Inesperado [Drarry]

Regresando a Hogwarts.

Las semanas siguientes fueron interesantes, Draco había decidido hablarle abiertamente a Harry de todo lo sucedido en los anteriores cursos de Hogwarts. Había llegado a la conclusión de que tenía que cambiar su vida, que ya no actuaría como Lucius Malfoy quería pues el (probablemente) estaba en Azkaban.

El rubio no había recibido noticias acerca de ellos, cosa que le preocupaba y eso era nada más por su madre.

Decidió que en Hogwarts actuaría en un perfil más bajo, que ya no buscaba pleitos ni molestaba a nadie, claro que era un Malfoy y sobre todo un Slytherin, y si lo molestaban el solamente respondería.

Se estaban preparando para ir al Expreso de Hogwarts, Ron le había dicho que si Blaise Zabini podría viajar con ellos, a lo que el moreno respondió que también Malfoy viajaría.

El camino fue completamente tenso, tanto que se podría cortar con un cuchillo. El pelirrojo y la serpiente hablaban abiertamente y Harry sólo respondía vagamente lo que le preguntaban. El rubio había decidido leer un interesante libro cuando para el ya se volvía molesto.

Harry estaba ensimismado en sus pensamientos.

Bajaron el tren y partieron hacia los carruajes, sólo que esta vez el rubio estaba al lado de Harry, hablando en susurros. Haciéndole prometer que nada de lo que le dijo en Grimauld Place saldría de su boca. El moreno lo prometido casi inmediatamente.

Cuando cruzaron el vestíbulo un fuerte sentimiento de nostalgia se apoderó de Harry, pues iba a ser su último año. Los alumnos también parecieron sentirlo.

Salió la profesora McGonagall con un pergamino en la mano. A Harry le extrañó en demasía.

También a sus compañeros.

-Bienvenidos a Hogwarts, a su último año.Se preguntarán porqué no pasaron inmediatamente al Gran Comedor, les explicaré. Debido a la Segunda Guerra Mágica que ocurrió en nuestro colegio, los profesores hemos decidido hacer un cambio de casas. Tengo aquí una lista con los nombres de los alumnos que no se sentarán en la mesa de su casa, esos alumnos pasarán hasta el frente como en su primer año, atrás de ustedes estarán los alumnos nuevos. Se probarán nuevamente el Sombrero Seleccionador pero esta vez con un hechizo silenciador en todos los sentidos, para evitar convencer al mismo - Fijó la mirada un segundo en Harry.- Este proyecto se hace para tratar de aliviar un poco las heridas de la guerra. Cuando diga su nombre se formarán en línea recta atrás de sus compañeros, los que no nombre puede entrar al Gran Comedor.

-Blaise Zabini.

-Theodore Nott.

-Hermione Granger

-Neville Longbottom

-Parvati Patil.

-Pansy Parkinson.

-Dean Thomas.

-Harry Potter.

Todos los alumnos estaban formados, Harry Potter se sentía como la vez en su tercer año, cuando el Dementor abrió la puerta del Expreso de Hogwarts.

Los demás alumnos entraron, Draco le dirigió una mirada de ánimo ( con un sonrojo) a Harry, que él no alcanzó a ver.

-Buena suerte y recuerden que si fueron seleccionados fue por algo sumamente bueno.
Pueden pasar.

Entraron detrás de su profesora, Hermione se notaba muy nerviosa por lo que Harry fue hasta ella y la tomo de la mano, ella le dirigió una sonrisa nerviosa.

Pasaron conforme estaban formados. Harry maldeció ser el último.

Zabini fue a Gryffindor, aunque no se notaba desilusionado, parecía feliz.

Nott fue a Ravenclaw, no comentó nada y se dirigió a la mesa en pulcro silencio.

Granger fue a Ravenclaw, se veía radiante, esa habría sido su casa. Le dirigió una sonrisa a Harry y el se la devolvió.

Longbottom fue también a Ravenclaw por lo que se sentó junto a Hermione. Nott sonreía imperceptiblemente.

Parvati Patil fue a Hufflepuff, con una sonrisa  se sentó.

Pansy Parkinson también fue a Ravenclaw, se sentó al lado de Nott.

Dean Thomas fue a Hufflepuff.

Y finalmente Harry.

Cuando se probó el sombrero tenía enormes ganas de gritarle ¡GRYFFINDOR! ¡GRYFFINDOR!

Recordó el hechizo silenciador y era en todos los sentidos pues tampoco lo podía pensar y si lo hacía le empezaba a doler la cabeza.

Espero pacientemente a que el sombrero gritara su nueva casa.

Latido, latido, latido, latido...

-¡Slytherin!

Se quedó anonadado, ¿había escuchado bien?

Si, lo había hecho.

Fue lentamente a la mesa, sin sonrisa, sin entusiasmo. Sólo le dió una pequeña sonrisa a Draco, se sentó junto a el.

Pasaron los niños de once años, todos se veían nerviosos.

Después de finalizar la selección, McGonagall dió unas nuevas palabras.

Inicio el banquete y Harry y Draco se pusieron a hablar.

El moreno le preguntaba muchas cosas de Slytherin y se sorprendió al saber que cada quien tenía un cuarto para el sólo. Y si no, lo compartían en parejas, como le había dicho el rubio, las cosas cambiaban cada año.

Después del banquete, Harry se dejó guiar por Draco hasta las mazmorras. Dijo la contraseña que era Serpiente pura y subieron a sus habitanciones.

A Harry no le pareció tan mala la idea. Un prefecto había dicho que los transferidos tendrían que compartir habitación con otro Slytherin y resignado a eso Harry otra vez se dejo llevar por Draco.

Casi le da un soponcio cuando supo que ambos tenían una habitación para ellos.

Había dos camas enormes. Muebles finos y un baño. Una gran ventana que daba vista al Lago Negro donde se veía a la perfección a todas esas criaturas fantásticas.

Dándose las buenas noches, ambos se durmieron.

Sin saber las verdaderas razones por las cuales McGonagall había hecho tal cosas.

La directora de Hogwarts admiraba la última cosa que Dumbledore le había dado. Un pergamino, donde escritos estaban los nombres y las razones por las cual cada alumno debía cambiarse de casa.

Harry durmió plácidamente, sin los ronquidos de Ron todo parecía magnífico.

Draco velaba su sueño, se sorprendió al hacerlo.

Cuando estaba  dormido no pudo escuchar las palabras que Harry decía entre sueños...

-Te amo, Draco...

Ese día todo iba a cambiar...

Y vaya que cambió.