🥀 o n c e 🥀

4.5K 447 18
                                    


El sábado finalmente había llegado, pero a diferencia de los días previos, una suave calidez impregnaba el ambiente. Decidí aventurarme fuera de mi habitación sin chaqueta, optando por una camisa de mangas largas de tela fina y unos shorts que alcanzaban la mitad de mis muslos, consciente de la necesidad de protegerme del ligero viento para evitar una posible recaída en mi propensión a la gripe. Mi madre, a quien culpo cariñosamente por mi frágil salud, me legó no solo alergias, sino también una sensibilidad extrema a las bajas temperaturas y un temperamento desafiante que, irónicamente, también heredé.

Marisol, una mujer dulce y comprensiva, ya había preparado un vaso de leche con chocolate a mi llegada a la cocina. Las manecillas del reloj marcaban las ocho de la mañana, y estaba segura de que mi hermana Alana, despierta desde hace horas, se entretenía con Lucas y la lechuza en algún rincón del patio. Aunque desperté a eso de las seis de la mañana.

—¿Cómo fue tu tiempo en el lago?— preguntó Marisol con el afecto de una madre, un contraste evidente con la probable reacción de mi propia madre ante la noticia de una escapada al lago durante el horario escolar. Las dinámicas entre madres y tías revelan matices únicos en cada familia.

La escena, llena de detalles y emociones, se desenvolvía como un cuadro familiar, donde las acciones cotidianas cobraban vida bajo la mirada atenta de Marisol, proporcionando un cálido refugio en contraste con las expectativas y reacciones que podrían haber surgido en otro entorno familiar.

—La experiencia fue fascinante, la desinhibición de la gente al bañarse desnuda revelaba una vulnerabilidad compartida— sonrío, desentrañando la peculiar conexión que se formó —Cuando otro grupo se sumó y compartieron sus  abrigos conmigo a cambio de la vigilancia de sus pertenencias, fue lindo—

—El lago es hermoso, pero en invierno su encanto se torna aún más sublime— comentó, deslizando la mirada hacia recuerdos distantes —En invierno, la verdadera magia se manifiesta. En mi juventud, solía realizar la misma rutina tras la escuela. Patinaba en lagos congelados, donde tuve el encuentro que marcó el inicio de mi historia con Leonardo— su sonrisa adquiere un matiz nostálgico —En aquel entonces, tenía tu edad. Fue asombroso, y desde ese momento, estamos juntos—

—Sueño con una historia de amor así. Encontrar a alguien de manera inesperada, enamorarnos y que ese amor perdure toda la vida— expreso mis anhelos, revelando un rincón íntimo.

—La vida siempre presenta a alguien que encaja a la perfección, pero a menudo implica superar desafíos para hallarlo. Mi relación con Leonardo, aunque nació de un amor a primera vista, enfrentó numerosos obstáculos. A pesar de los reclamos mutuos, su familia no aceptaba nuestra unión— mi sonrisa se desvanece, dejando entrever las sombras del pasado.

—¿Por qué? Si eres tan amable, cómo cuidas de Alana y de mí como si fuéramos tus hijas, incluso tras apenas conocernos hace una semana— me quejo, desconcertada ante la falta de aprobación parental.

—La familia de Leonardo ostentaba influencia y riqueza en ese entonces, mientras yo provenía de un estrato social diferente. Las disparidades de clase fueron suficientes para que sus padres rechazaran nuestra relación. Además, Leonardo estaba comprometido con una mujer de su misma esfera social. La lucha contra viento y marea fue inevitable para preservar nuestro vínculo— suspiro, revelando las cicatrices emocionales.

—¿Y qué hicieron?— mi curiosidad se intensifica, visualizando la trama como si se tratara de una película. No por chisme, sino por el deseo de entender su historia, quizás para inspirar una novela de romance profundo y oscuro. ¿A quién quiero engañar? También por el chisme.

—Escapamos a Wild. No somos nativos; llegamos mucho antes de que Lucas cruzara siquiera por la mente de alguien y forjamos nuestra existencia aquí— sonríe, desentrañando la historia enterrada —Los padres de Leonardo nunca se molestaron en buscarlo; supongo que lo dejaron en el olvido. Mi madre me llama ocasionalmente, pero se aferra a su hogar con una firmeza inquebrantable. No la culpo; sus otros nietos y su esposo residen allí. Para ella, abandonar ese espacio, incluso por un viaje, resulta inimaginable—

Los Marshall #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora