Capítulo Trigésimo Séptimo: Muggle.

2.4K 203 4
                                    

Draco nunca pensó que pudiera volver a verlo. No después de que había desertado con los mortifagos. Le sorprendía que ni Voldemort ni nadie los habían buscado para matarlo. Y más el que ahora fuera un auror. Era algo de lo que nunca se había preocupado hasta ese día.

Harry había tenido su primera misión oficial dentro del Departamento de Aurores. El rubio tenía que aprovechar que el no estaba pues el instinto Gryffindor del moreno impediría que tanto el como Astoria lograran atemorizar al chico.

Regresó a Grimmauld Place. Tenía intensas ganas de llorar pero no lo hizo. Sabía que Astoria no iría a molestarle y en el fondo se lo agradeció. Quería estar solo.

Claro que no contaba con que Harry había llegado desde hacía rato y estaba limpiando una de las tantas habitaciones de la mansión. Escuchó un portazo de la recámara principal y fue corriendo. Sabía que era Draco. Tenían esa especie de conexión que les hacia saber como estaban. Y el que Draco cerrara de esa manera la puerta le hizo saber al Salvador del Mundo Mágico que algo andaba mal. Verdaderamente mal.

-Alohomora - susurró el joven mago al abrir la puerta. Draco estaba sentado en el suelo, recargado en la cama y con las manos en sus ojos. Su respiración se veía agitada así que Potter dudó que el rubio escuchara que había entrado. Suavemente se dejó caer al lado de su joven novio. Draco al ya percatarse de eso, intentó limpiar las lágrimas que rebeldes escaparon de sus ojos. Harry lo atrajo hacia en en un abrazo. Draco se permitió llorar.

&£€¥§
¿Cuánto tiempo había pasado?
Sentía que habían sido días. Tenía la sensación de haber tocado a la muerte con sus huesudas manos. Tal vez así había sido.

No sabía donde estaba. No sabía quien era. No sabía nada de ella misma.

¿Qué era ese lugar? ¿Por qué habían tantos instrumentos raros?

Sentía la lengua seca. Los músculos doloridos a más no poder. Pensó en gritar por ayuda pero una vez en su cabeza dijo que no lo hiciera.

Un joven apuesto entraba por una puerta. Su vista estaba nublada pero reconocía que el hombre le sonreía. Veía muy borroso.

-¿Quién es usted? - preguntó aún aturdida. Sentía su cuerpo mojado. - ¿Qué hago aquí? ¿Qué me pasó?

-Calma mi pequeña pelirroja. Supongo que esto es un efecto secundario - añadió el hombre para si mismo - ¡Joanne! - gritó con ímpetu. Una joven escondida en las sombras caminó de inmediato hacía el hombre. - Parece que uno de los efectos es la pérdida de memoria, apunta eso, la chica no recuerda quien es ni que hace aquí. Sabía que tendría algunas complicaciones pero no tantas. - pasó un pañuelo por su frente empapada de sudor.

-¿Qué? - preguntó la pelirroja.

-Todo a su tiempo - el hombre le sonrió. Eso inquietó a la chica- por ahora necesito ver que tal están tus niveles de Magia. Una señal buena es que no estés muerta. Te necesito viva para las demás cosas. Se que no reconoces nada... Espero que pronto recuperes la memoria. No me gustaría hacer una poción para eso...

Murmuró unas palabras indistinguibles para su oído. Con un pequeño palito de madera...

-Muy bien, al parecer esta poción ha sido un éxito total - añadió el joven radiante de felicidad - Joanne ¿estás apuntando? Su magia ha sido drenada con un rotundo éxito. Si intentará recordar quien es y quisiera mover tan sólo una cosa, no resultaría. Me alegra decir que en esta poción se vieron menos efectos secundarios, solo uno de hecho. Encargate de ella - miró duramente a la chica-.

Estaba aturdida. No merecía esto. No recordaba quien era o que hacía allí. Solo recordaba algo...

-Harry... - al instante se desmayó.

Joanne la miró con pena.

£€¥§&

-Harry, quiero que me prometas que si ese estúpido se te vuelve a acercar, me dirás inmediatamente. - Los ojos del rubio seguían rojos. No le había querido decir a Harry porqué, no aún. Y Harry desistió, conocía demasiado a su novio para saber cómo se pondría el chico. Además, confiaba en que el chico le diría cuando estuviera listo.

-Draco...-su inseguridad no desaparecía - ¿podré saber algún día que pasó?

El rubio exhaló ruidosamente. Sabía que podría confiar en Harry pero... Aún no estaba listo...

-Cuando éste listo, amor - murmuró.

Draco recargaba su cabeza en el pecho de su novio. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y solo se le antojaba dormir. Dormir hasta que sus problemas se arreglaran solos.

Soñar no costaba nada.

Mientras Harry repartía su preocupación entre Draco y Astoria. Confiaba en ella pero no sabía muy bien como se haría el plan. Lucius había desheredado a Draco y Harry dudaba ser bien recibido en la Mansión Malfoy para una charla civilizada. Solo le quedaba confiar en su novio y en la madre de su futuro hijo o hija.

Y después estaba Ginny. Esa joven pelirroja a la cuál una vez amó. Se preocupaba pues nadie sabía a ciencia cierta donde estaba. Varias veces había ido el moreno a la Madriguera para saludar a los Weasley pero no soportaba la cara de tristeza ni la cara de enojo de los Weasley y Ron respectivamente. Harry no olvidaba la pelea que habían tenido antes de salir de Hogwarts.

Extrañaba a sus amigos. Cuando sólo eran el Trío de Oro. Donde sus únicas preocupaciones eran pasar las clases de Snape sin ningún punto menos.

Harry sabía que Hermione ahora estaba con el joven Court en un viaje, después de Alemania y Francia, habían decidido ir a Australia en busca de los padres de Hermione para regresarles sus memorias.

Harry miró a su novio. El rubio estaba dormido.

Se dispuso a hacer lo mismo que el chico entre sus brazos.

&£€¥§

-¡Por... Por fin!

Su cara reflejaba la locura en su más puro estado... Esa poción, sería la cúspide de su éxito. Esa en especial. Por la que había trabajado tanto...

¿Quitar magia?

No, claro que no. Sus conocimientos daban para más y el lo sabía. Además que esa poción ya la había inventado ¿la prueba? Una confundida pelirroja en el piso de abajo. Si bien ahora era como una muggle o en dado caso una squib, no recordaba quien era. Y Thomas no quería así las cosas.

¿Qué diversión habría en quitar la magia a alguien si después no recuerda quien es?

El no quería eso. Y el recuerdo de su fracaso le quitó un poco de su reciente emoción. Tendría tiempo para los desperfectos...

Pero ahora... Tendría lo que jamás se había imaginado...

Un heredero.

Alguien capaz de continuar con el legado de su mafia. Alguien a quien enseñar...

Y todo gracias a la poción que tenía en sus manos.

Inesperado [Drarry]Where stories live. Discover now