🥀 c i n c u e n t a | c u a t r o 🥀

2K 255 47
                                    

Sobre el lomo del lobo, la oscura melancolía del bosque se entrelazaba con mi excitación temeraria. La segunda vez, como la primera, me sumergía en la montaña rusa de emociones, consciente de las consecuencias inminentes de mi alergia. La tela de mi ropa interior actuaba como una frágil barrera ante los vellos del lobo, una precaución que apenas mitigaba la euforia imprudente que palpitaba en mi pecho.

Aferrada al pellejo de Volker, cada sacudida del lobo bajo mis manos resonaba como un eco de la libertad prohibida. Mientras él corría a través del bosque, mis dedos se hundían en su pelaje, buscando anclarse en la única certeza en medio de la noche sombría. La colcha que me envolvía desde que abandoné la casa se desplegaba con gracia, danzando al ritmo del viento nocturno. La visión, si pudiese contemplarla en tercera persona, se pintaría como un cuadro épico, un lienzo de desafío y rebeldía en la penumbra de la naturaleza salvaje.

En la penumbra del bosque, la luna desplegaba su reinado nocturno, otorgando un halo de misterio al entorno que se extendía a mi alrededor. La visibilidad, escasa pero reveladora gracias a la luz lunar, transformaba el paisaje en un cuadro de sombras y secretos, una belleza nunca antes apreciada por mis ojos.

Entre las ramas de los árboles, cuervos y lechuzas tejían sus propios misterios, sus siluetas destacando contra el fondo nocturno. En lugar de resultar tétrico o tenebroso, el panorama se volvía sublime, un lienzo de la naturaleza en su estado más salvaje. Las luciérnagas, con su luz parpadeante, añadían destellos efímeros a la escena, como estrellas danzando en la negrura del firmamento terrestre.

A lomos del lobo, la incertidumbre de nuestro destino se entrelazaba con la fascinación por la naturaleza que nos envolvía. Sin un destino predefinido, nos sumergíamos en la oscuridad del bosque, dejando que la luna guiara nuestros pasos en esta travesía nocturna.

—No sé a dónde vamos— admití, mi voz susurrando entre la brisa nocturna. Consciente de que Volker me escucha y comprende
—Pero eso no supone ningún problema para mí—

En la inmensidad de la naturaleza silente, nuestras acciones desafiantes resonaban como un eco rebelde. Mientras el bosque se convertía en el escenario de nuestra escapada, una pregunta se filtraba en mis pensamientos.

¿Qué pensarán los demás cuando se den cuenta de que no estamos? Seguro se volverán locos. Pienso.

La densidad del bosque cede ante la gradual apertura de árboles, revelando un suelo que muta de tierra a una arena fina de tono gris, reminiscente de los alrededores del Lago de las Almas. Cada paso marcaba la transición de la oscuridad densa a un paisaje más abierto, un preludio silencioso para lo que estaba por descubrir.

El destino se manifestó ante nosotros, y mis sospechas se confirmaron al llegar al borde del hermoso lago. La noche embellecía su superficie, otorgándole un encanto magnificado, donde las plantas fosforescentes en el fondo se convertían en joyas luminiscentes en la penumbra.

Las aguas, iluminadas con intensidad, bailaban al compás de un leve oleaje, sus colores vibrando en armonía como un reflejo terrenal de la aurora boreal. Un espectáculo natural que solo había experimentado a través de imágenes congeladas en fotos y películas, se desplegaba en tiempo real, llevándome a un éxtasis silencioso.

Volker se detuvo con gracia, su figura lupina desvaneciéndose para dar paso a una forma más humana. Bajé de su lomo mientras él se transformaba, un proceso que convertía lo grande y peludo en una figura más pequeña y lampiña, abandonando la forma de lobo. De mi brazo emergió la muda de ropa que él mismo me proporcionó, una transición entre lo animal y lo humano, marcada por la necesidad de preservar la integridad de la vestimenta.

En ese momento, el silencio del lago y la transformación se mezclaban en una melodía única, mientras la aurora subacuática y el renacer humano se entrelazaban en la trama de esta noche intensa y reveladora. La oscuridad del bosque había dado paso a un rincón mágico, donde la naturaleza y lo sobrenatural danzaban en la sinfonía de un encuentro único.

Los Marshall #PGP2024Where stories live. Discover now