Capítulo 17

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— Bueno. Yo. Eh - No sabía cómo decírselo qué vergüenza estoy pasando.

— Dime pues - Se quedó pensativo y después me miro incrédulo.

— Ya se. Estás en tu periodo porque estás mas gruñona de lo normal y todo te está molestando - Aquella declaración me dejó con los ojos de par en par.

— ¿Contento? ya lo sabes. Y no siempre que tenemos la menstruación nos enojamos - Porque los hombres siempre nos tienen en ese concepto, él no dice nada así que me voy a la cocina para servir nuestra sopa.

Estamos en el comedor y lo noto algo inquieto como que quiere decirme algo pero no puede, se detiene hacerlo. Yo le doy su tiempo asta que se decida.

— No me gusta ver ah ese idiota cerca de ti - Y volvemos con lo mismo.

— ¿Hablas de Giorgio?. Déjame decirte que no pienso dejar mi amistad con el - Le digo con mi vista en mi plato de sopa.

— Mañana no vas a ir a esa fiesta - Rápidamente lo miro.

— Pero tu que te estás creyendo para prohibirme cosas. Y cómo sabias de esa fiesta - Enarco una ceja mientras lo miro.

— Solo te digo que no vas a ir a esa fiesta mañana y punto - Dice dejando el tema por terminada. pero yo como soy yo protesto.

— Ya te eh dicho que tú no decides por mí lo que debo o no de hacer entiéndelo. Y no quiero discutir mas este tema con tigo - Lo señalo con mi dedo índice.

— No iras y ya está decidido - Con eso se levanta lleva su plato a el lavado y se encamina para la puerta.

— Cierra bien la puerta, espero que mañana no me busques por qué no voy a estar ni mucho menos te haré caso - Le digo cuando está en la puerta.

— Ya lo veremos - Con eso sale y cierra de un portazo. Suspiro fuerte pero que se está creyendo el cretino ese.

Al otro día me levanto, me doy una larga ducha arreglo mi bolso desayuno y decido salir rumbo a la universidad. Pase una noche pésima con esos insoportables dolores.

Estoy ya en mi casillero sacando los libros de mi primera clase cuando veo que a lo lejos se acercan mis amigos con una hermosa sonrisa.

Cuando están a mi lado los saludo a todos con un enorme beso en la mejilla. Ciento la mirada de Caled en mi espalda estoy segura que se trata de el.

— Esta noche va ser inolvidable - Dice un emocionado Giorgio. Y todos reímos.

— Espero que si - Digo ya que muy poco salgo y temo que Caled haga algo estupido.

Nos dirigimos cada quien a su clase. La verdad estoy algo asustada ya que el silencio que se manda Caled es algo raro que estará planeando.

Estamos en el jardín acordando todo para la salida. Giorgio pasará por mi mientras que Elliot va por mi amiga Laura a su casa.

Caled en toda la última clase se mantiene con una chica rubia que le sonríe a todo lo que le dice, no me mira solo me ignora. Por una parte me duele por que la verdad es que a mi me gusta.

Decido ignorarlos y seguir con mi actividad. A la salida me encuentro otra vez con los chicos, cuando terminamos de hablar me dispongo a ir a mi trabajo.

Las horas se han ido rápidas ya estoy a media hora de salir y la verdad el silencio de Caled me está preocupando que tendrá pensado hacer Dios que estrés.

— Bueno Laura mi amigo Elliot y su novia pasarán por ti a eso de las nueve y media, yo te escribo cuando vallan por ti - Le digo en la salida a mi amiga.

— Muy bien lía nos vemos. esta noche será de locos - Las dos nos carcajeamos.

Ya en la casa no hago oficio porque ayer como hice no tengo que hacer tanto hoy así que me fui a dar una larga ducha. No se que ponerme, me siento desnuda con los vestidos y busco a mi plan B.

— Hola.. Laura me puedes ayudar para elegir algo no sé qué ponerme - Eh decidido llamar a mi amiga para que me aconseje.

— Lía solo busca un vestido negro corto y ya estoy segura de que tienes uno - Dice ella al otro lado de la línea.

Hay no se.. bueno buscaré algo, gracias - Con eso cuelgo.

Que difícil es buscar algo para salir. Más de cuarenta y cinco minutos me lleve buscando que ponerme y di con un vestido negro de cuello alto.

Ya estoy lista esperando a mis amigos para salir. Me puse el vestido con unas sandalias de tiras a las rodillas ya que mi vestido es algo corto y pues siento que estoy más segura con eso.

Mi maquillaje no es tan exagerado, lo hice al natural. Estoy en la cocina tomando agua y no sé si tomarme las patillas para el dolor o no.

Es obvio que en fiesta se toma así que decido no tomármelas. Subo a mi cuarto por mi bolso y miro la hora faltan quince para que Giorgio pase por mi.

Estoy en el mueble sentada esperando asta que se escucha el toque en la puerta, me levanto como un resorte para abrirla, cuando lo ago mi cara cambia radicalmente.

Pero que hace el aquí después de estarse riendo con esa tipa e ignorándome todo el día será cretino. No lo pienso dos veces y decido serrar la puerta.

Obvio él fue más rápido que puso él pies en esta y me impidió serrar por completo. Sus ojos azules como el mar me atrapan y se ve tan hermoso.

— Me estás lastimando él pies - Pone cara de dolor.

— Pues sácalo y vete de aquí - El me ignora y forcejea para poder entrar.

— Quien te crees para entras así a mi departamento. Vete ya - Digo pensando que podrá llegar Giorgio y nos encuentre así.

— No irás a ninguna fiesta y punto ya te lo eh dicho - Me dice con vos dura.

— Que si voy a ir. no eres nadie para decirme que no a algo - Él se jala los cabellos desesperado.

— Quédate con migo lía - Aquello me dejó paralizada que más deseaba que estar con él pero no iba a caer.

— No.. mejor ve y le dices eso a tu querida rubia de hoy - No se ni porque le había dicho eso pero bueno.

— Quiero estar es con tigo no con ella - Habla como si nada.

— Vean pues ya que te boto es que vienes para donde mi. No soy segunda opción de nadie - Le dije ya molesta.

— Claro que no lo eres, siempre serás la primera con quien estes - Aquello me hizo latir el corazón más fuerte y estrujar el estómago.

Le iba a responder pero el sonido de la puerta nos interrumpe. Lo miro a los ojos y ahí algo de súplica en ellos de qué no me valla.

— Por favor lia no vallas - Me habla cuando estoy por ir a la puerta, ya no sé qué hacer. Él se queda detrás de la puerta mientras la abro.

— Lía querida estás bellísima - Exclama Giorgio al verme.

— Gracias. Tu no estás nada mal - Le digo con una sonrisa.

Él está vestido con unos vaqueros negros y una camisa morada se ve sexy. El me mira como diciendo nos vamos ya o qué esperas.

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