༻ Capítulo 42: Esperaré a que regreses ༺

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Mientras los vientos fríos causaban estragos en la ciudad, ochocientos soldados marcharon al unísono fuera de las puertas de la ciudad, esperando que Xiao Zhige los condujera a Yanzhou. Estos eran los soldados leales de Xiao Zhige que él había traído a Yejing desde Yanzhou, habiendo pasado tres meses de un descanso pacífico en el próspero Yejing, todos estaban con la moral alta, listos para la pelea.

También se había hecho un anuncio imperial de que el Señor de la Guerra del Norte regresaría a Yanzhou para luchar contra el pueblo Beidi.

Envuelto en un abrigo de piel, An Changqing estiró el cuello tratando de mirar a través del polvo humeante en la distancia. Tocó la bolsa que había sacado con él, dentro había algo de ropa, comida seca y vino que había preparado especialmente para Xiao Zhige, aunque probablemente ya estaba en las puertas de la ciudad, listo para partir.

An Changqing estaba preocupado de que no tuviera la oportunidad de pasarle la cartera. Suspiró y abrazó la bolsa.

El sonido lejano de los soldados había llamado la atención de muchos fuera de la ciudad. El comedor de beneficencia de la mansión Wang estaba ubicado fuera de las puertas de la ciudad. Además de repartir gachas de avena calientes todos los días, este sencillo comedor también estaba equipado con una gran chimenea con carbón encendido para brindar refugio temporal a quienes no tuvieran otro lugar a donde ir durante la noche. En comparación con la mayoría de las posadas de bajo costo, muchos preferirían reunirse en el comedor por la noche. Por lo tanto, además de los mendigos y los refugiados, algunos eruditos pobres también pasaban la noche en el lugar.

Como tal, había dos grupos distintos acurrucados en el cobertizo: los eruditos y los mendigos.

Un viejo mendigo escuchó el sonido de cascos de los caballos pisoteando y suspiró: "Otra batalla va a comenzar. Escuché que muchos en el norte han muerto a causa de la tormenta de nieve. No estoy seguro de que podamos ganar esta vez".

"Con la protección del Señor de la Guerra del Norte, ¿esa escoria de Beidi todavía tiene las agallas para atacar?"

"¿El Señor de la Guerra del Norte no ha estado ausente de la frontera?", alguien susurró: "Esos bárbaros desvergonzados deben haber aprovechado este momento para atacar. Si logran atravesar las defensas de la ciudad, se perderán innumerables vidas".

Los mendigos discutían a un lado mientras los eruditos se sentaban y escuchaban. Uno de ellos no pudo evitar reírse y habló: "El señor de la guerra del norte no es el único general en todo Daye, no depende únicamente de él para asegurar la frontera. Es un general despiadado pero ustedes lo tratan como si fuera el Bodhisattva benévolo. ¡Qué montón de ignorantes!"

El erudito que acababa de hablar vestía pulcramente con una túnica gris acolchada de algodón y aunque estaba hacinado en el no muy espacioso comedor se movía con orgullo mientras miraba a los mendigos con desdén.

Los ojos de los mendigos se volvieron rencorosos hacia el erudito. El viejo mendigo agitó la mano indicando a los demás que matuvieran la calma, y luego le dijo al erudito: "Nosotros, los mendigos, somos analfabetos, pero aún sabemos que no debemos morder la mano que nos da de comer. ¿Este joven maestro aquí está tan disgustado con el Señor de la Guerra del Norte pero está totalmente de acuerdo con aceptar la buena voluntad de la mansión Wang?"

¿Quién no sabía que el comedor de beneficencia de las afueras de la ciudad fue construido por la mansión Wang? Además, los precios de los cereales y la ropa de invierno habían subido en todas partes, pero solo los de las tiendas de la mansión Wang permanecían igual. Gracias a esto, las otras tiendas que no pudieron realizar ninguna venta se vieron obligadas a bajar sus precios.

The Tyrant's Beloved Empress // Traducción EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora