🥀 c i n c o 🥀

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He roto mi propio récord, consiguiendo que alguien me odie en el primer día que me conoce. El antiguo récord era tres días después, pero simplemente no pude controlarme. Nadie en este mundo, ni siquiera mis padres, a quienes he desafiado muchas veces por esto, puede decirle absolutamente nada a mi hermana, mucho menos llamarla salvaje. ¿Quién se cree que es? Ganas de darle una bofetada no me faltaron, y lo peor es que tuvo el atrevimiento de decirme que tenía que respetarla y no sé qué otras cosas más. No la golpeé por respeto a Lucas y su amigo; no quiero ser tan pesada desde el principio. Mañana será otro tema.

Afortunadamente, las cosas no estuvieron tan mal y el pueblo no parece ser tan aburrido como me lo imaginé. Tienen tiendas donde los niños pueden ir a comer dulces y bocadillos gratis cada vez que ganan juegos, que resultan ser ejercicios de conocimiento. Un método inteligente para fomentar el estudio y el aprendizaje. Hay un hermoso parque, y parece ser un lugar seguro porque no había ningún adulto cerca para vigilarlos, al menos no a simple vista.

¿Lo mejor de todo? Tienen una extensa biblioteca con libros tanto regionales como importados. ¿Qué hace esa biblioteca perfecta para mí? Tiene una sección enorme de libros eróticos y de misterio. Así que me veré ahí sentada hasta que sus puertas se cierren o me llevaré unos cuantos para leer en casa. Quién sabe, a lo mejor me encuentro con algún chico igual de perverso que yo y llevamos a cabo nuestras fantasías más oscuras.

En mi ciudad, siempre molestaban a las personas que exploraban la sección de libros eróticos. Les lanzaban comentarios desagradables, juzgándolos como si fueran personas de moral dudosa. Criticaban a quienes disfrutábamos de este género, tildándonos de cochinos, pecadores o mujeres promiscuas.

Sin embargo, es todo una farsa. ¿Quién dijo que disfrutar de literatura erótica te convierte en un depravado? ¿O que las mujeres que leen sobre sexo son promiscuas? Es una patraña. Si leer y escribir sobre romances sexuales me hace merecedora de algún juicio, lo digo con orgullo: amo la literatura erótica.

Es necesario aceptarlo, en todo romance hay sexo, siempre lo habrá. Ya sea insinuado o narrado explícitamente, es parte natural de la relación humana. ¿Tiene algo de malo disfrutar plenamente de mi sexualidad y querer narrar mis experiencias? Nada en absoluto. Todos tenemos sexo, amamos tenerlo; sin sexo, simplemente no existiríamos. Deberíamos desechar de una vez por todas esos tabúes que solo sirven para reprimir la naturaleza humana. ¡Abajo el tabú!

—¿Te hizo algo ese pollo?— frunzo el ceño y miro a Marisol, mientras ella observa lo que tengo entre mis manos.

Para no sentirme inútil, decidí ayudar a Marisol en las labores de la cocina, ya que es lo único que sé hacer dentro de una cocina, cortar carne. Me asignó la tarea de cortar el pollo en los trozos adecuados, porque los iba a pasar por harina y luego a freír, como en un restaurante de comida rápida. Sin embargo, me distraje pensando demasiado en las cosas de hoy y creo que influyó bastante en el pollo.

—Cacarea mucho— bromeo. La verdad es que está hecho pedazos, parece que ni siquiera usé el cuchillo, pero eso es bueno, está cortado salvajemente.

—Que bueno que le cortamos el pescuezo, ¿No es así?— comienza a recoger los pedazos del pollo encima de la tabla de cortar para luego ponerlos en una cazuela que traía consigo —Si cacarea un poco más, es la tabla quien paga las consecuencias—

—Perdón. ¿Sabes dónde está Alana?— pregunto, no es normal no tenerla cerca, mucho menos cuando alguien está cocinando. Siempre está esperando que le den algo.

—Sí, está afuera jugando con Lucas—responde. Creo que él y yo tendremos problemas; no puede robarse a mi hermana así como así.

—Alana le tomó cariño bastante rápido—   comento. Marisol asiente mientras comienza a pasar los pedazos de pollo por la harina; ya tiene el aceite calentando.

Los Marshall #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora