Capítulo 25. El mago de Oz

72 53 32
                                    

Ty y yo llegamos al comedor cuando casi todos se están marchando. Choco con un chico latino con el cabello pintado de violeta mientras entro, llevándome una grata sorpresa: ahora los hispanos en esta escuela somos oficialmente cuatro, incluyendo a Chris, Connor y a mí.

Rebusco mi celular en mis bolsillos unas cuantas veces hasta que caigo en cuenta de que lo he dejado en mi mochila. Maldigo en voz baja, porque la última vez que la he visto ha sido mientras tenía un ataque de pánico en clase de mates.

Estoy a punto de pedirle a Ty que me acompañe a buscar mis efectos personales cuando vislumbro el icónico pelo verde fluorescente de Jeff en la lejanía, cerca de las papeleras. Está sentado de espaldas a la entrada en una mesa redonda, acompañado como de costumbre por Aadhya, Eve, Connor y... Daisy.

Madre mía, Daisy.

En tres zancadas, ya estoy frente a la mesa de mis amigos, con la boca abierta por la sorpresa de verlos a pesar de no saber muy bien qué decir. Todavía no se han dado cuenta de que estoy plantada ahí, porque todos tienen sus miradas compasivas apuntadas hacia una llorosa Daisy, que reposa la cabeza sobre el regazo de Connor. Ty me sigue, manteniéndose a un lado mientras pienso en todas las explicaciones que tengo que dar a mis amigos.

Antes de que pueda formular una frase sensata, oigo murmullos a mi alrededor e, instintivamente, pienso que los demás se están burlando de mí y de mi color de piel otra vez; sin embargo, en cuanto miro furtivamente a mis dos lados, me doy cuenta de que todos los presentes en el comedor están mirando a Ty, que no hace más que pasarse una mano por el pelo húmedo, visiblemente incómodo.

A pesar de que haya un montón de chicas babeando tras él, parece sentirse algo fuera de lugar; tal vez es por eso que disfruta de mi compañía, porque le proporciono un lugar seguro en el cual puede simplemente existir, en paz consigo mismo y lejos de cámaras y chismes. Conmigo no hace falta que sea encantador y que sonría siempre, aunque, al final de cuentas, lo hace igualmente, pero porque le nace del corazón.

Noto un flashazo en la cara y reconozco el típico chick que acompaña una foto. Parpadeo muchas veces para alejar los puntitos que me danzan frente a los ojos mientras una chica flacucha con el pelo marrón recogido en dos finas y cortas trenzas da saltos emocionada a mi alrededor.

-¡Taehyung Chi y Vanesa Gutiérrez están saliendo! - anuncia a los cuatro vientos, casi llorando de la emoción, y yo me vuelvo del color de los manteles de las mesas: rojo.

-No estam...- empiezo, pero la chava va demasiado a su bola como para prestarme atención.

Tiene los ojos pegados a su celular y está tecleando rápidamente algo que no puedo ver.

-Ay, Dios, ¡Esta noticia se va a volver viral!- exclama, al máximo de la felicidad, mientras otros cincuenta estudiantes se acercan a nosotros murmurando y chillando-. ¡Voy a volverme tendencia en Instagram!

Una chava con la nariz enorme y muchas mechas rosas en el pelo se acerca descaradamente a Ty ignorandome por completo, y le extiende una servilleta y una pluma para que la aurografíe.

Patética, pienso, mientras Ty acepta la pluma y deja su firma en la servilleta. La versión barata de Avril Lavigne se marcha victoriosa, reemplazada unos pocos segundos después por otro grupito de chicas muy atléticas que quieren que Ty les firme el brazo y la espalda. Me pregunto si se volverán a lavar después de eso, o prescindarán de su higiene personal por amor a Ty.

A mi izquierda, un bato asiático con papada flaccida y barriga excesivamente grande acaba de empezar un directo en Instagram, y gesticula como loco en dirección de Ty.

-¡Estamos en presencia de Taehyung Chi, mi gente!- grita, jadeando, y su voz aguda retumba en mis oídos como una canción mala de reguetón -. ¡Taehyung Chi está en mi misma escuela!

Simplemente VanesaWhere stories live. Discover now