🥀 t r e i n t a | c u a t r o 🥀

4K 421 97
                                    

Sosteniendo con firmeza la caja que alberga a la híbrida, apoyo con cuidado mi muslo para evitar que caiga, mientras la cría de puma se aferra a mi mano, sus mordiscos dejando rastros en mi piel. El dolor persiste, pero lo oculto, no quiero preocupar a Lucas ni darle a Waldheri motivo para intervenir, como evidencian las manchas de sangre en la antes impecable venda.

La pequeña puma, según las explicaciones de Lucas, no busca hacer daño, sino expresar gratitud. La paradoja de una niña transformada en un cachorro, con la única manera de agradecer siendo esos mordiscos dolorosos. Intento comprender su naturaleza mientras la contengo con paciencia.

Lucas, con gesto decidido, toca el timbre, su estridente sonido resonando en el aire. Mi primo se vuelve hacia mí, ofreciendo una cálida sonrisa que reconforta. Coloca su mano en mi hombro, transmitiendo apoyo en este momento crítico. Escucho pasos al otro lado de la puerta, y me preparo para enfrentar el poder que impera en este pueblo.

Aunque mi estancia aquí ha sido breve, una verdad persiste: el poder, real o aparente, define la importancia y los privilegios. En este juego de influencias, debo mantener mi postura firme. La puerta se abre, revelando un mundo donde las máscaras de poder y privilegio dictan las reglas.

El señor Marshall, en su arrogancia, parece repudiarme simplemente por ser una humana, interpretándome como débil y enfermiza. Su mente retorcida aborrece mi presencia, y en su mirada, un odio profundo se manifiesta, insinuando que en cualquier instante podría lanzarse hacia mí con la intención de matarme.

La vida me ha enseñado a discernir entre las buenas y malas personas, no por su apariencia física, sino por sus acciones. Siguiendo el consejo de mi madre, busco esos pequeños detalles ocultos en cada individuo, las debilidades que siempre están presentes, nuestros talones de Aquiles. En los ojos ámbar del señor Marshall, detecto una tristeza profunda que arrastra consigo. A pesar de su odio y rencor, también percibo un matiz melancólico, como si mi presencia le recordara algo doloroso. Desde nuestro primer encuentro después del Festival de la Luna Roja, noté su sorpresa momentánea, seguida de una mirada gélida.

La puerta se abre, revelando la sorpresa en los ojos de una de las empleadas. La señora, observando la escena desde la caja en mis manos hasta Lucas y luego a mí, parece intrigada por la inusual situación.

—Buenas noches, señorita, joven. ¿Qué necesitan?— la voz de la señora resuena con temblor, denotando una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

—Hablar con el mayor de los Marshall— respondo con determinación. Observo cómo vacila inicialmente, pero finalmente nos concede permiso para entrar al apartarse a un lado.

La puerta se abre lentamente, revelando un interior que parece atrapado entre la elegancia de antaño y un aire de misterio. El ambiente tenso se corta con la curiosidad palpable de la empleada, mientras avanzamos por el umbral hacia lo conocido, pero poco explorado.

Contemplo la sala de estar con detenimiento, ahora con la oportunidad de apreciar cada detalle que en mi anterior visita pasó desapercibido, ya que en aquel momento me encontraba interviniendo en una pelea que terminó por afectarme más a mí que a los involucrados. Las paredes, pintadas en un hermoso color perla, exhiben intrincados detalles dorados que toman la forma de lobos en plena carrera, añadiendo un toque elegante y salvaje a la decoración. La chimenea en el centro de la sala arde con una luz acogedora, irradiando calidez a su alrededor.

Los muebles, cuidadosamente elegidos en tonos marrones claros, armonizan con la paleta general y ofrecen un contraste suave. Es evidente que la persona responsable de la organización de este espacio posee un gusto refinado. Mi intuición señala a Leonor, la madre de los rubios, o a Waldheri, conocido por su habilidad para diseñar y decorar interiores, tal como me lo reveló Leonor en mi anterior visita.

Los Marshall #PGP2024Where stories live. Discover now