Harry hubiera preferido algo menos para alguien famoso.

Él ocupaba la 501-b, por lo que limitadas personas tenían acceso.

Al igual que Hermione y Ron quienes ocupaban las continuas.

Draco Malfoy también estaba en San Mungo, en la 102-a... Pero ¿Por que estaba ahí?

A Draco, su padre y su desquiciada tía Bellatrix, lo habían torturado con varios cruciatus, otros maleficios y le habían hecho beber una buena dosis de Filtro de Muertos en Vida, por lo que su apariencia decayó notablemente.

El Pabellón A era completamente distinto al B, puesto que si en el B estaban las figuras más famosas, en el A estaban los que no merecían ser atendidos , pero que era necesario por las leyes mágicas.

Al contrario del B, en al A se permitía el acceso a toda clase de personas. Ser un ex-mortifago no ayudaba en nada.

Draco recibía varias visitas no muy amables de quien le quería escupir en la cara que merecía estar en Azkaban, de que era un total asco, quien sólo se burlaba por verlo en ese estado.

La comida era igual un asco, pero se obligaba a "ingerirla" si no quería morir de inanición.

Estaba triste, no podía negarlo ,todo su orgullo estaba por el subsuelo, la fortuna que antes caracterizaba su familia ya no existía, dudaba del paradero de sus padres, su apellido perdió el respeto que hacía algunos años gozaba, uno de sus amigos murió en la sala de menesteres, el otro probablemente estaba en Azkaban.

Eran muchas cosas, sintió deseos de llorar. Pero no le quería dar el gusto al mundo mágico.

En el pabellón B era una cosa completamente distinta. Harry Potter recibía a diario, a cada minuto regalos y cartas que volaban como cuando tenía 11 años, en la casa de sus tíos.

Había algo que lo inquietaba y era su novia Ginny Weasley , quien no había ido ni una sola vez a visitarlo desde que estaba en el hospital.

Hacia ya una semana de eso.

Lo que también le inquietaba era que después de la guerra, el amor que le tenía se había, de alguna manera, esfumado. El tiempo en San Mungo lo había hecho reflexionar.

Le tenía cariño, eso si, pero ya no era amor.

Se sentía pésimo,pues ella era la hermana de su mejor amigo. Los Weasley lo habían cuidado como si fuera su hijo.

Pero al no haber ido a visitarlo lo ponía a pensar mil cosas. La peor de todas era si lo engañaba.

Entró una medimaga encargada de hacerle unas pruebas, ella entraba completamente roja y nunca lo miraba a los ojos. Le recordaba a su novia, el sólo pensamiento hizo que un pinchazo se instalará en su corazón.

-¿Usted sabe dónde está Draco Malfoy? -Pregunto.

El rostro de la enfermera se endureció repentinamente, de estar roja como el fuego pasó a un blanco mortal.

Su mirada reflejaba odio puro y su voz estaba cargada de veneno cuando le respondió.

-Ese sucio mortifago debería estar en Azkaban, sin embargo se encuentra aquí, en San Mungo ,en el sucio Pabellón A - sonrió burlona -No esperaba menos de otro mortifago.

Harry tenía el ceño fruncido y sin esperar una respuesta salió de la habitación.

-¡Señor Potter! ¡Regrese! Todavía no puede pararse- gritó una asustada medimaga.

Harry volteó y con el rostro endurecido y la voz fría como el hielo le respondió.

-Yo haré lo que quiera.

Salió rumbo a la recepción donde averiguaría el paradero de Draco Malfoy.

Sin saber realmente porque.

Inesperado [Drarry]Where stories live. Discover now