🥀 c u a r e n t a | n u e v e 🥀

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Narración: Anabelle Russell.

Me encuentro en algún lugar, sumida en un silencio absoluto que refuerza mi soledad. Un esfuerzo titánico por abrir los ojos se ve frustrado por el peso insondable que siento en mis párpados, como si fueran dos esferas de metal imposibles de alzar. Mis extremidades están presentes, pero mi capacidad de movimiento se reduce a la ligera agitación de mis dedos, apenas un indicio de vida.

Aunque mis padres carecen de formación médica, pero recuerdo las lecciones de mi abuelo, un enfermero del hospital principal de la ciudad. Descubrí que, aún con anestesia, algunos pueden experimentar sensaciones. Tal vez, solo estoy sintiendo los efectos de la anestesia.

El crujido siniestro de la puerta reverbera en la habitación, evocando el suspenso de una escena de terror cinematográfica. Un presagio palpable de que la frágil calma puede desmoronarse en cualquier instante. Los pasos, como un eco insistente, resuenan en mi cabeza, creando una sinfonía inquietante que se repite una y otra vez.

No estoy solo. La presencia de dos individuos se revela, puedo notarlo por el sonido de sus pasos en la madera del suelo, demasiados para ser de una sola persona. Un breve destello de alivio me invade al considerar la posibilidad de que alguien de mi familia es aquí para cuidarme.

—Es por eso que los humanos no sirven para ser la compañía de un licántropo, son débiles— resuena una voz desconocida, anidando en mi mente, y aunque busco en el cajón de mis recuerdos, no logro identificarla. El eco de sus palabras envuelve la sala —No quería llegar tan lejos, de nuevo, pero no permitiré que destruyas el futuro de mis nietos así como casi destruyes el de mi hijo—

Me alarmo, e intento luchar por despertar y moverme, por ver algo más que oscuridad y saber cuál es el rostro de la persona que me está diciendo esas cosas, pero otra vez, no puedo mover algo más que mis dedos. Escucho la risa de esa persona.

—Al parecer estás despierta, bien. Procede.

La risa resuena en la habitación, un eco siniestro que se entrelaza con mi impotencia. Mis sentidos se agudizan, captando cada sonido y cada palabra pronunciada con una nitidez aterradora. La incertidumbre me envuelve, sumergiéndome en una realidad desoladora donde la oscuridad se convierte en mi única compañía.

Una segunda persona camina por la habitación, y después escucho el sonido de unos pomos de cristal. Entonces, una mano agarra mi brazo, y creo que eso me dio la fuerza para poder abrir mis ojos y mover mi brazo. Por desgracia, no vi a nadie; mi rostro estaba del lado contrario al de esas personas, y en el instante en que mis ojos fueron abiertos, fui atacada por el dolor en mi espalda que me hizo chillar.

La sensación de dolor se apodera de mi ser, convirtiéndose en un tormento que me envuelve como un manto oscuro. La incapacidad para ver a mis agresores aumenta la angustia, dejándome a merced de lo desconocido. Cierro los ojos, pero el eco de mi propio grito sigue resonando en la habitación, recordándome la vulnerabilidad que ahora me consume.

Narración: Waldheri Marshall.

La inquietud crece en mi interior, especialmente en mi lobo. Pensé en dar la vuelta y regresar a casa para asegurarme de que todo esté en orden antes de volver a la frontera, como se me ordenó. No obstante, la proximidad a la ubicación indicada me impide retroceder. En su lugar, planeo llamar a casa en cuanto llegue a la frontera y encuentre un punto de cobertura.

La tensión en la manada es palpable. Mi padre me ha ordenado ir a los límites de la manada rápidamente, indicando que algo grave ha sucedido. Volker fue enviado al bosque en busca de plantas para el ungüento de Anabelle, mientras Gunther acompañará a mi abuela en una misión desconocida. Mi abuelo delegó tareas a todos, excepto a mí, indicándome que fuera a los límites, orden que me había dado mi padre. En resumen, Anabelle está prácticamente sola, y esa realidad me llena de preocupación. No confío en muchos de los que están dentro, solo en Marisol. Leonor, Antón y mucho menos mi abuelo han mostrado una preocupación genuina por la mujer que es mi mate.

Los Marshall #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora