🥀 v e i n t i c u a t r o 🥀

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Narración: Anabelle Russell.

Al quitarme los zapatos al entrar en mi habitación, los lanzo descuidadamente hacia un lado de la puerta, cerrándola con más fuerza de la necesaria debido a un pequeño accidente. Al dejarme caer en la cama, las almohadas se desplazan a los lados, una incluso cae al suelo, pero mi atención se enfoca en el techo sucio y con telarañas. La urgencia de limpiarlo antes de que algún indeseado insecto caiga en mi boca mientras duermo se apodera de mis pensamientos.

Mis reflexiones se tornan hacia los eventos de la semana, comenzando con Volker, quien en su forma de lobo irrumpió en mi casa intentando secuestrarme. Aunque nuestras interacciones solían ser competitivas, su ataque en la escuela despertó mi preocupación genuina. No puedo evitar recordar su novia y la incomodidad que surgió al descubrir las marcas en mi piel, resultado de sus acciones. La confusión se intensifica al cuestionar la fidelidad en esta extraña conexión como "mates" mientras él mantiene una relación con otra persona.

La complejidad de emociones se enreda, dejándome con interrogantes sobre mi papel en esta intrincada red de relaciones.

Gunther, aunque desconocido en gran medida, logró agradarme en la media hora de conversación que tuvimos. Reveló detalles personales y gustos, expresando el deseo frustrado de estudiar medicina para ayudar a los enfermos del pueblo, sin proporcionar muchas explicaciones sobre sus limitaciones. Sin embargo, no puedo pasar por alto que su impulsividad desencadenó la lesión en mi muslo con vidrio incrustado, llevándome a una experiencia más allá de las estrellas.

En contraste, Waldheri, el tercero en la ecuación, reveló poco sobre sí mismo y optó por ignorarme tras proclamar que también era "suya". Su actitud despectiva, dando órdenes y pretendiendo demencia ante mis intentos de comunicación, lo etiqueta como un individuo controlador, una característica que encuentro intolerable.

Cada pensamiento agudiza mi deseo de golpear mi cabeza contra la pared, enfrentándome a la confusión abrumadora de aceptar que todo lo aprendido es una farsa y que los cuentos fantásticos son, de hecho, reales. Mi madre y, posiblemente, mi padre, conocían esta verdad al enviarme aquí, sugiriendo que mis circunstancias fueron manipuladas conscientemente.

Inmersa en la búsqueda de respuestas, mi celular, que había dejado cargando, interrumpe mis pensamientos con una llamada de mi mejor enemigo, El Rodri.

—¡Enemiga de mi alma!— su efusividad se cuela en mi ser de inmediato. No hay consuelo más extraño que encontrar en la animosidad de tu némesis, básicamente.

—Bicho feo— mi burla provoca un gruñido suyo, recordándome de manera sutil que, al igual que yo, él también es un lobo.

—Soy lo más hermoso que jamás encontrarás, admítelo, burra— lo imagino sacando la lengua, y mi risa resuena, aunque haya conocido a varios individuos a lo largo de mi vida, él es demasiado hermoso para este mundo.

—¿Para qué me llamas?— inquiero, sin molestia aparente pero con un dejo de asombro.

—¿Es que ahora uno no puede llamar a su mejor enemiga porque la extraña?— adopta un tono de víctima, provocando un rodar de ojos ante su teatralidad. —¡Me voy a ahorcar con papel sanitario, lo juro!— su risa resuena de nuevo, y yo me uno a ella.

—En serio, ya dime, sé que te tramas algo— su risa se atenúa, revelando que, bajo la fachada, hay algo más oscuro en juego.

—Bueno, me atrapaste, quiero pedirte algo— su risa regresa —Los muchachos de la escuela han organizado una fiesta sin razón aparente, simplemente para sumergirnos en la embriaguez, y quería saber si quieres ir conmigo. Me aburriría si voy solo— mi sonrisa se dibuja. Extraño y curioso tener un enemigo que me incluye en sus planes festivos.

Los Marshall #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora