Capítulo 16. Una sorpresa desagradable

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Por fin llegamos a mi casa, que es la más pequeña de todo el barrio. Está pintada de color nata, y en el jardín ya han florecido las rosas que habían sembrado los viejos propietarios. Mi padre se ocupa de regarlas todas las mañanas, porque dice que eran las flores favoritas de mi madre y por lo tanto le tiene mucho cariño.

Miro las casas a los dos lados de la mía con admiración mientras paso las llaves por la cerradura de mi puerta; la de la derecha está abandonada, mientras que la de la izquierda es gigantesca y tiene muchas flores voluptuosas creciendo en sus parterres. Un estrecho sendero de grava conduce hasta la puerta, que desprende olor a barniz fresco y tiene cristales opacos para que no se vea lo que hay adentro. Ya quisiera yo vivir en una casa como esa.

-¡Papá, ya llegué!- grito, cerrando la puerta a mis espaldas.

Chris deja escapar un suspiro en cuanto entra al salón, y luego se lleva las manos a la boca, exaltado.

-¡¡¡A tí también te gusta Gloria Trevi!!!- exclama en cuanto ve el póster de la cantante pegado encima del sofá.

-¿Y este quién es?

La voz de mi padre irrumpe en el salón, haciendo eco porque el cuarto tiene muy pocos muebles (solo hay un sofá, una tele y una mesita con encima la computadora de mi papá).

-Christian Montoya-, se presenta Chris, estrechándole la mano a mi padre, que lo mira con desconfianza-. Soy un amigo de clase de Vi.

Papá lo mira de arriba a abajo, deteniendo la mirada sobre sus tatuajes.

-Oye, princesa, no será ese el tipo que te hizo fumar marihuana la vez pasada, ¿No?

Mi padre me mira, escéptico, y yo bufo mientras Chris ahoga una risita.

-No, no temas. Esos... Son otros amigos.

-Vaya, no sabía que la pequeña enana tuviera el descaro de volver fumada a casa- bromea Chris, y, antes de que mi mirada pueda matarle, oímos la voz de Juancho que grita desde las escaleras: -¡Papá, tráenos más Chamoy!

En cuanto oye la palabra "Chamoy", los ojos de Chris vuelven a destellar. Debe de amar seriamente las cosas picantes.

Mi padre deja escapar un largo suspiro mientras se dirige hacia la cocina en busca de la salsa. Gracias a Dios no me ha preguntado porqué he llegado a casa tan temprano; de todas formas, creo que ni se acuerde cuándo terminan mis clases.

-¿"Tráenos"?- digo mientras lo alcanzo-. ¿A Juancho y a quién? No me digas que mi hermano ha traído una chica a casa en su primera semana aquí, porque juro que le parto su...

-Nah, de qué hablas- me interrumpe papá, con la cabeza metida hasta el cuello en la alacena -. La única que trae chicos a casa eres tú, mi amor.

-Ay, enanita, eres muy traviesa- sisea Chris desde el salón.

Papá saca la cabeza de la alacena y empuña victorioso el bote de Chamoy. Tiene una sonrisa malévola en sus labios.

-Tu amigo tiene razón- suelta, y yo me cruzo de brazos, indignada.

-¿Qué pasa? ¿Chris y tú se conocen desde hace menos de cinco minutos y ya se aliaron contra mí?

-Tú lo dijiste- sueltan papá y Chris a la vez, a lo que yo pongo los ojos en blanco.

-Ahora en serio, pa, ¿Con quién está Juancho?- sigo preguntando, mientras mi padre sube por las escaleras hacia la habitación de mi hermano.

-Con un amigo suyo- me responde, distraído-. Dijo que se llama Lucas o algo así.

Me detengo en seco en el medio de las escaleras, y Chris, que me estaba siguiendo, choca contra mi espalda. Ni siquiera noto dolor en la espina dorsal cuando esto pasa. De repente estoy tan roja de rabia que la sangre burbujea en mis venas enloquecidamente y mi pulso se acelera a la velocidad de la luz.

Hoy va a ser una tarde muy interesante, supongo.

Simplemente VanesaWhere stories live. Discover now