Capítulo 37: Nieve, sangre y sollozos

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Lucy

-¿Me amas?-Repitió la pregunta. La pelinegra mostraba angustia y temor en su mirada. ¿Por qué Alexis se comportaba de esa manera? La pelinegra no era de esas chicas que mostraban sus sentimientos y emociones a cualquiera. Posiblemente los años separada de ella le habían hecho cambiar en aspecto pero de algo estaba segura... No le daría la respuesta tan fácilmente.

Lucy sonrió maliciosa, acariciando delicadamente el rostro de la sensual asesina. Depositó un fugaz beso en su mejilla y disimuladamente retrocedieron unos pasos.

-No te lo diré.-Se lo pensó por unos momentos y seguido de chasquear los dedos con entusiasmo.- A menos que me ganes en un duelo.-Por unos segundos su mirada psicótica regreso, algo que Alexis no pasó por alto y sonrió dispuesta a enfrentar a su amada.-Y bien ¿Qué dices?-Preguntó la rubia, acariciando un mechón del oscuro cabello de la chica de ojos verdes.

-Oh vaya... y yo que pensaba que al recuperar tu memoria volverías a ser inocente.

-La inocencia se escapó de mí hace mucho tiempo... O más bien desde que tú te cruzaste en mi camino.-Rozó sus labios. Alexis se inclinó ligeramente para por fin sellar su beso pero en cambio Lucy le dio una leve mordida en el labio inferior, provocando que la pelinegra lanzara un leve quejido.

-¿Luchas por la verdad o te resignas por el miedo?.-Preguntó la princesa mientras fruncía el ceño. Ella iba en serio y eso al parecer fue lo que impactó a Alexis, quien soltó una risilla, tan femenina y hermosa. Un sonrojo inesperado se asomó por las mejillas de Lucy. ¿Por qué demonios era condenadamente sensual y tierna a la vez?

Los ojos de Alexis brillaron. La princesa se preguntaba el porqué de ese peculiar brillo que aparecía cada que Alexis peleaba o se excitaba. Incluso le llegaba a recordar a los ojos de un gato, tan brillantes que incluso en la oscuridad eres capaz de distinguirlos.

-Yo lucho por la verdad, mi preciada reina.- Alexis hizo una reverencia apoyando su pierna izquierda en el suelo y de su cinturón desenvainó una espada muy peculiar. Incluso podría jurar que con esa misma arma le había encontrado la noche anterior, justo cuando la pelinegra lanzó aquel objeto hacia su escondite haciendo revelar su ubicación. Sí, ¡definitivamente debía de ser esa espada! Agudizando más su mirada en la punta, se alcanzaba a distinguir una ligera y apeas perceptible mancha de sangre.

-Este es un regalo de mí para ti. Fue hecho por los herreros de las frías montañas de Klaril, donde el sol no existe. Su mango esta hecho de oro puro sacado de la guarida del dragón Ónix y el filo de la espada fue hecho a base del cuerno de un unicornio. Como puedes ver, al momento en el que la vi no pude evitar pensar en ti, un arma tan fina, delgada y a la vez mortal... tal y como tú. Y en el centro del mango, un zafiro... sí, un zafiro común. Bueno, en fin, tuve que casi prostituir a Alan y a María para poder pagarla.-rió entre dientes.- Y aunque suene raro de mí decirlo, esta vez no quería robarla, si era para ti sería un insulto si la hubiese conseguido de esa forma.

-¿Y si no la quiero?-preguntó divertida.

-Te la meto por el culo.

Lucy rió eufóricamente, mientras la pelinegra seguía arrodillada con la cara arma en sus manos.

-Está bien, mi amado príncipe. La aceptaré gustosa para clavártela en tu bien formado cuerpecito.

-Yo no soy tu príncipe.-Aclaró seriamente.- Pero me será un honor, su majestad.

Sus miradas se conectaron y se sonrieron con ternura.

-Estás hecha a la medida para mí.-Dijo la pelinegra.

-Déjate de cursilerías que ya quiero volver a destrozarte tu bonito y estúpido rostro.-Decía mientras se ponía en guardia, empuñando la espada que le regaló Alexis en sus manos. La joven de oscuros cabellos finalmente se levantó y sacudió un poco de la nieve que se había quedado en su rodilla.

Yo no soy tu príncipe [yuri/lesbico]Where stories live. Discover now