🥀 c i n c u e n t a | d o s 🥀

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Resulta que, mientras más lo pienso, menos lógica le encuentro a todo este asunto de mis padres. ¿Ellos, cazadores? Recuerdo que papá me llevaba a cazar al bosque cuando era pequeña, pero eran animales pequeños, y ahora veo esa práctica como maltrato animal. Pero de cazar animales para comerlos, porque eso es lo que hacíamos al final de un día en el bosque, a cazar especies diferentes es un tema mucho más controversial. Ellos ni siquiera creían en esos cuentos de lobos en el bosque, o los del viejo del saco que se llevaba a los niños cuando estos no querían comer. Incluso llamaban "loca" a mi abuela cuando mencionaba algo de lobos o seres sobrenaturales. Me resulta hipócrita saber que ellos los cazaban.

—¿Cómo que cazadores?— pregunto, incapaz de creer del todos sus palabras. Me cruzo de brazos y lo observo con molestia.

—Cazadores, Anabelle, estoy seguro de que conoces ese término muy bien. Ellos ayudaban a otros humanos, como tú, a cazar seres que son como yo y todos los que estamos aquí— se señala y también a los demás, pero me exceptúa a mí —Aunque un día se arrepintieron de sus actos y, lejos de ser una amenaza, ayudaron a que híbridos capturados vieran la luz del sol hasta el día de hoy. Es ahí donde mis padres intervienen y los usan a su conveniencia—

—¿De qué forma? Mis padres no son malos. Ellos son las personas más bondadosas que conozco. Incapaces de hacerle daño a nadie, menos a los que son como ustedes— defiendo a mis padres. No quiero creer que ellos serían tan crueles y salvajes de hacerle daño a personas.

—Lo son, sin duda. Numerosos cambiaformas perdieron la vida a manos de tus padres antes de que cambiaran sus convicciones y optaran por colaborar con nosotros— responde Mark con seriedad —Tus padres, integrantes de uno de los grupos más prominentes de cazadores de híbridos en la región, jugaron un papel crucial al facilitar la fuga de estos, convirtiéndose así en la pieza esencial que mis padres necesitaban para resguardarse de tu especie, y lo lograron—

—¿Cómo unos humanos pueden ser más que carnada?— interviene el señor Marshall. Mi mirada se posa en él, furiosa ante su insensibilidad.

—Información. Un recurso invaluable. Mis padres empleaban esa información para proteger a nuestra manada. Al conocer la ubicación y número de cazadores, podíamos elaborar estrategias para defendernos y eliminar a quienes buscaban nuestra aniquilación— responde Mark con calma. Un nudo se forma en mi garganta al procesar lo que escucho. ¿Es tan sencillo cambiar una vida por otra? —Los padres de Anabelle han sido de gran utilidad. Hemos prevenido unos quince ataques en la última década, salvando cientos de vidas mientras numerosos cazadores pagaban con la suya—

—Hablan de la muerte como si no fuera nada— me quejo.

—En nuestro mundo no es nada, Anabelle. Es normal despertar y que alguien cercano a ti fallezca a causa de humanos— responde Volker a mi lado, con la mirada oscurecida. ¿Y a este qué le pasa?

—Conocí a Anabelle cuando ella era una recién nacida. Yo tenía seis años en aquel entonces, y mi conocimiento básico de mi especie era nulo, por lo que no la odié desde un primer momento, por decirlo de algún modo— dice —Éramos amigos, si es que verse una o dos veces al año se le puede considerar una amistad—

Escucho la voz de Mark resonar en mis oídos, sus palabras se desvanecen en un segundo plano mientras mi mente se sumerge en la revelación impactante sobre mis padres. Cada sílaba pronunciada por él es como un eco distante, eclipsada por la marea de pensamientos que inundan mi mente.

Mis padres, figuras que creía conocer íntimamente, ahora se presentan como desconocidos que han tejido una vida oculta frente a mis ojos. Las palabras de Mark resuenan con una verdad cruda y dolorosa, revelando una red de engaños que han envuelto mi realidad durante años. Me siento como una marioneta, manipulada en la danza de una farsa cuidadosamente orquestada.

Los Marshall #PGP2024Where stories live. Discover now