Capítulo 5: Cuando todo sale mal

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Alexis

La puesta del sol era hermosa detrás de la sombra de aquel imponente castillo pareciese como si este se estuviera incendiando. Ese sería un sueño hecho realidad para Alexis.

-¿Listos chicos?- Pregunto Alexis volteándose a mirar a sus demás compañeros.

-Estamos listos desde el momento en que nacimos.- Dijo Alan mientras se cubría el rostro con una pañoleta negra.

-Vamos no seas dramático Alan.- Robín le había dado un leve golpe en la espalda a Alan y este cayó al suelo mientras Robín y María se burlaban.

-Si claro.- Se burló Alexis.
Entonces una pluma negra callo frente al rostro de Alexis y el sonido de un cuervo resonó en donde ellos se encontraban.

-Es la señal de Marcus.- Dijeron casi todos al unísono. Alexis solo asintió y subió la capucha de su gabardina negra y se colocó un paliacate negro que cubría su rostro dejando solo al descubierto sus ojos.

-Es hora de la diversión.- Aquel cuervo que revoloteaba alrededor de ellos bajo en picada y se colocó sobre el hombro de Alexis soltando un fuerte graznido que avisaba que el infierno se estaba por desatar.

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Sangre y cuerpos de los guardias estaban a los pies de Alexis mientras ella sacudía su espada de un lado a otro intentando quitar de toda la sangre que la cubría.

-¡Maldición!- Intento exclamar un guardia al ver la masacre que estaba al frente suyo, pero entes de poder decir algo más su cuello ya había sido cortado y este se desplomo en el suelo.

-Deberías ser más cuidadosa Alexis.- Decía Alan mientras pateaba el cadáver del soldado.- ¿Ya sabes dónde se encuentra el Rey?- Pregunto Alan.

-Vamos no tenemos que ser apresurados, además también había venido por otra cosa.- Alexis saco de su bolsillo aquel delicado pañuelo de seda de uno de sus bolsillos y exalo su aroma con fuerza.-Sabes, siempre he querido ver el cuerpo de una princesa.- Alan rio levemente.

-Tú y tus gustos raros ¿sabes que por eso la inquisición te pueden acusar de demonio?

-Acaso no lo soy.- Replico Alexis.

-Bueno, te cubriré por unos 20 minutos, creo que para ti será más que suficiente.- Alan volteo a ver dónde se encontraba anteriormente Alexis y está ya había desaparecido, el solo chasqueo la lengua y luego rio.

-Valla chica impaciente.

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Aquella alcoba era la más grande que Alexis jamás había visto, en esta se encontraban varias pinturas y varios tipos de pinceles y acuarelas.

-Hum, una chica productiva.- Dijo Alexis mientras admiraba las pinturas de la habitación.

-Si quieres te puedo llevar a cabalgar otro día.

-¡¿Enserio?!

Se escuchó afuera de la habitación, sin pensárselo dos veces Alexis ya se había escondido dentro de un gigantesco closet de madera. En unos cuantos minutos una chica de cabello rubio largo hasta la mitad de la espalda entro a la habitación, su piel era tan clara como la luna. Un extraño sentimiento recorrió a Alexis mientras ella solo se dedicaba a observarla mientras la bella chica que poco a poco se iba librando de sus pendas quedando en ropa interior. El corazón de Alexis ya había comenzado a latir a una gran velocidad y respiraba entrecortadamente. Entonces reacciono, le quedaba muy poco tiempo del que le había dado Alan.

Salió de su escondite y el un rápido movimiento con su gabardina provocó un fuerte viento que apago todas las velas que iluminaban la habitación.

-¡¿Pero qué?!- Fue lo único que la chica pudo exclamar antes de que Alexis se abalanzara sobre de ella cubriendo su boca para que esta no pudiese gritar.

-Shhhh, shhh silencio princesita.- Dijo con una voz siceante en el oído de la chica. Su mirada estaba completamente llena de terror aquellos ojos color zafiro hicieron que Alexis se quedara completamente inmersa en ellos mientras la chica hacia lo mismo. Sus ojos estaban tan llenos de pureza y de valentía; Un alma pura, pensó Alexis.

Es increíble como solo un acto puede ser tu perdición en su descuido la chica mordió la mano de Alexis fuertemente y ella se apartó violentamente. Ese fue otro error, apartarse violentamente. La princesa tuvo su oportunidad y sin pensárselo dos veces grito a todo pulmón.

-¡Guardias! ¡Auxilio! ¡Guardias!

-¡Maldita perra!-Fue lo único que pudo gritar Alexis antes de que un guardia pelirrojo entrara a la habitación seguido por otro 5 más.

- ¡Atrapen al intruso!- Grito el guardia pelirrojo que de inmediato desenvaino su espada y se arremetió contra Alexis. Un choque de espadas sonó en la habitación.

-Tsk.- Carraspeo el guardia pelirrojo, Alexis había bloqueado el ataque de la espada dirigida a ella con una pequeña daga del tamaño de su mano. Mientras que el chico había descuidado su guardia dejando completamente al descubierto su estómago.

- Regla número uno muchacho, nunca bajes la guardia.-Entonces en un rápido movimiento ella arrojo lejos la espada y dio una fuerte patada en el estómago del chico, este cayó al suelo intentando recuperar el aliento.

-¡Atrápenlo!- Gritaron los demás guardias.

La silueta de un cuervo pasó por la ventana y este grazno dos veces. La mirada de Alexis cambio súbitamente a una de terror. Todo había salido mal, esa era la señal de retirada.

-No...-Alexis solo contemplaba al ave alejarse entre la oscura noche. Un fuerte golpe recorrió su espalda y ella se desplomo en el suelo. Lo último que pudo ver antes de desmayarse fueron esos hermosos ojos zafiro que la observaban con una gran preocupación.

Yo no soy tu príncipe [yuri/lesbico]Where stories live. Discover now