.Ep 65. No More

61 8 1
                                    


-¡Suni! ¿Podrías parar? – Grite tratando de alejar a la hermana de Jhope de la entrada de mi casa.

Esta imponía ganas de entrar a esta sin mi permiso, no entendía su motivo, pero jamás permitiría que otra chica entre a esta. Hasta Minji correría de la casa a esta niña.

-¡Suni, hablo en serio! – Hastiado de la situación la tomo de los hombros pensando una manera de quitarla – ¿Dónde está tu hermano? – Mire hacia todos lados buscando a Jhope, teniendo esperanza que me salvara.

-Tan solo déjame pasar un momento – Responde caprichosa con sus oscuros ojos iguales a los de su hermano – Te divertirás conmigo – Sonríe simulando acaricias con las puntas de sus uñas a mis manos sobre sus hombros, cierto escalofrío desagradable recorrió mi cuerpo – Además, mi hermano tan solo quiere separarnos, es un celoso.

Nunca me gusto esa mirada sobre mí, sabía que era lo que esos ojos transmitían y no me gustaba ser partícipe de eso.

-¡Quédate quieta! – Espete con una guardia mas baja de lo que debía imponer.

Observe como fugazmente mis labios eran atrapados por los suyos.

Un beso.

Tan rápido y confuso, áspero e indeseable.

Mis ojos, de alguna manera se guiaron hacia el costado descubriendo un par de luceros encantadores impropias de observar la fatal escena.

___, ella está viendo esto.

No.

...

Jamás sentí tanto dolor al pasar saliva por mi garganta, como mis pulmones al llenarse de cierto aire frio se partían junto en el sentir de pulsaciones devastadoras en mi pecho.

Abrí rápidamente la puerta de casa, solté la mochila de mis hombros tratando de contener aquel torbellino, encrespe mis labios mas de lo que debía cortándolos.

Necesitaba llegar a mi habitación, lo antes posible.

Mis pies se impacientaron, corrieron por las escaleras en una seguidilla rápida. Busque la manera de respirar sin ahogarme por esta garganta que se dignaba a cerrarse junto con la pena de mi corazón.

Debía llegar.

El portazo me dio la esperanza, estar entre estos cuatros paredes cubriendo mi soledad, cubriendo este fuego que quemaba.

Si. Podía hacer lo que quería ahora.

Visualizo los productos cosméticos sobre la mesilla, los empuje a todos con gran rabia escuchando cada crujir de vidrios rotos contra el piso, tirar la silla de madera hacia un costado volviéndola a tomar para estamparla nuevamente rompiendo una de sus patas, siguiendo hacia el mueble con libros desquitándolos a todos, rompiéndolos, rasguñándolos.

Mis lagrimas acompañaron cada uno de mis movimientos volviendo ciega mi vista, sin ayudar con lo que estaba haciendo, mis labios rotos fueron presencia de cuantos quejidos reprimí, cuantos sollozos quise ocultar, incluso estos gritos de lamentos.

La pared fue enemiga de mis puños, estos incontrolados se estampaban queriendo buscar paz, mi cuerpo mismo se unía a esta lucha.

Todo este dolor no se iba, estos golpes, esta destrucción no estaba ayudando a sosegar. Tan solo me sentía rota.

Abrí mis labios obteniendo oxígeno, tome mi pecho queriendo apaciguar el tormento, queriendo no seguir ahogándome. Observe mis manos rojas, tensionadas con pequeñas gotas de sangre por las grietas de mi piel.

Y aun así, eso no dolía.

Observe la puerta del sanitario abierta, me dirigí a esta adentrándome. El espejo se dispuso a demostrar mi demacrado rostro, lo desahuciado que se hallaba, sin color, sin expresión. Sin vida.

Este reflejo tan sincero me demostraba que es lo que era.

Era asquerosa. Un terrible asco.

Sin tener capacidad de mi cuerpo, noto que en un abrir y cerrar de ojos, mis nudillos estaban estampados contra el cristal roto de un anterior espejo, manchado en rojo y con pequeños trozos de estos incrustados.

Sonreí estúpidamente.

No quería golpearlo, no tenía pensado hacerlo. Pero no podía controlar mi cuerpo.

Mire hacia mis pies, finos palillos de vidrios se encontraban dispersados por el suelo. Diría que parecía un cielo estrellado si no estuvieran tan al pendiente que era el suelo de mi baño y ese brillo eran solo cristales rotos.

-¡___! ¿Qué carajos pasó aq...? – Jin no siguió su frase al verme.

Mi gran obra de arte fue descubierta.

-¿¡Pero que has hecho imbécil!? – Con velocidad intercepta mi mano destruida tomando entre las suyas tratando de verificar el nivel del daño. – I...Idiota, ¿Qué hiciste? – Susurra con un tono diferente al anterior, no era un regaño, parecía una pregunta prendida en tristeza.

Joder.

No quería que me viera así.

Gruñí tratando de contenerme, de evitar volver a llorar. Pero mi corazón estaba tan sensible que no le importaría mostrarse débil.

-N...Nada – Pronuncie inaudible y quebrada.

Como si esa respuesta fuera suficiente credibilidad.

-¿En serio intentas mentir? ¿Eres tonta? – Pronuncia.

Por mas que haya llamado "tonta", no percate algún tipo de insulto. Su tono fue tan meloso que no pude obtener aquella sensación.

-J...Jungkook – Hable permitiendo cautivar presión a mi pecho al decir ese nombre – ¿S...Sabias que tiene novia? Los vi besándose – Respondí.

Como un dardo venenoso la imagen de esa escena golpeo mi cabeza, no podía olvidarlo, mi mente era mi mayor enemiga, no era capaz de ayudarme.

Los brazos de Jin pronto tomaron intercepción a mi cuerpo, estrujándome como si evitara mi desfallecer conteniéndome. Busque el hueco perfecto para desconsolarme.

Pensé que podía soportarlo, podía tener una mirada alta cuando Jungkook este con alguien más, sabía que estaba con ella, si lo sabía, pero no quería creerlo, yo misma me mentí. Fue suficiente pista al verlo hoy, caí en el hilo de la realidad que no quería ver y eso es lo que me está matando.

-Tranquila nena, tranquila – Susurra besando mi cabeza simultaneo a acariciar mi cabello enterrando sus dedos – Curemos tus heridas y luego llamaremos a tus caballeros, ¿Si princesa? – Sigue aquel acaramelado sonido de voz.

Sentí ese vuelco, esa calidez que apaciguó un momento mi corazón. Jamás me había llamado así, su boca al dirigirse a mi no eran mas que insultos, ni siquiera recordaba cuantas veces me habría tratado bien.

Asentí con un movimiento dirigiendo mis pensamientos fuera del enriendo, pero no, volvían allí.

Otra vez el susurro de la oscuridad me llamaba, pronunciando una sola frase.

Ya no más, no más por favor.

El nerd que me enamoró- Jungkook y tú- (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora