🥀 c u a r e n t a | t r e s 🥀

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Narración: Waldheri Marshall.

Salgo de la cama con el sigiloso murmullo de las sábanas deslizándose, cada movimiento calculado para no perturbar el silencio que envuelve la habitación. La oscuridad abraza mis pasos, acentuando el misterio de la madrugada.

Mis pies desnudos tocan el suelo con delicadeza, como si la misma penumbra conspirara para que mi presencia sea apenas un susurro en la noche. El crujir mínimo de la madera bajo mis pasos se mezcla con el suspiro de la casa aún adormecida. El baño se revela como un refugio silencioso, donde el sonido del agua que fluye encuentra su propio eco en la tranquilidad nocturna.

El paso del tiempo se desvanece en la penumbra, más de dos horas han transcurrido desde que la pasión nos envolvió, dejando a Anabelle exhausta, un eco silente de la intensidad compartida. Su respiración tranquila se convierte en un susurro casi inaudible, y su cuerpo reposa sobre el mío como un testamento de rendición ante el agotamiento.

En la semioscuridad, su piel revela las huellas de nuestra unión, marcas que trascienden la frontera entre el deseo y la posesión. Mi naturaleza licántropa, con su fuerza y resistencia sobrehumanas, se manifiesta en cada rincón de su cuerpo marcado, como un recordatorio tangible de la dualidad entre lo humano y lo sobrenatural.

Las sombras danzan en la habitación, reflejando la complejidad de emociones que se entrelazan en este instante íntimo. Olvidé momentáneamente la fragilidad humana, sumiéndome en la vorágine de la pasión, pero ahora, en la quietud que sigue, la realidad se manifiesta en las marcas que adornan su piel.

El susurro de su respiración se mezcla con el palpitar de mi propio corazón, como un eco de la conexión efímera que compartimos. En esta penumbra que abraza nuestros cuerpos entrelazados, la vulnerabilidad se revela, y las cicatrices invisibles de una pasión intensa se inscriben en la memoria de la noche.

En el silencio roto solo por la respiración acompasada, el peso de la responsabilidad se manifiesta. Mis ojos, fijos en el techo, contemplan el eco de nuestras acciones, mientras el aroma de la piel y el sudor impregnan el aire, creando una atmósfera cargada de la complejidad de lo compartido y lo perdido en el éxtasis de la intimidad.

Un breve parpadeo de la bestia interior me arrastró a la oscura órbita de los instintos primarios, y mis colmillos se hundieron en el delicado terciopelo de su cuello, un intento visceral de marcarla como mía. La esencia del lobo se entrelazó con la piel, dejando una huella que, por un efímero momento, pareció sellar nuestro destino.

Sin embargo, la cruel realidad se desplegó ante mí cuando la marca, símbolo efímero de nuestra unión, se desvaneció en el transcurso de unos minutos. La preocupación se anida en mi ser, el reconocimiento de que algo más allá de mi control influyó en la evanescencia de la conexión licantrópica.

En la penumbra de la habitación, la incertidumbre se mezcla con la sombra, creando una amalgama de temor y deseo. Mi mate, destinada a ser mía por vínculos más allá de la comprensión humana, parece desafiar las leyes naturales al perder la marca de apareamiento.

El eco de la oscuridad resuena en mis pensamientos mientras considero la posibilidad de que mi ejecución haya sido imperfecta, una sombra de duda que se proyecta sobre la afirmación de mi lobo interior. ¿O fue acaso una fuerza externa, un presagio ominoso que deshizo lo que la naturaleza misma había trazado?

Mi mirada persiste en la escena serena de su sueño profundo, donde los suspiros acompasan la danza de sus hombros. La penumbra revela las marcas que dejé en su piel, una obra tatuada por la intensidad compartida, y una sonrisa se dibuja en mis labios al observar el testimonio tangible de nuestra unión.

Con paso mesurado, busco mi ropa interior en la semioscuridad, consciente de que cada prenda es un recuerdo impreso en la tela. El baño me acoge en su silencio, y el sonido de la micción resuena como un eco en la penumbra, un recordatorio terrenal en medio de la intimidad compartida.

Los Marshall #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora