Capítulo 40. Prácticamente blanca

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-Eres mi heroína- exclama Daisy, abrazándome-. Y tú también-, añade, rodeando la cintura de su gemela con un brazo.

-Ah, ya me estaba poniendo celosa- bromea Eve. Luego se vuelve hacia mí, divertida-. ¿Y tú por qué no te apuntas al equipo de porristas junto a nosotras, Vi?

Antes de contestarle, saludo con una mano a Jeff, Aadhya y Connor en cuanto diviso su mesa cerca de la zona de las bandejas.

-Las razones son infinitas; podría empezar contándotelas ahora y terminar mañana- admito.

-Veeengaaa- ruega Daisy, agarrándome de la mano y trotando a mi lado-. Sería genial si estuviéramos las tres juntas animando el partido de Homecoming...

-No me gusta que tanta gente me mire- confieso, observando con desprecio a los chavos a mi alrededor.

Una morra pelirroja con pecas y los pantalones manchados de pintura está bombardeando a un chico regordete con papas fritas, mientras que Jana flirtea con dos tipos altos y musculosos a la vez en una esquina. Los dos tipos visten la uniforme del equipo de fútbol de la escuela, y tienen cara de idiotas. Si por mi fuera, ya les hubiera pateado el trasero.

-Este lugar está a reventar de estereotipos- murmuro, disgustada-. Parece un casting de una nueva versión de una peli de John Hughes.

-Exepto que aquí nadie sabes quién es John Hughes- precisa Eve.

Asiento despacio.

-Y sabes que es lo peor? No reconocen las fuerzas históricas que han conspirado para convertirlos en quienes son.

Las tres nos echamos a reír. Eve se despega del brazo de su gemela y me pone una mano sobre el hombro. Con sus plataformas relucientes, me saca por lo menos ocho centímetros.

-En serio, Vi, tendrías que tomar en consideración lo de ser porrista. Hasta tienes el físico adecuado.

-Laia no me aceptaría nunca, y lo sabes- contesto-. No sé si te has dado cuenta, pero no hay chicas de color en el equipo.

Eve bufa.

-Pero, ¡Si tú eres práctica blanca!

¿Qué.

Carajos.

Dijo?

No es posible que dijera... No puede haberlo dicho. El mundo sigue yendo hacia adelante mientras yo me quedo en mi sitio. Miro a Eve extrañada, porque una parte de mí no se lo quiere creer, pero la otra me grita que sí es verdad. Que ese comentario es verdad.

-¿Perdona?- me paro diez metros antes de llegar a la mesa de nuestros demás amigos-. ¿Qué has dicho?

Eve levanta las cejas inocentemente.

-Que eres prácticamente blanca. O sea- me mira de arriba a abajo y me indica con una mano, como si fuera un mono de feria o algo así-. Tienes zapatillas Nike y eres fan de las hamburguesas, ¿Qué es más americano que esto?

Dios, Eve... Estoy a un paso de perder los estribos. Las reglas que creé yo misma para tener amigos están a punto de ser rotas por mi carácter impulsivo y sangrón, y no sé si es un bien o un mal.

-Que me gusten las hamburguesas no me hace menos negra, Eve- digo en tono tranquilo, aunque mi cuerpo esté ardiendo de rabia reprimida por dentro-. Nada nunca me hará menos negra.

Eve se lleva una mano a la boca. Parece que le han contado un chisme que no se esperaba.

-Lo siento- susurra, y me acaricia la espalda-. ¿Acabo de decir algo racista, verdad?

Simplemente Vanesaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن