Capítulo 8. Porros

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Spring Lake es un lugar hermoso, con un grande lago justo en el centro y muchas avenidas llenas de flores blancas y casas restauradas. Está a punto de oscurecer, sin embargo el cielo aún está teñido de rosa y naranja pastel.

La vista es muy bonita, pero, mientras camino junto a Daisy hacia la casa de Connor, no puedo pensar en nada que no sea Lucas.

Daisy me ha contado que está en nuestro mismo curso, pero en diferente sección, así que probablemente un día de estos lo tendré cara a cara. Además, está en el equipo de fútbol y en el programa de radio de la escuela, así que su voz es la que oímos todas las mañanas durante los anuncios que preceden el saludo a la bandera. Desde hoy odio esos anuncios.

-¡Pensaba que no iban a llegar! - exclama Jeff al vernos a mí y a Daisy esperando fuera de la verja que nos separa del jardín de Connor -. ¡Entren! -, dice, abriendo la verja desde adentro.

Nos conduce con su usual entusiasmo hasta el garaje, donde los componentes de nuestro grupo nos esperan. Eve está sentada en una esquina, y yo miro alrededor como una loca para comprobar que su novio no esté allí también.

-¿Todo bien?- me interroga Daisy, poniéndome una mano sobre el brazo.

Su mirada es de preocupación, y no la culpo: me he quedado parada en la puerta del garaje, con los ojos hechos dos fisuras en busca de mi peor enemigo.

Aadhya, que estaba afinando la guitarra de Connor, levanta los ojos frente a la pregunta de Daisy, como si estuviera interesada en mi respuesta. Siento sus penetrantes ojos marrones sobre mí mientras me analiza, intentando descifrarme y entender qué estoy escondiendo. No le he contado a nadie sobre lo que me ha pasado con Lucas, ni siquiera a Daisy. Ella solo sabe que lo he visto una vez en la calle, nada más, y prefiero que, por ahora, las cosas sigan así. Ya llegará el momento de hablar de Lucas más adelante, supongo.

Sacudo la cabeza para alejar los pensamientos que me agobian y le sonrío a Daisy.

-Claro, claro que está todo bien. ¡Entonces...!- exclamo, volteándome hacia Jeff y Connor porque ya no aguanto la mirada acusadora de Aadhya clavada en mí -. ¿Qué van a tocar hoy?

Jeff luce una sonrisa de oreja a oreja.

-La vez pasada hemos acabado de componer una canción propia- me explica, dirigiéndose hacia su batería -. Se llama "Call me by my name". Creo que la letras está genial.

Chloe, que estaba tirada en el suelo mirando una revista de música, coge su triángulo desde una estantería y se sienta cerca de la batería de Jeff. Connor se coloca su guitarra afinada sobre una rodilla y Aadhya extiende los brazos frente a su piano eléctrico. Daisy y Eve se posicionan tras unos micrófonos sonriéndose: son ellas las que darán voz a la canción.

Sentada en el grande sofá que abarca casi todo el largo de una de las paredes, yo me siento bastante inútil. No sé tocar nada ni cantar, mientras que mis nuevos amigos parecen tan profesionales y seguros de sí mismos...

Me olvido de todo esto cuando Jeff golpea las varillas de su batería tres veces en el aire antes de empezar a tocar, y una música dulce y rítmica llena el garaje.

Jeff tenía razón, la letra está genial, así como las voces de Daisy y Eve.

Cuando terminan, les aplaudo enérgicamente e intento silbar poniéndome dos dedos en la boca, pero no lo consigo. Eve se ríe de mi intento fallido mientras se deja caer en el sofá junto a mí.

-Bien, ahora que ya sabes que no somos solo unos aficionados de cuatro pesos- me dice Jeff sentándose a mi otro lado, -¡puede empezar la fiesta!-

Antes de que pueda preguntarle exactamente qué significa eso, él saca de los bolsillos de su chaqueta un canuto y un mechero, y nos mira a todos con ojos emocionados. Mientras prende el canuto, Aadhya bufa y se da la vuelta.

-Yo paso de esa mierda-, dice, y se dirige hacia el baño.

Eve se encoge de hombros.

-Bueno, más hierba para nosotros.

Yo sonrío, incómoda. Daisy y Connor están sentados en el suelo frente a nosotros, y parecen tener ganas de fumarse el porro tanto como Eve y Jeff. Aadhya ya ha desaparecido, y yo, que nunca he fumado antes, no sé si hacer como ella o quedarme aquí sentada y aceptar el canuto.

Después de todo, Aadhya ya es amiga de todos desde hace bastante tiempo, por lo que tengo entendido, y por lo tanto puede permitirse hacer la moralmente correcta e irse mientras ellos fuman; yo, sin embargo, acabo de integrarme, y si me hecho para atrás ahora tal vez pensarán que soy una aburrida y que no vale la pena estar conmigo.

Por eso mismo, cuando Eve me pasa el canuto, doy una calada yo también... y acabo tosiendo como una enferma. Como era de esperarse, los demás se echan todos a reír.

-Es tu primera vez, ¿verdad?- me pregunta Eve, y luego se lleva las manos a la boca con expresión teatral -. Eso sonó demasiado mal.

Nos reímos otra vez. Me pica la garganta y el humo del canuto me enrojece los ojos, pero no dejo de sonreir ni por un instante. Si pongo caga seria resultaré una sosa, y eso es precisamente lo que estoy evitando.

-Venga, dale una calada más, novata- me incita Jeff.

Lo hago, con el corazón que me taladra el pecho y las manos que me tiemblan, y esta vez logro no toser.

Bien hecho, Vi.

Mi conciencia me anima mientras le paso el porro a Connor.

-¿Cómo te ha ido con Lucas? - le pregunta Chloe a Eve, moviendo el centro de atención de mí a su hermana.

Al escuchar el nombre de Lucas me estremezco, y de repente deseo con todas mis fuerzas que el canuto me haga efecto lo antes posible para olvidarme de la fea cara del novio de Eve guiñándome el ojo.

No es feo para nada, me susurra mi conciencia, y de repente siento calor en las mejillas.

-Cállate- siseo en voz alta, y cuando me doy cuenta de lo que he hecho, es demasiado tarde.

-¿Estabas hablando conmigo?

Chole me está mirando a través de sus pequeños ojos almendrados, y yo me he quedado en blanco. De repente, no me acuerdo cómo se habla.

-No, yo... Eh... Yo.. yo le estaba hablando a mi... Bueno, sí, le estaba hablando a mi c-conciencia.

Hay un momento de silencio, y después de habernos mirado entre todos, nos echamos a reír a carcajadas.

-¡Eso es lo malo de ser novata! - exclama Jeff, quitándome el canuto de las manos -. Cuando pruebas un porro por primera vez, te pega muchísimo.

-Pero tranquila- me susurra Daisy, colocadísima ella también: - Después de unas cuantas veces, te vas a acostumbrar.

Simplemente VanesaWhere stories live. Discover now