Capítulo 42. Casar, matar o coger

68 30 15
                                    

Apoyo el pincel que he estado usando a un lado y miro con orgullo mi obra maestra; la máscara que he pintando de blanco y rojo me devuelve la mirada, inexpresiva.

-Todavía no nos dijiste de qué te vas a disfrazar, Vi- subraya Eve, acomodándose mejor en el piso y mirando algo en su móvil-. ¿Será una sorpresa o algo así?

-Sí, creo que sí...- respondo, y me levanto para tomar unas tiras de satén rojo de la caja de disfraces.

Llevamos casi dos horas sentados sobre el frío suelo de la habitación de Daisy, cociendo y pintando los materiales que encontramos para armar nuestros looks. Eve, por supuesto, ya ha comprado por Internet lo que necesitaba para el suyo, así que se limita a mirarnos de vez en cuando y a darle like a las fotos de Lucas en Instagram.

-Yo seré un enorme caimán homosexual- anuncia Jeff, enseñándonos su capa verde con escamas arcoíris de cartulina. Está impregnado de purpurina, porque, claramente, Jeff no sería Jeff sin ella.

En estas horas, he descubierto que Daisy es sorprendente buena cociendo. Dale una aguja y un poco de hilo (preferiblemente rosa), y te hará una falda de tul, una cola de unicornio peluda y pulseras de tela: resultado garantizado.

Ahora mi amiga mira orgullosa su disfraz, y esboza una pequeña sonrisa: le ha quedado genial.

-¿Jugamos a algo?- pregunta en tono inocente.

Una de las cosas que más me gustan de ella es que parece no agotarse nunca: en cuanto termina una actividad, enseguida piensa en la siguiente. Es como un celular sin límite de batería.

-Vale- Eve se incorpora y se sacude la purpurina que tenía encima-. ¿Qué tal "casar, matar o coger"?

-¡Yessss!- exclama Jeff, levantando un puño en el aire-. Yo hago los papelitos.

Oh no.

Siempre me ha puesto en crisis este juego, porque me lo tomo demasiado en serio. Una vez, jugando con mis compañeras de Texas, tenía que escoger entre Jhonny Depp, Ariana Grande y Cepillín. Cabe mencionar que la fantástica idea de poner entre las opciones a Cepillín, el payaso mexicano con cara de violador, había sido totalmente mía; sin embargo, no pensaba que me fuera a tocar a mí. Maldito karma.

Después de varios minutos de indecisión, mis compañeras empezaron a espetarme que solo era un juego y que decidiese ya. No entendían que, para mí, era cuestión de vida o de muerte.

Estuve otros diez minutos barajando las opciones, y al final me decidí por matar a Jhonny Depp y Cepillín, casarme con Ariana Grande y cogérmela también. Sé que esto teóricamente no se puede hacer, pero la idea de mantener relaciones con un payaso o ser la dulce esposa de un drogadicto me repelía. Prefiero ser lesbiana que estar con hombres así.

Después de haber cortado un papel en muchos más pequeños, Jeff agarra una pluma rosa y se desploma en el suelo junto a Eve.

-¿Vas a poner nombres de famosos?- pregunto, cociendo una tira roja a un especie de kimono que he encontrado.  De repente, suelto un gruñido gutural: me he picado con la aguja.

Miro como una boba mientras en mi dedo aparece una sutil línea blanca, reemplazada poco después por un hilo de sangre. Esta es una confirmación adicional de que yo y las agujas somos dos mundos incompatibles.

-Voy a poner famosos y conocidos- contesta Jeff, sin despegar los ojos de los papelitos.

¿He escuchado bien?

Si ya me sentía incómoda con nombres de famosos, con nombres de conocidos voy a morirme directamente de vergüenza.

Trago lo más sigilosamente posible mientras intento no protestar: otra vez, no quiero parecer aburrida. Aunque este juego me cague y preferiría pincharme mil veces con la aguja que decidir a quién cogerme, permanezco callada. Como siempre, las palabras que se acumulan en mi garganta son reprimidas por el deseo de encajar.

Simplemente VanesaWhere stories live. Discover now